El martes, Salvador Ramos, un joven estadounidense de 18 años, salió de su casa, se dirigió a la escuela primaria de su ciudad, Uvalde (Texas), y disparó a bocajarro a las decenas de niños que celebraban el fin del curso académico. Mató a 19 menores y a dos profesores antes de ser abatido por la policía en lo que se considera una de las peores matanzas de la última década en el país.
"¿Cuándo, en nombre de Dios, nos enfrentaremos al lobby de las armas? ¿Cuándo haremos lo que se debe hacer?", se preguntaba tras el tiroteo el presidente Joe Biden en un discurso donde ponía el foco sobre el grupo de presión. O lo que es prácticamente lo mismo: sobre la Asociación Nacional del Rifle (NRA). Pero ¿cómo una organización es capaz de bloquear el control de armas en EEUU? ¿Por qué nadie ha conseguido doblegarla en sus más de 150 años de historia?
Influencia política
El poder de la NRA viene de muchos frentes. El principal es que tiene a medio Congreso metido en el bolsillo gracias a las generosas donaciones a campañas políticas.
Según Open Secrets, una organización que traza el flujo de dinero en Estados Unidos, sólo en 2016 donó cerca de 50 millones de dólares a campañas y candidatos de las elecciones presidenciales. Además, de acuerdo con la plataforma Fact Check, la entidad invirtió 22 millones de dólares en anuncios televisivos que pedían la victoria o la derrota de políticos específicos.
Entre los afortunados se encontraba el expresidente Donald Trump, a quien la entidad apoyó con 1,9 millones. También gastó 7,5 millones en atacar a la candidata demócrata, Hillary Clinton.
El de Trump no es un caso aislado, sino que el lobby de las armas es un importante patrocinador de las campañas del Partido Republicano. Por eso no es raro escuchar al senador de Texas, Ted Cruz, a la gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem, o al propio Trump defender públicamente a la organización.
¿Qué defiende?
El Partido Republicano y la organización comparten la férrea defensa de la segunda enmienda a la Constitución de EEUU que garantiza el derecho de los ciudadanos "a poseer y portar armas".
Ese es también el máximo objetivo de la Asociación Nacional del Rifle, que realiza cursos de entrenamiento de tiro y organiza eventos de ventas de armamento por todo el país.
Fundada en 1871 por dos veteranos de la Guerra Civil de Estados Unidos, la asociación se sustenta en una lógica sencilla: si se enseña a la gente a usar las armas "de forma eficaz y segura" se contribuye a construir un país más seguro. O, en palabras de su vicepresidente, Wayne LaPierre, "lo único capaz de detener a un tipo malo con un arma es un tipo bueno con un arma".
"Lo único capaz de detener a un tipo malo con un arma es un tipo bueno con un arma"
Un negocio lucrativo
Datos del IBISWorld señalan que los ingresos de la industria de la fabricación de armas y municiones está actualmente valorada en 19.500 millones de dólares. Y los ingresos van in crescendo: en lo que llevamos de año han aumentado un 1,6% gracias al aumento de las compras. Sin ir más lejos, el año pasado 5,4 millones de norteamericanos compraron un arma por primera vez, según datos de la National Shooting Sports Foundation.
Una buena noticia para los cinco millones de afiliados que la NRA dice tener, aunque podrían ser muchos más. Hay estudios que sostienen que la cifra real podría alcanzar los 19 millones de personas. Se sabe también que ocho de cada diez seguidores votan a los conservadores. Un perfil bien definido que también tiene influye en el enorme poder que tiene la organización en Estados Unidos.
En una entrevista a The Guardian, Adam Winkler, autor de Gunfight: The Battle over the Right to Bear Arms in America, señaló que la NRA no tiene éxito debido a su dinero. O no sólo. "La NRA tiene dinero que utiliza para ayudar a que sus candidatos favoritos sean elegidos, pero creo que la verdadera fuente de su poder proviene de los votantes", explicó al rotativo.
Se refiere a la capacidad de la asociación para movilizar a un gran grupo gente para que se reúna, haga ruido y vote a candidatos proarmas en las elecciones. De hecho, su Comité de Acción ha creado una lista de evaluaciones para calificar a los políticos según su oposición o no respecto al derecho de tener armas.
Leyes de bandera roja
A pesar de la influencia del lobby de las armas, en varios Estados existen normativas que controlan parcialmente la compra de armas. Se conocen como "leyes de bandera roja" (red flag flaws) y permiten a las autoridades policiales o a familiares solicitar una orden judicial para retirar las armas de fuego a una persona que pueda representar un peligro. Sin embargo, en la actualidad, únicamente 15 estados y el Distrito de Columbia cuentan con este tipo de restricciones, muy criticadas por la NRA.