Julio Borges, expresidente de la Asamblea Nacional de Venezuela.

Julio Borges, expresidente de la Asamblea Nacional de Venezuela. EE

América

Julio Borges, expresidente del Congreso de Venezuela: "Maduro está arrinconado, sólo le queda la violencia"

El disidente venezolano, amigo de María Corina Machado y Edmundo González Urrutia, conversa con EL ESPAÑOL sobre las elecciones de este domingo desde su exilio en Valencia.

27 julio, 2024 03:01
Puri Beltrán Miguel Flores

Julio Borges (Caracas, 1969) vive con incertidumbre el proceso electoral del próximo domingo 28 de julio en Venezuela. Sabe que del resultado que arrojen las urnas dependerá el destino de todo un pueblo. También el billete de vuelta que le permita regresar a su país tras años en el exilio. El expresidente de la Asamblea Nacional y fundador del partido Primero Justicia atiende la llamada de EL ESPAÑOL desde Valencia, la ciudad a la que regresó hace tres años cuando sintió que su estancia en Colombia pasó a ser algo más incómoda, coincidiendo con el ascenso de Gustavo Petro al poder.

Es profesor en la Universidad de Valencia y miembro del Consejo Asesor del Instituto CEU de Estudios Americanos de Madrid. Borges, en contacto frecuente con el movimiento opositor liderado por la inhabilitada María Corina Machado y el candidato Edmundo González Urrutia, se mantiene al tanto de las informaciones que le llegan al teléfono y, como la mayoría de venezolanos, sueña con volver a ver a su familia unida. Sus progenitores, Rosa y Julio, llegaron a Venezuela huyendo del franquismo y allí permanecieron hasta la muerte de su padre el pasado año. Borges lamenta no haberse podido despedir de él, pero espera poder reunir a su madre con sus cuatrillizos tras las elecciones.

EL ESPAÑOL le pregunta al expresidente de la Asamblea Nacional si, tras 11 años en el poder, Venezuela le ha perdido el miedo a Maduro.

Sí, y no creo que sea algo nuevo de estas elecciones. Desde el principio, ha habido un espíritu de rebeldía frente a la destrucción de cosas tangibles como la industria petrolera o la infraestructura, pero también de cosas tan intangibles como los sentimientos, las relaciones y la familia venezolana. Lo que sucede ahora es que ha habido una sobredosis de represión, de miedo y de sometimiento. Y el reto del domingo es no solamente la victoria matemática, sino también vencer al miedo.

Informarse por los medios tradicionales como la televisión o la radio es comprarle el discurso a Maduro. Ante esta situación, muchos venezolanos recurren al periodismo ciudadano. ¿Qué papel están jugando los móviles estos días?

Uno totalmente decisivo. Es decir: desde hace mucho tiempo, ha habido un proceso en el cual, primero con Chávez y luego con Maduro, el cierre de medios de comunicación ha estado a la orden del día. En Venezuela han cerrado más de cien radios regionales y nacionales, canales de televisión históricos, y han bloqueado portales web de noticias. A aquellas televisiones por cable que son críticas de algún modo con Maduro les prohíben estar en Venezuela, de manera que la información queda a merced fundamentalmente del boca a boca. En redes sociales, la gente ha demostrado ser tan inteligente que siempre se superpone a la censura y a las mentiras.

Uno de los mensajes que ha emitido el Gobierno en este período electoral es que las encuestas que dan vencedor a Edmundo González Urrutia no son fiables.

Este es un tema muy interesante. Los últimos días, Maduro ha estado diciendo en el cierre de campaña que su círculo de colaboradores le muestran todos los días encuestas en las que él sale como ganador. Pero nadie ha visto esas encuestas de las que habla el presidente.

Por el contrario, los sondeos que nosotros mostramos son independientes y, además, de confianza porque los elaboran encuestadoras con un pedigrí de confianza muy grande. En algunos casos, las empresas son incluso extranjeras, sobre todo norteamericanas. La diferencia es esa: nosotros tenemos las encuestas abiertas, la metodología abierta y Maduro nunca ha podido señalar una encuesta según la cual esté ganando de verdad.

