Tras intercambiar advertencias durante meses, las tensiones entre EEUU y China por la isla de Taiwán siguen escalando. No es para menos: según alertó esta semana el director de la CIA, Bill Burns, el riesgo de que el presidente Xi Jinping intente imponer su control sobre el autogobierno de la isla es cada vez mayor.
Sobre todo porque, de acuerdo con los servicios de inteligencia estadounidense, el gigante chino lleva meses observando el desarrollo de la guerra en Ucrania y "haciendo cálculos sobre cómo y cuándo" puede aventurarse a invadir un territorio que considera parte de China.
Sin embargo, a Pekín no parece importarle las preocupaciones de su principal rival, a quien ha recordado reiteradamente su compromiso de "no reconocer la independencia de Taiwán". Quizá por eso está utilizando cualquier movimiento por parte de EEUU para caldear el ambiente y acumular justificaciones en caso de que se decida a atacar el país.
La confrontación más reciente la ha provocado la visita que Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes de EEUU, planeaba hacer a Taiwán durante su gira veraniega por Asia. A ojos de China, este viaje -uno de los de más alto nivel a la isla en años- es toda una provocación porque socavaría gravemente la soberanía y la integridad territorial del país. Y como tal, "tendría graves consecuencias", según anunció el Ministerio de Relaciones Exteriores de China en un comunicado.
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Esta amenaza parece haber hecho saltar las alarmas en el Pentágono, que teme que China utilice cualquier excusa para reclamar Taiwán como suyo. "Los militares piensan que no es una buena idea en este momento", dijo Joe Biden al respecto este miércoles durante una rueda de prensa.
Asimismo, el presidente de Estados Unidos anunció que espera hablar con su homólogo chino, Xi Jinping, dentro de los próximos diez días para calmar las aguas.Por su parte, Pelosi, aunque aseguró que es importante mostrar apoyo al territorio, ha anunciado que no discutirá los detalles de su viaje por cuestiones de seguridad.
"Provocaciones" militares
No contento con interpretar un viaje diplomático como una amenaza, el régimen de Xi Jinping ha denunciado que Estados Unidos está realizando sospechosos movimientos militares en la zona.
Concretamente, pocas horas después de que Biden anunciase que llamaría a su homólogo, el ejército chino aseguró que el destructor estadounidense USS Benfold acababa de pasar por el estrecho de Taiwán, una franja de 180 kilómetros que separa la isla de la provincia china de Fujian.
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Un acto que calificó de "provocación" en su cuenta oficial de la red social Weibo.
El portavoz del Comando del Teatro de Operaciones del Este del Ejército Popular de Liberación (EPL), el coronel Shi Yi, fue mucho más contundente. Señaló que las "fuertes provocaciones y espectáculos" de Estados Unidos en el estrecho demuestran que el país es ''el destructor de la paz y la estabilidad", según recoge la agencia Reuters.
China considera a EEUU "el destructor de la paz y la estabilidad"
Unas palabras que recuerdan a las que expresó el líder chino después de que la OTAN aprobase su nuevo concepto de seguridad en junio, en el que consideraba a China como un "desafío" a tener en cuenta.
En este sentido, la Armada de EEUU no tardó en desmentir la información y la achacó a una de las muchas acciones chinas por "tergiversar nuestras operaciones marítimas legales y afirmar sus reclamos marítimos excesivos e ilegítimos a expensas de sus vecinos del sudeste asiático en el sur del Mar de China".