JD Vance, candidato a vicepresidente de Donald Trump, y Kamala Harris, vicepresidenta y candidata a presidir EEUU.

JD Vance, candidato a vicepresidente de Donald Trump, y Kamala Harris, vicepresidenta y candidata a presidir EEUU. Efe

EEUU

Kamala Harris se ceba con JD Vance, el flanco más débil de Trump, tras lograr el apoyo de Obama

La elección del senador por Ohio como compañero de ticket de Donald Trump pasó desapercibida entre la agitación política de la pasada semana. Ahora, se ha convertido en el principal punto de ataque de la campaña de Harris.

27 julio, 2024 02:53

Sigue la “luna de miel” de Kamala Harris con el electorado tras conocerse su más que segura nominación el mes que viene en la Convención Demócrata de Chicago. Los índices de popularidad suben moderadamente y las encuestas dan empates técnicos donde antes se veía una clara ventaja de Trump. Por si eso fuera poco, este viernes se anunció a bombo y platillo el apoyo de Barack y Michelle Obama a la candidata demócrata, una decisión tomada a principios de semana, según el expresidente, pero que se ha hecho pública ahora.

En sí, no tiene nada de novedoso ni parece que vaya a influir demasiado en la carrera. Todo el mundo daba por hecho que los Obama se volcarían en favor del candidato demócrata, fuera quien fuera. Si Biden hubiera decidido seguir, Barack y Michelle habrían estado a su lado. Ahora que es Harris la elegida, en ella recaen todas las bendiciones. Cuando lo fue Hillary Clinton, tampoco dudaron en apoyarla hasta el último momento pese a haber competido en las primarias de 2008.

En su momento, se rumoreó que la negativa del expresidente a subirse de inmediato al tren de Harris era una manera de proteger las opciones de su mujer a una posible cadidatura, pero no había nada de eso: Obama no quiso mojarse hasta que vio que el partido se unía en torno a la figura de Harris. Lo contrario habría sido precipitado e impropio de su rol institucional. Aclarado este punto, toca a la campaña de Harris lanzarse al ataque para culminar la remontada.

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El riesgo de apostar por un “maverick”

Y parece que, teniendo en cuenta que Trump es una figura tan polarizante que seguir atacándole no le va a restar ni un voto, la campaña de Harris ha centrado su mirada en el candidato a vicepresidente, JD Vance. Vance fue elegido contra todo pronóstico en la pasada Convención Republicana con algo de sordina: veníamos del atentado contra el expresidente en Wisconsin y toda la atención mediática estaba puesta en la posible retirada de Joe Biden como candidato demócrata.

En ese sentido, no se valoró lo suficiente lo que suponía poner a alguien como Vance en un puesto de tal responsabilidad. Hablamos de un hombre visceral, extremo, contradictorio en ocasiones y que se considera a sí mismo, tal y como lo refleja en su libro Hillbilly, una elegía rural, un tipo solitario y que va contracorriente. No está claro si esas son las virtudes que uno busca en alguien que quiere ganar el concurso de popularidad por excelencia: las elecciones a presidente de los Estados Unidos.

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Por supuesto, algún atractivo político tendrá Vance cuando fue elegido senador por Ohio en 2022, pero es cierto que su perfil no complementa a Trump, como sí podía hacerlo alguien religioso y tranquilo como Mike Pence (y así acabaron). Trump eligió a Vance porque veía en él alguien en quien reconocerse. La ardiente pasión de la juventud (Vance cumplirá 40 años el próximo mes de agosto) que ayudaba a diferenciarse aún más de la frágil senectud del entonces candidato demócrata.

No importó que hubiera comparado a Trump con Hitler ni que asegurara en 2016 que le consideraba un depredador sexual. Expió sus pecados con el gran líder y le fue concedido ver su apellido en el ticket electoral. A partir de ahora, habrá que ver si esa elección no resulta un riesgo excesivo. Si no espanta aún más a los republicanos tradicionales y si es capaz de mantener un perfil en la campaña de hombre mínimamente coherente y sereno.

