"No hay ningún delito". "El crimen es contra mí". "Es una caza de brujas". "Es una vergüenza". Antes de entrar en la Corte Suprema estatal en Manhattan, Nueva York, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha dirigido con estas palabras a los periodistas concentrados en la entrada del edificio. Allí, en la sala del tribunal, a eso de las 10:00 hora local (las 16:00 hora peninsular española), ha arrancado el primer juicio contra el magnate, que se enfrenta a otras tres causas penales y a decenas de cargos en su contra.
En este caso se trata de un proceso civil derivado de una demanda contra el expresidente de Estados Unidos y dos de sus hijos -Eric y Donald Jr.- y por fraude persistente y a gran escala por inflar el valor de sus activos durante décadas para conseguir mejores préstamos y beneficios bancarios. La demanda procede de la fiscal general de Nueva York, Letitia James, quien reclama 250 millones de compensación y pide que se prohíba a Trump administrar negocios en el estado y se le restrinjan temporalmente sus actividades inmobiliarias comerciales.
Por este juicio (de naturaleza civil) Trump no podrá acabar en prisión aunque se le declare culpable, pero el exmandatario y actual favorito republicano para la carrera presidencial de 2024 sí podría perder el imperio inmobiliario con el que se hizo famoso. En concreto, están en juego casi una docena de propiedades, entre ellas, la famosa Torre Trump de la Quinta Avenida.
La semana pasada, el magistrado que decidirá sobre el caso, Arthur Engoron, emitió una decisión previa en la que dictaba que la Organización Trump y sus ejecutivos cometieron fraude en general. En esta línea, Engoron revocó las licencias comerciales de Trump en Nueva York, lo que afecta a solo unas pocas de las cerca de 500 entidades que posee. No obstante, entre ellas se encuentran algunas de las más valiosas, como la Torre, un edificio de oficinas de Wall Street y algunos campos de golf.
Esto significa que si se ratifica la decisión judicial, el expresidente podría perder el control sobre sus propiedades, valoradas en cientos de millones de dólares. Un golpe casi mortal para las finanzas de Trump que podría agravarse si el juez decide añadir multas y restricciones a las demandas de la Fiscalía. Así, será a lo largo de este juicio sin jurado, que tiene un plazo estimado de duración de unos tres meses aproximadamente, cuando se decidan los castigos económicos que Trump y sus socios deberán o no pagar.
Se espera que más de 150 personas declaren como testigos. Uno de ellos será, con toda probabilidad, su antiguo hombre de confianza y ahora uno de sus mayores enemigos, Michael Cohen. A pesar de que Trump se ha presentado voluntariamente en la primera sesión del jucio, no está previsto que testifique hasta dentro de varias semanas.
"Interferencia electoral"
Como era de esperar, Trump, a quien se le denegó la solicitud de aplazamiento del juicio, ha utilizado la línea argumental que lleva meses repitiendo para calificar el proceso de un complot político en su contra. Sostiene, como candidato favorito a la nominación republicana para la carrera a la Casa Blanca, que todo es una "una interferencia electoral, pura y simple para que no me vaya tan bien como me está yendo en estas elecciones".
Estas son las mismas acusaciones que ha lanzado con cada nueva investigación judicial. Hoy por hoy, el expresidente se enfrenta a tres juicios penales: uno por los documentos clasificados que se llevó a su mansión de Mar-a-Lago tras abandonar el cargo, otro por supuestamente tratar de revertir los resultados electorales en el estado de Georgia y un tercero, por los pagos realizados a la estrella de cine porno Stormy Daniels a cambio de su silencio.