El acoso militar de China sobre Taiwán por mar y aire se ha incrementado en los últimos tres años. Al mismo tiempo, las relaciones entre Pekín y Washington se han ido tensando. No obstante, la isla autogobernada democráticamente que Pekín reclama como suya lleva reforzando y modernizando sus sistemas de defensa desde mucho antes.
Ya a finales de 2016, poco después de asumir su cargo como presidenta de la isla, Tsai Ing-wen anunció la puesta en marcha de un proyecto para fabricar ocho nuevos submarinos made in Taiwan. Para entonces, las Fuerzas Armadas ya contaban con cuatro sumergibles, pero todos ellos son antiguos: dos datan de la Segunda Guerra Mundial y fueron un regalo de Estados Unidos, y los otros dos se remontan a los años 80 y fueron comprados de segunda mano a Países Bajos.
Este martes, el primero de esos nuevos submarinos ya ha sido lanzado al mar como muestra de la prosperidad de un plan que ha contado (en secreto) con la experiencia y la tecnología de varios países. Y eso, para un territorio aislado diplomáticamente (ya que apenas cuenta con el reconocimiento internacional de un puñado de países) es un gran paso.
Las autoridades taiwanesas no han detallado qué Gobiernos extranjeros han contribuido en el programa militar. Sin embargo, una investigación de la agencia Reuters sostiene que al menos siete países han ayudado al desarrollo de esta flota submarina. Entre ellos está, cómo no, Estados Unidos, principal proveedor extranjero de armas de Taipéi, pero también Reino Unido, que habría autorizado la venta de componentes militares.
Este primer submarino, que según recoge el diario británico The Times lleva el nombre de Hai Kun en honor a un monstruo marino de una leyenda asiática, ha costado ni más ni menos que 1.540 millones de dólares. Además, utilizará un sistema de combate de la empresa estadounidense Lockheed Martin Corp y llevará torpedos pesados MK-48, también de fabricación estadounidense.
"Disuasión estratégica"
No obstante, a pesar de estar ya en el agua, esta nave no entrará en la fase de pruebas hasta el próximo mes y no será desplegada por el ejército hasta 2027. Según el almirante Huang Shu-kuang, asesor de seguridad de la presidenta, el objetivo del sumergible es "disuadir estratégicamente" a las fuerzas chinas de todo el Pacífico, de acuerdo con declaraciones recogidas por Reuters.
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Es decir, su misión es desalentar a los buques de guerra chinos que llevan meses realizado incursiones en el estrecho de Miyako, cerca del suroeste de Japón, o en el canal Bashi, que separa Taiwán de Filipinas. Así, de acuerdo con Huang, esta flota puede mantener a China a raya dentro de sus mares costeros. O, en otras palabras, "dentro de la primera cadena de islas" del extremo suroeste del océano Pacífico. Se trata de una especie de barrera geográfica que une Japón, Taiwán y Filipinas corre hacia el mar del sur de China.
"Los submarinos mantendrán sus barcos alejados de nuestras costas orientales", afirmó Huang, que recordó durante su rueda de prensa que contener a China en ese espacio es también "el concepto estratégico del ejército estadounidense". "Si invaden Taiwán, ni Japón in Corea del Sur estarán a salvo", advirtió en comentarios a Reuters.
Hoy por hoy el mayor temor de la isla del Pacífico es que China lance un ataque por mar desde la costa oriental de Taiwán, donde en los últimos meses la armada china ha mostrado una gran presencia. Es precisamente en la zona este de Taiwán donde se ha reagrupado y organizado parte del ejército isleño.