Le obligan a jubilarse con sólo 13 años por ser demasiado buena en lo suyo. Ralphie V es formalmente una hembra de bisonte, aunque desde que nació la hacen pasar por un búfalo para que encaje como mascota oficial del equipo de fútbol de la Universidad de Colorado Boulder. Pesa casi 600 kilos y lleva 12 temporadas representando los colores de su afición cada sábado, que es cuando se juegan los partidos estudiantiles en los campus de todo el país, una liga nacional que genera millones de dólares cada año.
La razón que alega la institución académica para retirar a Ralphie V es su excesiva rapidez y que cada año corre más. Esto, aunque pueda parecer positivo, es en realidad un inconveniente y hasta un peligro, ya que su papel en los partidos consiste en salir al campo antes del inicio del juego y recorrerlo al trote acompañada por los jugadores y de unos corredores que la controlan, para deleite del público. Ahora su velocidad empieza a ser un riesgo para la integridad de los estudiantes, a los que suele dejar atrás.
“Con los anteriores Ralphies, a medida que envejecían su ritmo generalmente disminuía; pero con Ralphie V, no. Se emocionaba tanto al correr que lo hace demasiado rápido, lo que crea problemas de seguridad para ella y sus acompañantes. Tampoco responde a las señales de los controladores”, explica la universidad en el comunicado donde anuncia su despedida.
Los corredores que vigilan a Ralphie en cada partido son alumnos que entrenan cinco días a la semana para mantenerse en forma y poder estar a la altura del animal. Sin embargo, el temperamento de la bisonte es tal que ha aconsejado no sacarla al estadio en las últimas dos competiciones, ni siquiera arropada por estos controladores. Y este carácter viene de largo. Ya en 2008, arrolló a uno de los jóvenes encargados de vigilarla y se escapó justo antes de la competición, dando vueltas por el estadio antes de ser acorralada.
Es la primera vez que esta universidad tiene que tomar una medida así desde que comenzó la tradición de apadrinar a un búfalo vivo en 1967. Desde entonces, los bisontes de Colorado han sido considerados una de las mejores mascotas de todo Estados Unidos. Pero hay muchos más.
Cada equipo tiene su animal. En el caso del estado de Colorado, Boulder tiene a Ralphie, la estatal cuenta con el carnero Cam, y la Academia de las Fuerzas Aéreas, con un halcón llamado Aurora.
La lista continúa a lo largo y ancho de todo el país. Cada sábado por la tarde, si se sintoniza la liga de fútbol universitaria, se pueden observar desfilando en los estadios de cada campus todo tipo de bestias. Está Ramsés, el carnero de Carolina del Norte; Bill, la cabra de la Navy Academy; Aurea, el águila de Auburn (Alabama); Traveler, el caballo de la Universidad del Sur de California; Mike, el tigre de Louisiana State University (LSU), o Joy and Lady, los osos en Baylor (Texas).
Estas mascotas forman parte de la tradición universitaria de Estados Unidos. Algunos lo consideran incluso parte de su historia. Por ejemplo, la estatal de Colorado ha tenido ya 25 carneros desde 1945. Y el halcón del equipo de la Academia de las Fuerzas Aéreas lleva acompañando a sus jugadores desde 1955.
El primero que sirvió de imagen para su campus fue el bulldog Dan en Yale. Un estudiante de Inglaterra llamado Andrew Graves llevó este perro a los partidos de fútbol y béisbol de 1889, según Yale News. Desde entonces, esta costumbre se ha seguido y extendido, hasta hoy.
Conciencia animalista
Sin embargo, cada vez se alzan más voces contrarias a este uso de seres vivos durante los partidos. La conciencia animalista, como otras tendencias de corte progresista, están empezando a calar en el alma más liberal de EEUU.
La organización People for the Ethical Treatment of Animals (PETA), por ejemplo, rechaza de plano este uso. “Independientemente del tiempo que permanecen en cautiverio, los leones, tigres, osos y otras criaturas exóticas no se acostumbran a estar en lugares públicos”, argumenta.
