Al menos 121 personas han muerto en una estampida ocurrida este martes en un evento religioso en la ciudad de Hathras, en el estado de Uttar Pradesh (India).
Se trata de la peor tragedia de este tipo en una ceremonia religiosa en el país en los últimos dieciséis años, después de que en septiembre de 2008 al menos 150 personas murieron y otro centenar y medio resultaron heridas en una avalancha en un templo en el estado de Rajastán.
La ceremonia de oración donde se produjo la estampida era lo que se denomina un 'satsang' (una reunión de oración) organizado por un líder religioso llamado Narayan Sarkar y al que asistieron unas 10.000 personas, en su mayoría mujeres.
La estampida se originó al finalizar el servicio religioso cuando al abandonar el recinto los asistentes, algunos de ellos se tropezaron cayendo en una zanja, lo que provocó una caída en cadena, según contó un testigo a la agencia india PTI.
Testigos presenciales compartieron imágenes y vídeos en las redes sociales donde se ven numeros cadáveres tendidos en el suelo fuera de la sala de autopsias, mientras los familiares de los fallecidos gritan pidiendo ayuda, pero sin éxito.
Las autoridades han abierto una investigación para esclarecer las causas de este accidente.
El jefe de Gobierno de Uttar Pradesh, Yogi Adityanath, aseguró por su parte que presentaría cargos contra los organizadores, al tiempo que anunció una compensación económica de unos 2.400 dólares para las familias de los fallecidos, y de casi 600 dólares para los heridos.
El primer ministro de India, Narendra Modi, expresó este martes sus condolencias desde el Parlamento de la India, donde realizaba una intervención en el momento en que fue informado del accidente.
"Expreso mi más sentido pésame a quienes perdieron la vida en este accidente. Deseo la pronta recuperación de todos los heridos. La administración está comprometida en trabajos de socorro y rescate bajo la supervisión del gobierno estatal", aseguró el líder nacionalista hindú.
Las estampidas y avalanchas son un fenómeno frecuente en ceremonias religiosas en India, en su mayoría debidas a deficiencias en la gestión de las concentraciones multitudinarias o a la precariedad de las infraestructuras que rodean los lugares de culto.
En enero de 2011 fallecieran 102 personas en una zona boscosa y montañosa que conducía a un templo de difícil acceso en el estado de Kerala.