El congresista californiano Eric Swalwell habla delante de una pancarta con frases de Vance.

El congresista californiano Eric Swalwell habla delante de una pancarta con frases de Vance. Efe

El espinoso tema del aborto

Mientras tanto, los demócratas están al acecho. El gobernador de Kentucky, Andy Beshear, con quien mantiene un enfrentamiento público desde hace meses, le acusó de “ser un hombre sin convicciones”, recordando los bandazos que ha dado en su postura respecto a Trump. En las últimas horas, la campaña de Harris ha emitido una serie de anuncios en los que se rescatan las declaraciones de Vance favorables a prohibir el aborto a nivel federal y establecerlo como delito en toda la unión.

Es un tema peliagudo y que muchos creen que les costó a los republicanos una buena cantidad de votos tras la revocación por parte del Tribunal Supremo de la llamada “ley Wade vs Roe” que protegía el derecho al aborto de las mujeres independientemente del estado en el que vivieran. El hecho de que cada estado pueda ahora decidir su propia legislación ya paró en buena medida la “ola roja” que se esperaba para noviembre de 2022. Las palabras de Vance pidiendo una prohibición total perseguida por las autoridades federales es un misil contra la línea de flotación del transatlántico republicano.

Es probable que la locuacidad de Vance le haga meterse en más líos o permita rescatar de la videoteca afirmaciones similares. Vance es un peligro para cualquier candidatura y los demócratas lo saben. De ahí la importancia de elegir bien a un vicepresidente que complemente a Harris y que dé una imagen de serenidad y moderación frente al huracán en que se convierte frecuentemente el senador por Ohio.

El senador Kelly se une a las quinielas

A los candidatos mencionados el pasado miércoles por EL ESPAÑOL -Josh Shaphiro, Roy Cooper, Tim Waltz y el propio Andy Beshear- hay que añadir ahora el nombre del senador por Arizona, Mark E. Kelly. Kelly, de 60 años, encaja en ese perfil moderado, blanco y atractivo para el votante republicano no trumpista que buscan los demócratas. Su carrera como astronauta le convirtió en su momento en una figura conocida en Estados Unidos y no ha tardado en mandar su propio mensaje a Vance, por si acaso.

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Kelly calificó de “infantiles, ridículas y odiosas” las palabras de Vance en las que decía que EEUU estaba dirigido por “mujeres sin hijos y rodeadas de gatos”, en referencia a Kamala Harris y a la congresista por Nueva York, Alexandria Ocasio-Cortez. “Lo que me preocupa es de qué sería capaz si llegara a estar a un solo paso de la presidencia”, añadió Kelly. Recordemos que, igual que los candidatos a presidente debaten entre sí ante las cámaras, también lo hacen los vicepresidentes. Muchos creen que la contundencia de Kelly y su mayor edad puede desarmar al siempre airado Vance. Aparte, repetir triunfo en Arizona sería un éxito rotundo para Harris y Kelly parece el indicado para ayudarla en tan difícil empresa.

Sea como fuere, está claro que los demócratas van a castigar sin piedad la vía de agua que se ha abierto ante ellos. Vance no le va a dar ni un voto más a Trump, tan solo reafirma a sus votantes. Sí puede alejarle del elector moderado, el republicano de toda la vida que en las pasadas primarias se alineó más con las tesis de Nikki Haley. ¿Son muchos? No, pero suficientes como para darle la vuelta al resultado en determinados estados.

Está claro que Trump ha demostrado en estos ocho años tener un suelo de votantes mucho mayor del esperado. También, que su techo está por debajo del de otros políticos con mayor voluntad de acuerdo. Por ahí es por donde atacará la campaña de Harris, ya sin Biden como lastre a sus espaldas.