A Donald Trump se le va complicando la carrera presidencial por momentos a cuenta del impeachment y de los nuevos reveses judiciales que podrían obligarle a hacer públicas sus declaraciones de impuestos. Y pese a todo, las encuestas siguen arrojando que su reelección en 2020 es más que posible. La razón, al margen del apoyo incondicional de sus bases, podría estar en el momento de alta división que atraviesan los demócratas, en plena batalla por la candidatura presidencial y en disputa por un electorado dividido en dos, los tradicionales votantes moderados y un nuevo perfil más a la izquierda.
Para analizar el desgaste del presidente, hay que tener en cuenta que el proceso de juicio político para destituirlo sigue adelante en la Cámara de Representantes, cosechando cada día un mayor respaldo público. Este fin de semana Fox News, cadena conservadora cercana a Trump, sacaba una encuesta que sitúa ya en el 49 por ciento el número de votantes a favor del impeachment. "Yo tengo los sondeos verdaderos. Los de CNN son falsos. Y los de la Fox siempre han sido terribles. Les digo que deberían conseguir un nuevo encuestador", respondía el magnate ante el mal dato.
Las cosas no le ha ido mejor con el inicio de semana. Este lunes, un tribunal federal de apelaciones de Nueva York abría un nuevo frente a la Casa Blanca. Tres jueces dictaminaron que las declaraciones de impuestos que Trump lleva negándose publicar desde que inició su incursión en política deben ser entregadas como parte de una investigación criminal que está llevando a cabo la Fiscalía de Manhattan.
Los magistrados han vuelto a rechazar el argumento de la inmunidad presidencial, alegando que no puede aplicarse a todo lo que rodea al comandante en jefe. No obstante, el abogado de Trump, Jay Sekulow, ya anunciado que recurrirá al Supremo.
Esta investigación trata de esclarecer si justo antes de las presidenciales de 2016, el magnate compró el silencio de dos mujeres para que no revelaran las relaciones íntimas que mantuvieron con él hacía años. En concreto, se trata de la estrella del porno Stormy Daniels y la modelo de Playboy Karen McDougal.
Pese al fallo judicial, lo cierto es que este escándalo, como otros relacionados con su vida privada, lleva meses coleando sin que hasta ahora haya supuesto un vuelco en el apoyo de los votantes conservadores al presidente, por lo que aún no está claro si afectará a su carrera a la reelección.
Empate técnico con Biden
Antes de que saltara esta noticia, las encuestas adelantaban que las presidenciales de 2020 estarán reñidas, incluso con independencia de quién sea finalmente el rival de Trump.
Los sondeos de este lunes muestran que los demócratas llevan la delantera en el conjunto del país, en concreto, los tres aspirantes que lideran las primarias: el exvicepresidente Joe Biden, el senador Bernie Sanders y la senadora Elizabeth Warren. Todos ellos, según recoge CNN, cuentan con un mayor apoyo que Trump a escala nacional. Esto también ocurría en 2016 con Hillary Clinton, que siempre llevó ventaja demoscópica en el conjunto del país.
Sin embargo, por el funcionamiento del sistema electoral norteamericano, para alcanzar la Casa Blanca no basta con vencer en número de votos, sino que es preciso ganar en una mayoría de estados, especialmente en los llamados clave. Y ahí está la batalla ahora. Michigan, Arizona, Florida, Iowa, Carolina del Norte, Wisconsin y Pensilvania pueden decantar dentro de un año las presidenciales.
Las encuestas de The New York Times Upshot y Siena College señalan que la situación en estos campos de batalla es casi de empate técnico cuando Trump se mide con Biden, un perfil más moderado y dentro de los parámetros tradicionales del establishment político de Washington. No obstante, cuando los que están en liza son Warren y Sanders, del ala más progresista, el republicano se impone.
El peligro progresista
A tres meses de se celebren los caucus de Iowa, las asambleas de elección de candidatos consideradas el inicio de la carrera presidencial, las encuestas señalan a Biden, Warren y Sanders como nombres fuertes de los demócratas. Esto preocupa a los líderes del partido, ya que alguna de las propuestas de los aspirantes alejan al votante de centro.
