Emily Lau durante su conversación con EL ESPAÑOL.

Emily Lau durante su conversación con EL ESPAÑOL. Josep Solano

Asia

Lau, 'la Dama de Hierro' de Hong Kong: "Ya somos parte de China; toma la mayoría de decisiones"

La política hongkonesa Emily Lau fue la primera mujer en ser elegida por voto directo al Consejo Legislativo del territorio. Líder de Partido Democrático, hoy sigue peleando por devolverle a la región "la libertad" que ha ido perdiendo en manos de China. 

11 agosto, 2024 02:44
Hong Kong

Emily Lau, la veterana líder del Partido Demócrata hongkonés, experiodista y primera diputada prodemocracia elegida por sufragio en 1991 es considerada la "Dama de Hierro" de Hong Kong.

Fue la persona que en 1984 cuestionó las negociaciones de Reino Unido con China, acusando entonces a la primera ministra británica Margaret Thatcher de "entregar a más de cinco millones de personas a manos de una dictadura comunista".

Es la única voz que Pekín no ha logrado callar y que persevera en quedarse en la región administrativa especial de Hong Kong a pesar de las dos leyes de Seguridad Nacional que penalizan la disidencia contra China. Esta es la primera vez que Lau concede una entrevista a un periódico español.

Estos días se ha celebrado el 27º aniversario de la región administrativa especial de Hong Kong sin mención del cuarto aniversario de la primera ley de seguridad nacional. ¿Cómo describiría la situación política actual en Hong Kong?

Es muy triste porque muchos de mis amigos y miembros de mi partido llevan en prisión tres o cuatro años, algunos ni siquiera han sido declarados culpables. Por otro lado, la sociedad civil se ha desmoronado porque muchos medios y algunos periodistas se han ido al extranjero, algunos están en prisión, y muchos no se atreven a informar porque tienen miedo de ser arrestados… Lamento que este ya no sea el Hong Kong que solíamos tener cuando era muy libre, seguro y la gente podía tener libertad de reunión, de manifestación, de prensa... todo tipo de libertades. Y ahora parece que muchas han desaparecido.

En marzo pasado, una nueva ley de Seguridad Nacional entró en vigor. ¿Percibió algún cambio desde entonces?

Algunos de estos cambios eran requeridos por la Ley Básica, que es nuestra miniconstitución, y deberíamos haberla promulgado, pero durante muchos años no lo hicimos porque la gente tenía miedo. Si se intenta promulgar lo que está en la Constitución, no tengo problema alguno, pero para hacerlo se debería consultar a la gente y alcanzar un consenso. Recuerdo que cuando estaban tramitando la ley, la BBC hizo un reportaje sobre las protestas y salieron a la calle a entrevistar a la gente pero nadie quería hablar. Hong Kong no era así antes porque antes la gente tenía muchas cosas que decir pero ahora no. Simplemente tienen mucho miedo de hablar, y esto es autocensura. Es terrible.

Primera manifestación autorizada en Hong Kong

Primera manifestación autorizada en Hong Kong Europa Press

Según muchos críticos y la mayoría de países occidentales, esta es la prueba evidente que Pekín no respeta el principio de 'un país, dos sistemas' ¿Cuándo cree exactamente que dejó de cumplirlo?

Bueno... Yo todavía estoy hablando con usted; así que si fuera cierto que toda la gente tiene miedo, no estaría aquí. No creo que se pueda hacer una entrevista así en China continental, así que aquí todavía hay ciertas cosas que son posibles. Es cierto que la diferencia es cada vez menor y creo que algunas personas dirán que el punto de inflexión es 2019, cuando hubo caos y violencia en las calles. Fue entonces cuando la gente se reunió para luchar contra la ley de extradición, una norma que permitiría a las autoridades enviar personas a China continental para ser juzgadas. Nunca apoyé ese tipo de comportamiento y el gobierno aquí no pudo hacer nada. Algunas personas fueron a Pekín y les pidieron que hicieran algo, incluso pidieron que enviara al ejército pero nunca los enviaron: en cambio, nos impusieron la ley de seguridad nacional, así que ese fue el punto de inflexión.

¿Cree que la llamada "Revolución de los paraguas" fue el comienzo de todo?

Este movimiento ocupó las calles durante varias semanas, pero no conseguido nada. Supongo que algunas de las personas, especialmente los jóvenes que eran muy optimistas y proactivos, no sabían mucho sobre la historia china ni sobre el Partido Comunista. Durante muchos años antes y después de 1997, la gente de Hong Kong disfrutó de libertades, derechos humanos, seguridad personal y de un Estado de derecho. No cayeron del cielo: fueron fruto de los esfuerzos millones de personas de Hong Kong. No conseguimos la democracia plena, pero sí todas esas cosas características de la democracia.

Nosotros sabíamos los límites pero estos chicos no: pensaban que podrían ganar y cuando las cosas salieron muy mal, algunos fueron arrestados, otros huyeron al extranjero y luego nos culparon. Yo aún estoy sentada aquí esperando que la Policía de la Seguridad Nacional me arreste. Sé lo que es posible y lo que no; puede que no estén de acuerdo conmigo y está bien, pero no deberían culparnos diciendo que causamos el problema. Ellos eran muy jóvenes y pensaron que el cielo es el límite.

