Joe Biden se convirtió este martes en el primer presidente de Estados Unidos en activo en visitar Tulsa (Oklahoma) por el aniversario de la masacre racista cometida en esa ciudad hace cien años y prometió no olvidar nunca más esta tragedia silenciada durante décadas.
Durante esta jornada inédita, Biden compartió protagonismo con tres supervivientes vivos de la masacre: Viola Fletcher, de 107 años; Hugh Van Ellis, de 100 años; y Lessie Benningfiled Randle, de 106 años; a los que tuvo ocasión de conocer en privado.
Ellos eran niños cuando una turba de blancos asaltó su barrio, Greenwood, de mayoría negra, donde mataron a unas 300 personas y destruyeron más de 1.250 casas entre el 31 de mayo y el 1 de junio de 1921.
Los tres supervivientes acudieron este martes al Centro Cultural de Greenwood, dedicado a rememorar la tragedia y donde Biden dio el que quizás haya sido uno de sus mejores discursos desde su llegada a la Casa Blanca el pasado 20 de enero.
El mandatario inició su alocución haciendo referencia a Fletcher, Van Ellis y Randle para decirles que ahora su historia será conocida a fondo.
"La oscuridad no borra nada"
"Hablamos de un día que ocurrió hace cien años, y aun así soy el primer presidente en 100 años que viene a Tulsa, no lo digo como un cumplido sobre mí, pero para pensarlo como base para reconocer la verdad", subrayó.
En ese sentido, recordó que los sucesos de Greenwood quedaron "envueltos en tinieblas".
"Solo porque la historia se haya silenciado no significa que no haya pasado. La oscuridad puede esconder mucho, pero no borra nada", remarcó.
A lo largo de su intervención el presidente fue interrumpido varias veces por los aplausos de un auditorio entregado a sus palabras.
Uno de esos momentos fue cuando Biden afirmó contundentemente que el episodio de Tulsa "no fueron disturbios, sino una masacre", y aseguró que solo con la verdad las heridas pueden cicatrizar y dar justicia y reparación.
El presidente narró con sus propias palabras el horror vivido por los residentes de Greenwood, conocido en la época de la masacre como 'el Wall Street negro' por su prosperidad, al tiempo que lamentó que después hubo "un claro esfuerzo" para borrar la tragedia de las memorias de los ciudadanos.
Además, apuntó que las autoridades adoptaron políticas que impidieron que el barrio se recuperara del todo.
Brecha racial
Y para sentar ejemplo, Biden anunció una serie de medidas políticas y económicas para acabar con las brechas raciales, aunque, como viene siendo habitual en él, no se adentró en los detalles.
Quizás la que podría ser de mayor calado, aunque apenas dio datos, son los esfuerzos de su Administración para luchar contra la supresión del voto de las minorías, como intentan los republicanos en varios estados donde están intentando restringir el sufragio.
Biden lo dijo alto y claro: "Este derecho sagrado está bajo ataque con una intensidad increíble que nunca hemos visto", destacó, sin especificar más sobre esos esfuerzos de su Gobierno, que estarán liderados por la vicepresidenta, Kamala Harris.
Sobre lo que sí que dio más datos fue sobre las medidas anunciadas este martes por su Ejecutivo para recortar las diferencias económicas entre razas.
En concreto, la Administración de Biden quiere fomentar la propiedad de viviendas y de pequeños negocios por parte de personas de color.
A ese respecto va a lanzar un "esfuerzo interinstitucional único" para abordar la desigualdad en las tasaciones de viviendas y va a imponer normas "para combatir de forma agresiva" la discriminación en este mercado.
La Casa Blanca citó un estudio de 2018 del laboratorio de ideas Brookings que apunta que la mayoría de los inmuebles en barrios de mayoría negra son a menudo valorados decenas de miles de dólares menos que casas similares en zonas de predominio blanco.
"El odio nunca se va"
Asimismo, va a aumentar en un 50% los contratos federales con pequeñas empresas cuyos propietarios estén en una situación de desventaja, lo que se traduce en 100.000 millones de dólares adicionales para este fin a lo largo de cinco años.
Más allá de estos pasos, la Administración de Biden enumeró una serie de puntos, que ya están recogidos en su plan de infraestructuras que está siendo negociado con los republicanos, para acabar con las diferencias económicas raciales.
Entre esas políticas está la creación de un fondo de 10.000 millones de dólares para respaldar proyectos de infraestructura y revitalizar comunidades; y 15.000 millones de dólares para remodelar infraestructuras existentes y eliminar barreras a la movilidad u otros obstáculo que aíslen determinadas zonas.
El presidente quiso también aprovechar su discurso para advertir de la "amenaza más letal" que afronta el país en la actualidad, el supremacismo blanco.
Y adelantó que tiene intención de presentar una estrategia amplia "contra el terrorismo doméstico y la violencia" de este tipo.
"Lo ocurrido en Greenwood fue un acto de odio y de terrorismo doméstico que todavía existe hoy", indicó Biden, quien avisó de que "el odio nunca se va, solo se esconde".