El segundo y último cara a cara de los candidatos a la presidencia de Estados Unidos estuvo marcado por un cariz mucho más civilizado que el del primer debate. Pese a los repetidos esfuerzos de la moderadora, Kristen Welker, de NBC, por no dejarse en el tintero ninguna de las preguntas que llevaba preparadas, la gestión del coronavirus fue sin duda el tema estrella de la noche. De hecho, Welker abrió el debate preguntando sobre la gestión de la pandemia del gobierno actual y sobre los planes para pasar página tras las elecciones.
Un incisivo Joe Biden arrancó diciendo que el número de muertos por coronavirus en el país -más de 200.000- debería descalificar a Donald Trump para cumplir un segundo mandato. "Cualquiera que sea responsable de tantas muertes no debería permanecer como presidente de Estados Unidos", dijo el exvicepresidente.
Por su parte, Trump no tardó en echar balones fuera, destacando que "este es un problema mundial, pero otros líderes mundiales me han felicitado por la gestión de la pandemia en el país". El candidato republicano, que subió al escenario sin mascarilla, también culpó al doctor Anthony Fauci y "otros expertos" de haberse equivocado al decir que las mascarillas no sirven para nada y que él se había limitado a seguir su consejo.
Acto seguido, recordó que él acaba de superar la Covid y aseguró que la vacuna está lista y que estará disponible "en cuestión de semanas". La moderadora le pidió que aclarara si eso significaba que la vacuna estaría lista a principios de noviembre, llevando a Trump a desdecirse: "Quizás no a principios de noviembre pero sí a final de año".
El presidente también expresó su creencia de que la nación debe aprender a vivir con el virus hasta que haya una vacuna disponible y que cerrar la economía sería hacer que el remedio fuera peor que la enfermedad. "Estamos aprendiendo a vivir con el virus", terminó Trump, dando paso al primer ataque frontal de Biden: "¿Dijo que estamos aprendiendo a vivir con eso? La gente está aprendiendo a morir con eso".
De Kim a Hitler y Lincoln
Durante el bloque de preguntas sobre seguridad nacional y política exterior, Biden acusó a Trump de legitimar al régimen de Corea del Norte al reunirse con Kim Jong-un, pese a la escalada nuclear del país asiático. Trump dijo a este respecto que "tener una buena relación con los líderes de otros países es algo bueno". Biden salió por la tangente, replicando que "teníamos una buena relación con Hitler antes de que, de hecho, invadiera el resto de Europa".
Ésta no fue la única comparación de toque histórico de la noche pues una vez cambiaron de tema y empezaron a discutir sobre la creciente tensión racial en el país, Trump argumentó que no entiende cómo se le puede acusar de racista cuando "salvo, posiblemente Abraham Lincoln, nunca ha habido un presidente que haya hecho tanto como yo por la comunidad negra". "Aquí, Abraham Lincoln es uno de los presidentes más racistas que hemos tenido en la historia moderna", contraatacó Biden.
Pese a utilizar un tono mucho más mesurado que en el anterior debate, Trump se fue mostrando más combativo a medida que avanzaba la noche. El actual presidente de Estados Unidos acusó al candidato demócrata en numerosas ocasiones de haber recibido millones de Rusia, llamándole "político" en tono despectivo y asegurando que se presentó a la carrera presidencial en 2014 porque estaba harto de "políticos profesionales que no hacen más que hablar y no hacen nada".
El presidente discutió con Biden de manera más agresiva sobre los presuntos negocios de su hijo Hunter en el extranjero, lo que el candidato demócrata descartó como propaganda rusa.
La inmigración enciende el debate
La inmigración y el crimen han desatado los ataques más agresivos de Biden, quien ha destacado la separación en la frontera de niños de sus padres por parte del gobierno (más de 500 de los cuales aún no se han reunido.) Biden defendió que esos niños necesitan estar con sus padres y que esa práctica de separar familias "viola toda noción de quiénes somos como nación". Añadió: "Esos niños están solos. Es criminal. Es criminal".
Los demócratas "construyeron jaulas", contraatacó Trump, ¿Quién construyó las jaulas, Joe?" Biden no tuvo más remedio que reconocer el fracaso de un proyecto de ley de reforma migratoria integral que salió adelante durante la Presidencia de Barack Obama, intentando salvar los muebles y prometiendo proteger a los dreamers.
Más tarde, Trump criticó a Biden por la política conocida como catch and release, que permite que los inmigrantes ilegales salgan libres antes de las fechas fijadas por un juez por ingresar ilegalmente al país. Biden dijo que esos inmigrantes se presentaron en gran medida a sus citas en la corte, lo que Trump cuestionó. "Quizás aquellos con el coeficiente intelectual más bajo, podrían regresar", dijo Trump.
Sobre el salario mínimo, Welker le preguntó a Biden si aumentar el salario mínimo a 15 dólares por hora agregaría dificultades a las pequeñas empresas, muchas de las cuales se han visto muy afectadas por la pandemia de coronavirus. Biden pareció no entender la pregunta y respondió que "vamos a tener que rescatarlos también", en referencia a las pymes.
"¿Dijo que tenemos que ayudar a nuestras pequeñas empresas aumentando el salario mínimo? Eso no ayuda. Creo que debería ser una opción estatal. Alabama es diferente de Nueva York. Nueva York es diferente de Vermont. Cada estado es diferente ... ¿Cómo está ayudando a las pequeñas empresas cuando está imponiendo los salarios; vas a conseguir que esas pequeñas empresas despidan a muchos de sus empleados", sentenció el presidente del país.
Los mensajes finales de ambos candidatos no pudieron ser más diferentes. Una vez más, Trump se enfocó en lo que iría a peor, en su opinión, si ganara Biden, mientras que el candidato demócrata recalcó una vez más que él gobernará para los americanos, tanto los que le voten como los que no.
Cabe destacar que, a 12 días de la jornada electoral, ya han votado 47 millones de personas.