La retirada de Ralphie se ha convertido en una excusa más para insistir en unas reivindicaciones que llevan agitando desde que a principios de año ocurrió un incidente más controvertido que cargó de argumentos a esta entidad. Durante un partido entre la Universidad de Texas y la de Georgia, sus mascotas tuvieron un encontronazo. Bevo, un buey de cuernos largos y afilados que representa a los texanos, arrolló a Uga, el bulldog de los georgianos. El susto fue mayúsculo, porque el incidente se produjo justo cuando los fotógrafos inmortalizaban el cara a cara entre ambos animales.
PETA pidió a ambas instituciones académicas que pusieran fin a este uso de seres vivos. “No es sorprendente que un novillo asustadizo reaccione ante lo que percibe como una amenaza y arrolle. Es indefendible someterlos al estrés de ser encerrados en cajas, transportados de un estado a otro y hacerlos desfilar frente a un estadio lleno de fanáticos que gritan”, dijo la vicepresidenta senior de PETA, Lisa Lange, en un comunicado.
Los animalistas proponen que para evitar este “sufrimiento”, se los sustituya por “mascotas humanas disfrazadas” que pueden “animar, reaccionar ante la multitud y alegrar al equipo”.
No obstante, no todos ven atractivo este cambio. Michael Lewis, profesor de marketing de la Universidad Emory en Atlanta, considera que “los humanos aman a los animales”, y que éstos “son mucho más convincentes que un tipo con traje”. Y eso que reconoce que “el uso de seres vivos está pasando a ser un elemento de polémica, ya que la sociedad en su conjunto se está volviendo más consciente de los derechos de los animales”, recoge la CNN.
Pese a todo, según expone, parece que la indignación depende del tipo de mascota. Así, mientras que se percibe cierta aceptación hacia los perros, el rechazo aumenta cuando se trata de bestias de ganado, y más cuando son depredadores nacidos para estar en libertad, como tigres, osos o leones, que deben llegar enjaulados a los estadios.
Ésta es precisamente una de las quejas de PETA. "Incluso en las mejores circunstancias, someter a los animales a un ambiente universitario y obligarlos a estar cerca de miles de personas día tras día es estresante y cruel. Los grandes felinos, osos y otras mascotas no pertenecen a los campus”.
El debate entre defensores y detractores de esta costumbre se presenta tan encendido que a Ralphie V la van a tener que esconder. El paradero de su retiro dorado será alto secreto, con el objetivo de que los seguidores de su equipo no la abrumen con sus visitas, y los animalistas no la hostiguen o la secuestran para dejarla en libertad.
La universidad, al contrario que organizaciones como PETA, sostiene que tanto este Ralphie, como los que vengan, disfrutan una buena vida en un rancho y sólo salen el día del partido. Tienen revisiones veterinarias regulares y nunca se les obliga a correr si parece que no quiere.
Secuestro de mascotas
Ralphie V se despide de su afición este sábado 23 de noviembre durante el último partido en casa que juega Colorado contra Washington, aunque ya no correrá. Se limitará a contemplar el juego desde el corral.
Mientras, el equipo ya está buscando nuevos candidatos para convertirse en Ralphie VI, aunque todavía no hay anuncio oficial. Lo que sí está claro es que de encontrar un nuevo bisonte, el trato que reciba será vigilado con lupa, especialmente para evitar incidentes como el ocurrido hace un año con halcón de la Academia de las Fuerzas Aéreas. El ave fue secuestrado y herido por un grupo de cadetes que querían gastar una broma.
De estos ataques no se libran ni siquiera las mascotas humanas disfrazadas que propone PETA. A finales de 2018, la persona que encarnaba al halcón de los Blackhawks de Chicago se vio inmersa en una pelea tras ser empujado por uno de los seguidores del equipo. Alguien grabó el momento y el vídeo de la refriega se hizo viral. Pese a todo, aquel incidente, curiosamente, provocó menos condenas y generó menos revuelo mediático que el roce entre el bulldog y el buey o que la retirada de Ralphie.