Pero cambiar las cosas fue la razón por la que usted se lanzó a la política…

Sí, yo era periodista y la primera vez que tuvimos elecciones a pequeña escala fue en 1991. Entonces decidí abandonar el periodismo y entrar en política. Me presenté a una elección directa, aunque la mayoría de los miembros de la legislatura no fueron escogidos por la gente. Comenzamos sabiendo que había límites. Nuestro objetivo era luchar por el sufragio universal y, aunque fuera una meta lejana, está en la Ley Básica, así que intentamos luchar por eso, pero también por la libertad, la seguridad y el Estado de derecho.

¿Recuerda algún momento especial durante tu tiempo como legisladora?

 A principios de 1994, tuve la oportunidad de presentar un proyecto de ley en el Consejo para el sufragio universal. Fue tumbado por un voto. Es lo más cerca que estuvimos del sufragio universal. Entonces Chris Patten, el último gobernador británico propuso su proyecto, que no contemplaba el sufragio universal total y que ganó por un voto. 

¿Se arrepiente de algo o habría hecho algo diferente durante su paso en política?

No, realmente no. Creo que hice lo mejor que pude. Por supuesto entramos en discusiones con el Gobierno central sobre el sufragio universal, sobre la reforma política a instancias del presidente de China, Hu Jintao. De hecho, pidió a algunas personas en Hong Kong que contactaran a mi partido y nos pidieron enviar una carta al presidente para decirles lo que pensábamos sobre una reforma política. En ese momento, organizaron reuniones con funcionarios chinos aquí y tuvimos una discusión. Finalmente, presentaron un paquete de reforma política, pero no era bueno. Así que no queríamos aceptarlo porque era muy poco ambicioso y luego más tarde lo enmendamos y lo aceptaron.

¿Hubo enfado entre los ciudadanos?

Sólo por el hecho de acudir a la Oficina de Enlace del Gobierno Central, que es un edificio del Distrito Occidental, muchas personas nunca nos perdonaron. Estaban muy molestos con nosotros por aceptar entrar, pero en realidad no éramos los únicos: había diferentes grupos que también participaban en las negociaciones. Sin embargo, el Partido Democrático era el objetivo más grande. Mi posición siempre ha sido a favor de las negociaciones y sé que en política hay que llegar a acuerdos: no siempre puedes tenerlo a tu manera, así que nunca diré que cometí un error o "nunca negociaré, nunca hablaré". La democracia es discutir, negociar, comprometerse y llegar a un consenso con diferentes actores: esto es la democracia.

Protestantes de la 'Revolución de los Paraguas' en Hong Kong en 2019.

Protestantes de la 'Revolución de los Paraguas' en Hong Kong en 2019. Reuters

¿Y cómo ve ahora al Gobierno de Hong Kong y su relación con Pekín?

Ahora Pekín está tomando la mayoría de las decisiones; cualquiera que sea el Gobierno que tengamos aquí deberá seguir lo que Pekín decida. No sé si se sienten frustrados o no, ya que nunca he hablado con ellos, pero creo que están frustrados. Actualmente la situación se ha calmado y dudo que haya una gran amenaza a la seguridad nacional, por lo que el Gobierno central debería ajustar la política de Hong Kong no siendo tan severo y no ejerciendo un control tan estricto. Deberían dejar que la gente respire más libremente, que salga a manifestarse, a marchar y hacer algunas de las cosas que hacíamos antes de 2019. Así se recuperaría el Hong Kong libre, seguro y feliz.

¿Cree que lo permitirán?

No lo sé. por supuesto mucha gente dice que no lo harán pero yo debo decirlo, no puedo decir lo que ellos piensan. Creo que muchos hongkoneses están de acuerdo conmigo, pero el problema es que no se atreven a decirlo porque piensan que si lo dicen, tendrán problemas, especialmente si hacen negocios. No creo que por decirlo esté infringiendo la ley de seguridad nacional: les estoy pidiendo que hagan todas las cosas que están bajo el principio de ‘un país, dos sistemas’, y todas las cosas que podíamos hacer antes.

¿Y qué piensa del papel que ha jugado la comunidad internacional en Hong Kong estos últimos años?

Aquí el Gobierno es un poco ambivalente: por un lado siempre habla de la interferencia extranjera y no quieren que los hongkoneses tengan relación con fuerzas extranjeras, pero luego, por otro lado, quieren que vengan turistas, estudiantes o empresarios de fuera. Quieren hacer negocios, pero sin que interfieran en la política. Creo que el Gobierno debería tener una política menos severa para que los hongkoneses no tengan miedo de tratar con extranjeros. En mi caso, yo voy a las recepciones de las embajadas en sus días nacionales y me tomo fotos con sus cónsules; hay mucha gente que no lo hace -y yo lo respeto- pero yo lo hago aunque sé que podría tener problemas. Creo que todavía tenemos que hacer lo que creemos y asumir las consecuencias.

¿Todavía ve posibilidades de restaurar -parcialmente quizás- las libertades de las que disfrutaban antes?

Yo no estoy diciendo que lo consigamos, pero creo que haremos todo lo posible. Nos lo debemos a nosotros mismos y a la próxima generación. Lo que estamos haciendo está dentro de la Constitución: no estamos infringiendo la ley, así que lo intentaremos aunque sea difícil. Yo todavía estoy aquí, no he huido de Hong Kong.

Aunque después de 2047, Hong Kong pasará a formar parte de China.

Ya somos parte de China, ahora.   

Evidentemente, pero como región autónoma especial, ¿cómo ve esta transición hasta el 2047?

Yo no estaré aquí en el 2047, está demasiado lejos: hablemos de los próximos tres o cinco años, pero no del 2047.