Luigi Mangione o cómo el asesinato de un CEO saca a la luz la ira contra el sistema de salud privado en EEUU
- El joven despierta simpatía entre algunos usuarios redes sociales que recuerdan que las facturas médicas son la principal causa de bancarrota en el país.
- Más información: El asesino del CEO de UnitedHealthcare dejó varios mensajes grabados en las balas que usó para la matanza
Una juventud exultante, un futuro prometedor, un atractivo evidente… y un crimen con resonancia política. La detención de Luigi Mangione, ingeniero informático de 26 años educado en la prestigiosa Ivy League, como principal sospechoso del asesinato del CEO de UnitedHealthcare despierta fascinación por infinidad de motivos: por un lado su rastro en internet, con fotos en fiestas universitarias, eventos deportivos y viajes evidencian que se trataba de un chico popular y de buena familia. Por otro, la tibieza con la que el crimen ha sido condenado entre algunos sectores de Estados Unidos exhibe cierto resquemor social hacia el complicado sistema sanitario de la principal potencia del mundo.
"Siento como si fuera un Joker... aquí mismo en Nueva York, en la vida real", afirma una estudiante de la Universidad de Nueva York (NYU) sobre el asunto que estos días ocupa portadas, tertulias y conversaciones en cualquier rincón de la Gran Manzana.
Instantes despuñes de que las autoridades difundieran la imagen del sospechoso sin mascarilla captada por una cámara de seguridad, en la plaza que sirve de campus para la universidad, Washington Square, ya se había organizado un concurso de "dobles" del presunto asesino: "La gente no se siente muy bien por el estado actual de las cosas en nuestro mundo", comentó el ganador anónimamente al New York Post, cuya crónica describió el evento como "burlón" e "insípido", con algunos viandantes molestos por la presencia de ocho jóvenes ataviados como el sospechoso mientras otros observaban con curiosidad.
Al mismo tiempo, en internet la imagen compartida por las autoridades se difundía como la pólvora -editada, convertida en meme…-, acrecentando el morbo por el crimen y la curiosidad por la identidad del individuo que aparecía sonriente del fotograma. Alcanzó tal popularidad que fue un trabajador de un McDonald's ubicado en un cruce de carreteras de una zona rural del estado de Pensilvania quien lo reconoció entre los comensales y alertó a la policía.
Reacción en EEUU
Tras su detención, infinidad de usuarios de internet se apresuraron a buscar su nombre en todas las redes sociales posibles. En unos minutos dieron con su Instagram, su perfil de Twitter, su currículum en Linkedin, su perfil en una plataforma de cinéfilos y hasta una lista de libros recientemente leídos. El misterio pasó al asombro.
En las redes sociales estadounidenses es más fácil encontrar comentarios alabando los atributos físicos del detenido e incluso ironizando sobre el asesinato que mensajes condenatorios.
De hecho, el informe policial interno indica que Mangione se ve a si mismo como un "héroe" y que planificó el crimen como un desafío directo a la "corrupción" y los "juegos de poder" de la industria sanitaria, cuyas prácticas denuncia en un manifiesto escrito que llevaba con él.
"Ira arraigada"
"Esa reacción, incluso en su perspectiva cuestionable, importa por cómo deja al descubierto la ira profundamente arraigada de los estadounidenses hacia la atención médica", escribe Helen Ouyang, médico de emergencias y profesora de la Universidad de Columbia, en una columna de opinion del New York Times.
Ouyang describe en su artículo decenas de experiencias en las que ha tenido que recetar medicamentos alternativos a pacientes después de que las aseguradoras negaran el tratamiento recomendado, o de personas que en una emergencia médica están más preocupadas de la factura que de su dolencia e incluso terminan por pedir el alta aunque estén graves.
"Las conversaciones que estamos viendo ahora sobre la atención médica recuerdan que las dudas sobre los seguros no solo comprometen la atención que puedo brindar a mis pacientes, sino que también socavan la frágil confianza médico-paciente. Es una dinámica insostenible", analiza la autora.
Un sistema tortuoso
Navegar el sistema sanitario estadounidense es tremendamente complejo. Solo hay dos maneras de estar asegurado: pagarlo íntegramente o lograrlo a través del empleo -lo que significa que si se pierde, también se pierde el seguro médico-.