La presidenta de la Cámara de Representantes y líder demócrata, Nancy Pelosi, advirtió este fin de semana de que las propuestas más progresistas del ala liberal de su formación pueden perjudicar el resultado de las elecciones.
La veterana política californiana se refiere a iniciativas como 'Medicare para todos' o un impuesto al patrimonio promovido por Warren y Sanders, que inquieta a Wall Street. "Lo que funciona en San Francisco no necesariamente funciona en Michigan", dijo Pelosi en una entrevista con Bloomberg News publicada el sábado. "Lo que funciona en Michigan funciona en San Francisco: hablar sobre los derechos de los trabajadores y compartir la prosperidad".
A su juicio, este tipo de discursos más de izquierda o socialistas, que calan en algunos sectores, no van a atraer a votantes indecisos que respaldaron a Trump en 2016.
El plan de Sanders y Warren de 'Medicare para todos', que persigue brindar atención médica a todos los ciudadanos mediante un seguro público que se financiaría con nuevos impuestos, es la principal preocupación de Pelosi. En su opinión, alejaría a votantes moderados que temen el impacto que tendría sobre la calidad de los servicios o el futuro de las aseguradoras privadas que actualmente explotan la sanidad.
Como alternativa, sugirió a los candidatos proteger y mejorar la 'Affordable Care Act' -la Ley del Cuidados de Salud a Bajo Precio-. "Creo que ese es el camino hacia el cuidado sanitario de todos los estadounidenses. 'Medicare para todos' tiene sus complicaciones", añadió.
Por su parte, la senadora Warren no comparte esta visión. "Los demócratas no van a ganar repitiendo las ideas de los republicanos y defendiendo a las grandes compañías de seguros y farmacéuticas", respondió.
Biden suena, por lo tanto, como el favorito del partido. Sin embargo, no hay que olvidar que el 'Ucraniagate' tiene una ramificación que le afecta. Aunque de momento es Trump el que se ha visto salpicado por sus presiones al país europeo para que investigara a Biden y su familia, lo cierto es que la presencia de Hunter Biden, hijo del exvicepresidente, en la junta de una empresa energética ucraniana (Burisma) es para algunos votantes demócratas un recordatorio del uso de las conexiones familiares por parte del establishment político. Una sombra que ya afectó a la candidatura de Hillary Clinton en 2016.
Los negros del sur no quieren gays
Otro candidato moderado que aún aguanta en las encuestas es Pete Buttigieg, alcalde de South Bend (Indiana), militar veterano y excombatiente en Afganistán, y primer aspirante abiertamente gay y casado con otro hombre. Curiosamente, dentro de su propio partido están utilizando su orientación sexual contra él.
El congresista demócrata Jim Clyburn, de Carolina del Sur, declaró este domingo en CNN que "no hay duda" de que ser gay es un problema para los votantes negros de mayor edad de su estado, que tienden a ser más conservadores en asuntos sociales. La población afroamericana es clave dentro del electorado demócrata de Carolina del Sur.
"No me voy a sentar aquí y decirte lo contrario, porque creo que todo el mundo sabe que es un problema", dijo Clyburn a la entrevistadora. "Pero digo que es un problema, no de la forma en que solía ser", trató de matizar este político negro, que apuntó que a su nieto trabaja en su campaña.
Buttigieg respondió este lunes confiando en que los estadounidenses sean "capaces de superar viejos hábitos, superar viejos prejuicios, hacer historia y elegir un presidente que los servirá de la mejor forma posible, independientemente del ruido que circula alrededor".
Buttigieg salió del armario en 2015 y su homosexualidad no le ha impedido aguantar en la carrera más que otros candidatos heterosexuales, como Beto O'Rourke, que la pasada semana decidió tirar la toalla. Aunque al principio su candidatura prometía y contaba con respaldo en los sondeos, las encuestas pronto cayeron y la recaudación de fondos nunca despegó.