El hombre detenido tras el hallazgo de nueve cadáveres desmembrados en su apartamento al sur de Tokio ha admitido los asesinatos, que comenzó a perpetrar a finales de agosto cuando se mudó al piso, informó este miércoles la agencia japonesa Kyodo.
Takahiro Shiraishi, de 27 años, reconoció ante la policía haber matado desde el pasado 22 de agosto a nueve personas, aparentemente ocho mujeres y un hombre, con quienes contactó a través de Twitter y a los que atrajo a su vivienda de Zama, en la prefectura de Kanagawa, con ofertas para ayudarles a morir.
El arrestado admitió que el robo de dinero fue una de las razones que motivaron los asesinatos -en una ocasión se hizo con 500.000 yenes (3.775 euros/4.400 dólares)- y que embaucó a algunas de las mujeres con el propósito de abusar sexualmente de ellas, detalló Kyodo.
Las autoridades encontraron los restos humanos en la vivienda de Shiraishi mientras investigaban la desaparición de una veinteañera natural de Tokio, cuyo cadáver estaría entre los restos hallados.
La mujer publicó a finales de septiembre un mensaje en la popular red social en el que buscaba a alguien con quien quitarse la vida, al que el sospechoso contestó con un "Muramos juntos", según datos de la investigación recogidos por la agencia local.
Imágenes captadas por las cámaras de seguridad en la estación de cercanías tokiota de Hachioji captaron cómo ambos tomaron un tren con dirección al domicilio del sospechoso la semana pasada.
La policía, que irrumpió en el piso este lunes, halló allí las cabezas, miembros y otros restos humanos desmembrados, además de unos 240 huesos, dentro de cajas y neveras portátiles.
"No podía tirar (los cuerpos) por temor a ser atrapado", dijo el hombre a la policía en declaraciones recogidas por Kyodo.
El japonés desmembró los cuerpos en la bañera de su apartamento y tiró a la basura algunos restos, y las autoridades creen que empleó una sierra hallada en el escenario para realizar las mutilaciones.
Shiraishi permanece detenido como sospechoso de haber intentando deshacerse de los cadáveres, un cargo que presentan habitualmente las autoridades niponas mientras reúnen pruebas suficientes para iniciar una acusación por homicidio.