Un cuarto de la población de Venezuela ha salido del país por su situación política. Yo no sé si están resultando difíciles las votaciones para aquellos venezolanos que quieran votar desde el exterior por correo. Usted forma parte de estos ocho millones de venezolanos que viven fuera de su país y que han tenido que salir por motivos políticos. ¿Usted ha podido votar?

No, eso no existe para nosotros. Lamentablemente, el derecho votar para los ocho millones de venezolanos que estamos fuera no existe. Somos el éxodo más grande del mundo contemporáneo, superando a Ucrania, Afganistán y Siria. Pero de estos ocho millones de venezolanos, de los que más o menos la mitad podemos votar, el régimen de Maduro sólo ha autorizado a cerca de 60.000 personas. Imagínate lo que eso significa.

¿Cuáles son las trabas para ejercer el voto por por correo?

Ellos ponen una cantidad de obstáculos digitales totalmente arbitrarios e imposibles de esquivar para el ciudadano, que deniegan la solicitud de voto con la excusa de la burocracia. Saben que, si nos dieran luz verde, esas ocho millones de personas que nos fuimos por Maduro votaríamos masivamente y le cerraríamos el paso a la dictadura.

Pero, incluso sin contar con nuestros votos, las encuestas apuntan a que los venezolanos que sí pueden votar desde dentro del país están ganándole el pulso a Maduro. El apoyo a la oposición en estas elecciones es algo incontrovertible, y la campaña del oficialismo vacía y triste.

En las últimas horas, venezolanos residentes en Madrid están viajando o han viajado a Venezuela ante las trabas burocráticas para ejercer su derecho al voto. ¿Corren algún tipo de riesgo estos ciudadanos venezolanos si finalmente vence Maduro?

No, en principio no. A menos que sean personas perseguidas por la Justicia por motivos políticos. Pero al final, en todo caso, estamos sujetos a la arbitrariedad y a la reacción que pueda tener el régimen frente a su derrota. Teniendo en cuenta que el régimen claramente va a perder, ese es el gran interrogante que tenemos todos los venezolanos: ¿qué va a hacer Maduro?

Si las encuestas se confirman en las urnas y la oposición logra sacar al chavismo del poder, ¿Maduro aceptará la situación?

La mente de Maduro es totalmente ajena a la realidad, y estoy seguro de que rechaza la idea de entregar el poder bajo ninguna circunstancia. Mi parecer es que la historia nos muestra que existen eventos tan fuertes, energizantes, llenos de movimiento y de espíritu, que a Maduro lo va a golpear la realidad de una manera tan contundente que no le va a quedar otra opción que aceptar su derrota.

Por primera vez, el pueblo venezolano tiene una alternativa democrática sólida y totalmente entregada, liderada por María Corina y Edmundo. Invito a cualquier persona a buscar vídeos de los eventos de la oposición —convocados sin un euro— y compararlos con los mítines de Maduro, que con todo el poder y el dinero del país no pudieron llenar ni una avenida en Caracas.

Si el régimen pierde las elecciones, ¿usted prevé una escalada de violencia en las calles de Venezuela?

El problema es que, después de perder la revolución, lo único que le queda a Maduro es la violencia. La represión que ejerce el presidente últimamente se debe a que está más arrinconado en el miedo y la fuerza bruta. Por eso avisa de que, si él no gana, se avecina un baño de sangre en Venezuela. Este discurso lo hace responsable de cualquier acto de violencia que suceda.

España ha lamentado que Venezuela no autorice a observadores de la UE en las elecciones, y estos días también hemos visto cómo Lula da Silva y Gustavo Petro también se han desmarcado. Sin la UE, Brasil ni Colombia, ¿qué verificadores internacionales estarán presentes en este proceso electoral?

Habrá presencia, aunque bastante limitada, del Centro Carter, la ONG del expresidente de EEUU Jimmy Carter. Pero las capacidades de esta organización son realmente microscópicas si se comparan con la fortaleza de la UE, quizás la observadora electoral más grande del mundo.