Pero estar asegurado no significa estar cubierto: las aseguradoras pueden declinar cubrir tratamientos o medicamentos aunque estén recomendados por un profesional médico. Incluso pueden paralizar durante meses una consulta con un especialista o una intervención mediante el proceso burocrático de "autorización previa".
En el caso de una emergencia, el paciente debe saber si el hospital al que va a acudir esta en la red de su seguro, pues la factura por un simple esguince puede llegar a los 4.000 dólares. Y aquí es donde entra en juego la otra parte del sistema: los proveedores inflan las facturas para cobrar más al seguro porque no hay un límite de precios. Un mismo tratamiento tiene dos precios diferentes para dos pacientes y ni los médicos saben muchas veces cuál será el precio final de los servicios que prestan.
Un informe de los Institutos Nacionales de Salud, la agencia del gobierno responsable de la salud pública y la investigación, revela que las facturas médicas desorbitadas representan alrededor del 40% de las declaraciones de bancarrota. Y aunque algunos estados como Nueva York y California han impuesto más controles a las prácticas más polémicas de las aseguradoras, la legislación es muy desigual entre los diferentes estados del país.
Quejas previas
De hecho, el asesinato de Brian Thompson, CEO de UnitedHealthcare, a sangre fría cuando accedía a una reunion con inversores en el Hotel Hilton de Manhattan el pasado miércoles 4 de diciembre, ha sorprendido también a expertos en seguridad porque no llevaba escolta a pesar del rango de su puesto y la mala prensa de su empresa.
"Hay mucha ira en Estados Unidos en la actualidad", explicaba a la BBC el director de una empresa de seguridad, Klein Investigations, que en el pasado prestó protección al propio Thompson.
El pasado julio, más de 100 personas accedieron a la sede de UnitedHealthcare, ubicada en Minnesota, para protestar por las prácticas de la compañía, especialmente las denegaciones de prestación de servicios.
Una de las primeras pistas con las que dio la policía de Nueva York tras el asesinato fue, precisamente, que en las balas disparadas el autor había grabado las palabras "negar" "defender" y "deponer" ("deny", "defend" y "depose"), tres términos comúnmente usados en las notificaciones con las que las aseguradores rechazan cubrir tratamientos médicos a sus asegurados.
De hecho, el perfil de Thompson en LinkedIn continúa público y un rápido vistazo a los comentarios de sus publicaciones revela infinidad de protestas de los asegurados.
"UnitedHealth Group está fallando a mi madre al no proporcionarle la atención básica para mejorar su vida. Continúan retrasando cualquier toma de decisiones y autorizaciones que están comprometiendo aún más su salud", denunciaba una mujer en los comentarios su última publicación.
Otra, hace dos años, indicaba: "United Healthcare cerró el plan de beneficios de Medicare de mi madre de 86 años sin previo aviso el 31 de julio de 2022. Me enteré cuando su farmacia me llamó. Su empresa dejó a un anciano sin seguro durante un mes sin enviar ni un correo electrónico".
Problemas de salud de Mangione
En el caso de Mangione se desconoce cuál fue su experiencia personal con la aseguradora o con el sistema sanitario. Según las últimas informaciones, era muy activo en un foro de Reddit donde narró sus problemas derivados de una operación de espalda a la que se sometió en 2023 y que personas de su entorno han corroborado.
De hecho, en su encabezado de Twitter aparecía un una radiografía con lo que parece una prótesis en la espina dorsal.
"Es absolutamente brutal tener un problema que detiene la vida", indicó en un comentario en ese foro, donde apenas se han visto comentarios relacionados con las aseguradoras.
Sin embargo, su lista de lecturas en la plataforma GoodReads indica que estaba interesado en autores críticos con la industria tecnológica y la cultura corporativa de Estados Unidos. Una de sus últimas reseñas se refiere a un libro escrito por John Kaczynsk, un activista de ideología neoludita y anticapitalista conocido como Unabomber que practicó un activismo violento antes de publicar el manifiesto "La sociedad industrial y su futuro".
Mangione también había leído libros sobre hábitos de vida ("Como Romper con tu Teléfono"), distopías ("Un mundo Feliz") y ciencia ("Sapiens").
"Esto es completamente injusto y un insulto a la inteligencia del pueblo estadounidense y su experiencia vital", son las únicas palabras que ha dicho Mangione tras su detención, grabadas en uno de sus traslados a dependencias judiciales, mientras espera a ser extraditado a Nueva York.