"Han entrado ilegalmente: tienen que irse". Donald Trump ha vuelto a protagonizar telediarios y portadas de medios de comunicación en todo el mundo tras su anuncio de redadas para detener a inmigrantes ilegales en EEUU. El debate sobre la inmigración se ha avivado más, si cabe, y miles de personas se han movilizado a lo largo y ancho del país en contra de la decisión del presidente.
Los activistas se han lanzado a las calles para impedir las redadas y defender a los inmigrantes sin papeles en ciudades como Nueva York, Los Ángeles, Houston o Chicago. Las autoridades se han manifestado en contra diciendo que no cooperarán con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas estadounidense (ICE por sus siglas en inglés). Los opositores acusan al presidente de sembrar el pánico, la desconfianza y el racismo.
Las manifestaciones condenaban especialmente la separación de familias que suponen las detenciones y deportaciones, ya que los hijos de los inmigrantes ilegales, al haber nacido en suelo estadounidense, adquieren la ciudadanía americana. Los defensores de los derechos de los inmigrantes les animan a negarse a abrir las puertas de sus casas si son víctimas de una redada.
El alcalde de Chicago, Lori E. Lightfoot, desautorizó el pasado viernes el acceso del ICE a la base de datos de la Policía de la ciudad, además de aumentar los fondos para la protección legal de inmigrates. El sheriff del condado de Los Ángeles, Álex Villanueva, dijo en televisión que su departamento no colaborará con el ICE, mientras en Atlanta, la alcaldesa Keisha Lance Bottoms pidió a los inmigrantes indocumentados que no salieran de casa el domingo.
Propaganda política
Entre los demócratas y otros sectores existe la opinión de que Trump está buscando propaganda política y atención mediática, porque, si persiguiera la efectividad de aplicar las leyes de inmigración, no hubiera hecho tales declaraciones que sólo dificultan el trabajo de quiénes se dedican a la detención de los inmigrantes ilegales.
El ICE es la agencia encargada de hacer cumplir las leyes de inmigración y las operaciones que incluyen la detención y deportación de personas indocumentadas en el país. Es esta división de la Policía la que dirige las redadas y no la Casa Blanca. Las actividades del ICE responden a las órdenes de los jueces. Hay más de 2.100 sin papeles que han recibido un aviso de deportación que los invita a dejar voluntariamente el país, sólo 65 lo han hecho.
En un comunicado, el ICE decía que todos aquellos que estén violando las leyes de inmigración son susceptibles de ser arrestados, detenidos, e incluso, si así lo determinaba el juez, deportados. Esto no es nuevo. Las redadas se llevan haciendo rutinariamente desde hace años, también durante el mandato del expresidente Obama (que deportó a más de 2 millones, según el Pew Research Center), pero Trump las ha anunciado a bombo y platillo como si hubieran sido su idea original.
Sin embargo, las declaraciones de Trump han dificultado el trabajo de este cuerpo, que basa su efectividad en el factor sorpresa. Altos mandos del ICE denuncian que el presidente los ha "delatado" y que tendrán que esperar a que pase la atención sobre este tema para actuar. También han señalado que se pone en peligro a los agentes que realizan las operaciones (aclarar)
Carga contra las congresistas
Trump ha elevado el tono en contra de la inmigración en los últimos días, cargando incluso contra varias congresistas demócratas con raíces familiares en otros países. A través de mensaje de Twitter, el mandatario estadounidense las instó a que volvieran a sus lugares de origen, "países cuyos Gobiernos son una catástrofe total y completa, los peores, los más corruptos e ineptos del mundo".
La primera ministra del Reino Unido, Theresa May, ha salido en defensa de las mujeres demócratas, entre las que se encuentra Alexandria Ocasio-Cortez, calificando de "completamente inaceptables" los tuits de Trump. Nancy Pelosi, la líder de los demócratas en el Congreso, ha acusado al presidente de "comentarios xenófobos" que dividen a la sociedad estadounidense.
Ocasio ha condenado en Twitter los comentarios racistas del presidente y ha dicho que ese es el lenguaje de los supremacistas blancos. También decía que el hecho de que Trump se sienta cómodo liderando al partido republicano hacia un descarado racismo debería preocupar a todos los americanos. En otro tuit se lamentaba de que, si los funcionarios republicanos no se mostraban en contra, habrá que asumir que lo consienten.
Respuesta de las congresistas
Este lunes, las cuatro congresistas que se sintieron atacadas por los tuits del presidente Trump comparecieron en la Cámara para pedir a los americanos que "no muerdan el cebo" de este lenguaje que divide a la sociedad. También denunciaron que el mandatario sigue la "agenda de los supremacistas blancos".
Las cuatro mujeres -Ilhan Omar, Alexandria Ocasio-Cortez, Rashida Tlaib y Ayanna Pressley- pertenecen al sector progresista del partido demócrata, partidarias de políticas de izquierdas.
Omar ha sido la más contundente: "Es el momento para dejar de permitir que este presidente se burle de nuestra Constitución", ha afirmado, "es el momento de someterle a impeachement".
Mientras ellas hablaban, Trump tuiteó: "¡Están respaldando el socialismo, el odio a Israel y a los Estados Unidos de América! ¡No es bueno para los demócratas!".