Lo cierto es que nosotros mismos [los venezolanos] vamos a ser los observadores electorales. Es muy interesante ver a la gente hacer el papel de periodista. El jueves, por ejemplo, se veían vídeos en los que los ciudadanos decían: "Esta es la hora —y ponían un reloj—, estamos en esta avenida que Maduro quería llenar, y así está de vacía". Confío en que la gente use sus teléfonos para cumplir con la labor de observador nacional e internacional que nos va a faltar este domingo.

¿Usted está en contacto con María Corina Machado y Edmundo González Urrutia?

Sí, somos muy buenos amigos y hemos trabajado juntos. Estoy en permanente contacto con ellos.

¿Y si la oposición vence en estas elecciones, usted, exiliado desde 2021, regresará a su país?

Claro, es mi mayor ilusión. Mía y de mi familia, que está toda en Venezuela. Sobre mí tengo cinco órdenes de arresto de la dictadura. Y, bueno, yo como otros tenemos fe en que eso se pueda resolver de alguna manera. Pero date cuenta de algo: incluso si este domingo ganan María Corina y Edmundo, el cambio de poder sería el año que viene. El proceso sería bastante incierto y duraría siete meses o más en los que Maduro seguiría en el poder.

Esta transición lenta podría ser muy favorable o, por el contrario, un problema muy grave. Yo soy de los que presienten un triunfo de tal magnitud que se va a derretir todo el andamiaje de poder y de represión que sostiene la dictadura. Confío en que, si conseguimos echarlos, tendremos un proceso más pacífico de lo que uno pudiera imaginar.

Sus padres huyeron de la represión franquista a Venezuela, y usted tuvo que abandonar Venezuela por la represión que sufrió por sus ideas políticas. La historia de su familia es una historia de la lucha hacia la libertad.

Sí, es realmente emocionante, y hasta doloroso. Me suscita una mezcla curiosa de sentimientos el hecho de que mis abuelos, como tantos españoles, huyeran del totalitarismo a Venezuela, donde salieron para adelante y lograron construir un país del cual nos sentimos muy orgullosos. Venezuela está llena de diferentes colonias españolas. En mi caso, mi familia es de Cataluña y, como nosotros, millones de españoles, portugueses, italianos y otras nacionalidades hicieron que Venezuela recibiera más gente el siglo pasado que en toda su historia poscolonial. Es decir, el mío es un país construido por migrantes, y ahora a nosotros nos toca salir de Venezuela y volver a España. Ver las cosas desde esta perspectiva me toca muy profundo.

¿Cómo se imagina su viaje de vuelta? ¿Qué sería lo primero que haría cuando llegara a su país?

Lo primero será ir a casa de mis padres y estar con ellos. Mi papá murió hace un año. Una de las cosas más dolorosas es no haber podido estar con él. Quiero abrazar al resto de mi familia, como se quieren abrazar todas las familias venezolanas. Lo que me pasa a mí le está pasando a todo un país: cualquier dictadura afecta a un grupo reducido de la población que está en la política. Es el caso de la chilena. Pero esta dictadura totalizante de izquierda comunista, como la venezolana o la de Cuba, termina afectando al 100% de la población.

Usted salió de Venezuela en 2021. Tengo entendido que llegó a ser agredido físicamente y que le acusaron de intentos de magnicidio y conspiraciones.

Yo salí presidente del Parlamento en el año 2017 y, luego de eso, encabecé unas negociaciones internacionales con el régimen. En ese caso yo me negué a firmar lo que ellos querían obligarnos a firmar: ir a unas elecciones sin partidos y candidatos y sin posibilidad democrática. Eso trajo como consecuencia que Maduro me deslegitimara a nivel mundial y, a partir de ahí, me metieron en cuantos juicios hay por magnicidio, golpe de Estado, me quitaron mi casa en Venezuela... conque tuve que huir a Colombia, donde me dieron asilo. Luego, cuando ganó Gustavo Petro, decidí venir a España porque ya la situación no era segura para mí. En mi caso, tengo a mi esposa y a mis cuatro hijos, y mi gran ilusión es estar criando a venezolanos que en un futuro se encargarán de reconstruir su país.