Rojo peligroso, antimonárquico, poco fiable, antisemita... Los fantasmas del pasado de Jeremy Corbyn reaparecen en la campaña electoral de las elecciones de Reino Unido. El rabino jefe de los judíos ortodoxos en el Reino Unido, Ephraim Mirvis, ha arremetido contra el líder laborista al considerar que no ha hecho lo suficiente por erradicar posturas antisemitas en el seno de su partido.
En declaraciones publicadas este martes por el diario británico The Times, Mirvis ha pedido a los ciudadanos británicos que "voten con conciencia" en la próxima cita con las urnas el 12 de diciembre. A su juicio, "un nuevo veneno -que cuenta con la aprobación de lo más alto- se ha enraizado" dentro del Laborismo.
El líder judío ha ido más allá en su campaña contra el candidato Corbyn y afirma que "una mayoría abrumadora de judíos británicos está reconcomida por la ansiedad" ante la perspectiva de una victoria laborista.
"La manera en la que el liderazgo del Partido Laborista ha gestionado el racismo antisemita es incompatible con los valores británicos", indicó. Para cerrar su alegato, Mirvis admitió que no le corresponde a él "decir a cada persona cómo debería votar".
La presunta "ansiedad" en la comunidad judía no se corresponde con lo que dicen las encuestas. De media, Boris Johnson saca 10 puntos de intención de voto a Corbyn. Las únicas opciones del laborismo para arrebatar a los conservadores Downing Street pasan por un complicado pacto con los liberaldemócratas y los nacionalistas escoceses.
A esta enmienda a Corbyn se ha sumado hasta la Iglesia Anglicana. Nada menos que el arzobispo de Canterbury, número dos de esta institución religiosa tras la Reina Isabel II, ha apoyado al rabino jefe a través de un mensaje en Twitter.
"Que el rabino jefe se haya visto obligado a hacer una declaración y en estos momentos debería alertarnos del profundo sentimiento de inseguridad que viven muchos judíos británicos", ha escrito Justin Welby.
El pasado polémico
La Iglesia Anglicana también ha tenido sus propios problemas con manifestaciones de antisemitismo, como reveló un duro informe interno el año pasado y se ha unido a esta suerte de estrategia contra Corbyn que está complicando su campaña, que no despega a pesar del pronunciado giro a la izquierda en su manifiesto.
Por su parte, Jeremy Corbyn, se ha defendido de las acusaciones de antisemtismo asegurando que su partido está adoptando medidas como la expulsión de aquellos miembros que secunden posturas antisemitas.
Varios destacados políticos laboristas, como Luciana Berger y Louise Ellman, abandonaron las filas de esa formación tras haber sido objeto de ataques antisemitas en las redes sociales. Otros han acusado directamente a Corbyn de haber dejado pasar esas conductas sin tomar decisiones.
El 'pasado antisemita' de Corbyn es un tema recurrente cuando toca campaña electoral en Reino Unido. En los anteriores comicios de 2017 ya se rescataron dos polémicos episodios del candidato.
Durante un viaje a Túnez en 2014, el veterano laborista depositó una corona de flores de los que, según él, eran víctimas de los bombardeos indiscriminados contra el pueblo palestino. Sin embargo, alguno de los que homenajeó eran miembros del comando que atentó y mató a un grupo de atletas de Israel en los Juegos Olímpicos de 1970 en Múnich.
Un año antes, en 2013, Jeremy Corbyn criticó duramente las posiciones de los lobbies proisraelíes que tildó de "sionistas" y "ni tienen conocimiento de la historia ni, habiendo vivido probablemente toda su vida aquí, entienden el sentido de la ironía inglesa"
Estos 'pecados' del pasado han obligado a Corbyn a ser más tajante en sus posiciones sobre el asunto. "Desde que me convertí en líder del partido he establecido procesos disciplinarios que antes no existían para atajar cualquier atisbo de antisemitismo", ha defendido.
"Quiero ser absolutamente rotundo. Ninguna comunidad o fe religiosa estará en riesgo si soy primer ministro y estoy orgulloso de representar a una comunidad diversa en el Parlamento", ha zanjado.