A puerta cerrada y en el más absoluto secreto. China decide su futuro desde este miércoles o, mejor dicho, el Partido Comunista se reúne para decidir el rumbo político de un país con casi 1.380 millones de personas. Lo que aquí se decida marcará los próximos cinco años de la potencia asiática.
Son varias las claves a la que prestar atención en este cónclave político que arranca este miércoles y podría durar una semana, como mínimo. En primer lugar, la principal incógnita es si habrá sucesor de Xi Jinping para gobernar China en la próxima década, o si, el presidente del país y secretario general de la formación decide perpetuarse en el poder. La segunda hipótesis es la más probable, según todos los indicios.
En cualquier caso, el XIX Congreso del Partido Comunista presentará nuevos integrantes del Comité Permanente, que se darán a conocer el día después de la clausura. Entre los miembros del todopoderoso organismo, podría estar el próximo presidente de China, como ocurrió en el caso del actual mandatario cinco años antes de que tomara las riendas del país.
Al margen de conocer qué nuevos líderes van a acompañar a Jinping en la cúpula, el Congreso también tiene que abordar de qué forma se incluyen las teorías del presidente chino en la constitución del partido, lo que supondrá "inmortalizarlo" en la historia del régimen.
Xi, de 64 años, es el líder comunista que más poder ha logrado concentrar en sus manos desde la muerte de Mao Zedong en 1976 y el XIX Congreso se ve como un test para comprobar si su intención es convertirse en una suerte de nuevo Gran Timonel.
En sus cinco años de Gobierno, Xi ha protagonizado un Gobierno mucho más personalista que su antecesor, Hu Jintao, en el que protagoniza la propaganda mientras cargos antaño importantes, como los de primer ministro o vicepresidente, son hoy secundarios.
La sucesión de 'papi Xi'
Además se acompaña de cierto fomento del culto a la personalidad que, sin llegar a los niveles del maoísmo en la Revolución Cultural, ha llevado a Xi a figurar en grandes carteles en las calles, en canciones viralizadas por internet o a que muchos chinos se refieran a él con el apodo "Xi Dada", ("papi Xi").
El "xiísmo", como lo denomina el experto Xulio Ríos en conversación con la agencia Efe, del grupo de análisis Observatorio de la Política China, será "reconocido en los estatutos, algo que habitualmente sucede a posteriori, tras el abandono de poder", una señal del interés del actual presidente chino en consolidar su liderazgo.
Este "xiísmo" incluye consignas que no rompen demasiado con el comunismo tradicional chino, como por ejemplo la "persecución del sueño chino" o el "rejuvenecimiento nacional".
Sobre el otro aspecto importante a observar en el Congreso, la sucesión de Xi, se pensaba al inicio de su mandato en 2012 que se retiraría, como su antecesor Hu, a los 10 años, en 2022, pero su individualismo y la escasa cesión de poder a otros líderes en la cúpula han planteado dudas.
La prueba es que, tras cinco años en el poder, aún no hay grandes favoritos en las quinielas a sucederle, algo que sí ocurría cuando Hu estaba en el ecuador de su mandato y el propio Xi, entonces vicepresidente, ya era visto como el futuro líder.
En las últimas décadas, reglas no escritas del régimen establecían que a los 68 años los líderes deben retirarse, por lo que Xi, de 64 años, tendría que dejar la secretaría general del PCCh en el XX Congreso de 2022 y la presidencia de China al año siguiente, tras dos mandatos.
El aliado mejor posicionado
Según los observadores, la clave para saber si lo hará o no es el actual Congreso: si alguno de los altos cargos actuales no sale de la cúpula habiendo rebasado esa edad, eso sentará un precedente que le servirá a Xi para hacerlo él también dentro de un lustro.
En particular, se cree que Wang Qishan, el aliado de Xi que ha encabezado una dura campaña anticorrupción con 1,4 millones de cargos del partido castigados, podría mantenerse en el nuevo Comité Permanente del PCCh pese a tener ya 69 años, y ello indicaría que el presidente podría hacer lo mismo en el siguiente Congreso.
"En teoría es posible un tercer mandato (de Xi), pero cabe reseñar que esa posibilidad genera muchas resistencias internas", destacó Ríos a Efe.
Otra opción sería que Xi sentara en el Congreso las bases para seguir en el poder incluso ante su hipotética retirada de la presidencia en 2023 manteniendo la secretaría general del PCCh, de un modo similar a como hizo Deng Xiaoping, máximo líder de Chinaen los 80 que lo fue también, pero en la sombra, en los 90.
En este sentido, algunos análisis sugieren que Xi desempolvará para ello el cargo de "presidente del PCCh", que desapareció en 1989 y Mao ostentó entre 1943 y 1976, más de 30 años. ¿Querrá Xi ser líder de China ese mismo tiempo? El XIX Congreso dará algunas pistas.