En malayo, orangután significa ‘persona del bosque’. La deforestación es la mayor amenaza para la supervivencia de los orangutanes y el mayor porcentaje de deforestación se ha puesto en marcha para convertir la tierra en cultivos de aceite de palma, lo cual afecta severamente a orangutanes, elefantes, tigres y miles de otras especies. Los orangutanes son una especie en peligro de extinción y por tanto, están protegidos, pero su hogar en la selva tropical no, aclara Save the Orangutan.
Consecuentemente los orangutanes están aislados dentro de pequeños enclaves de las selvas tropicales, sin poder buscar comida y demasiado cerca de los humanos. La demanda de aceite de palma ha provocado la destrucción masiva de bosques en Indonesia y Malasia, que juntas representan el 85% de la producción mundial de aceite de palma.
La producción del aceite de palma ha dañado el clima del planeta, posicionando a Indonesia en tercer lugar como el país que más carbono aporta a la atmósfera, después de China y Estados Unidos. Además, las plantaciones de aceite de palma han desplazado y matado de hambre a los orangutanes, que son “asesinados de las formas más brutales, como si fueran plagas agrícolas, cuando intentan alimentarse en las zonas de plantación”, explica la fundación.
De hecho, se calcula que cada año mueren entre 1.000 y 5.000 orangutanes en las concesiones de aceite de palma, y según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), alrededor de unos 10.000 de los 75.000 a 100.000 orangutanes de Borneo están en peligro crítico actualmente en zonas destinadas al aceite de palma. Cada año mueren entre 2.000 y 3.000 de estos animales en conflictos entre humanos y orangutanes, muertes que suelen estar relacionadas con la expansión de la agricultura.
La mitad de los alimentos empaquetados, cosméticos, artículos de tocador, champú, pasta de dientes, detergente, mantequilla de cacahuete, Nutella, cenas congeladas para microondas, patatas fritas, loción, pan, chocolate, leche (donde se añade vitamina A) y muchos más contienen aceite de palma, explica Orangutan Foundation International. Según la UICN, la producción mundial de aceite de palma afecta al menos a 193 especies amenazadas, y podría afectar al 54% de los mamíferos amenazados y al 64% de las aves.
Además de la caza furtiva, la tala ilegal, la fragmentación y la pérdida de hábitat ponen en peligro a los orangutanes y a los elefantes pigmeo Borneo —la subespecie más pequeña de los elefantes asiáticos—, que son esenciales para la salud de los ecosistemas forestales en la isla de Borneo. Sin embargo, la organización sin ánimo de lucro, fundada por la Dra. Biruté Mary Galdikas, Orangutan Conservation, dedicada a la conservación de los orangutanes salvajes y su hábitat, aclara que las plantaciones de palma aceite son la principal causa de destrucción de la selva tropical en Malasia.
En mayo, el ministro de Industrias de Plantación y Productos Básicos malayo, Datuk Seri Johari Abdul Ghani, presentó una propuesta, inspirada en la ‘diplomacia de pandas’ china para introducir la ‘diplomacia del orangután’ en los países que comercian con aceite de palma. ¿Su objetivo? Demostrar al mundo que Malasia “preserva la vida salvaje y garantiza la sostenibilidad de nuestros bosques, especialmente dentro del paisaje de plantaciones de aceite de palma”. Naturalmente, la propuesta fue ampliamente criticada por activistas.
El domingo pasado, en el día internacional del orangután, Ghani anunció que en lugar de enviar a los orangutanes (como lo había dicho en mayo), invita a que los países que compran su aceite de palma adopten un orangután. Pero los primates permanecerían en su hábitat natural. En su discurso aclaró que los compradores pueden ‘apadrinar’ o adoptar a más de un orangután y que los fondos se destinarán a programas de conservación de los animales. En ellos, se vigilaría su paradero, seguridad y estado de salud.
La conservación de la población de orangutanes se llevará in situ en las selvas o en las agrupaciones forestales de las plantaciones de aceite de palma, identificadas como zonas de Alto Valor de Conservación (AVC), explica New Straits Times, como una iniciativa de Malaysian Palm Oil Green Conservation Foundation (MPOGCF). Por consiguiente, se proporcionará un espacio para que los orangutanes “se muevan libremente, encuentren alimento y se puedan reproducir sin interferencia humana”, dijo en el Centro de Rehabilitación de Orangutanes de Sepilok en la ciudad de Sandakan.
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Hoy en día, el 92% del consumo global de aceite de palma viene de dos países: Indonesia y Malasia. La UICN destaca que el aceite de palma produce el 35% de todo el aceite vegetal “en menos del 10% de la tierra para cultivos agrícolas oleaginosos” y el 80% de la producción nacional de aceite de palma se exporta. El aceite de palma es el aceite vegetal más común en el mundo, por lo que desde 2014, la Unión Europea obliga a declararlo en los productos alimenticios. En los últimos años, Europa ha gradualmente aumentado el uso del aceite en biodiésel, explica Save the Orangutan.
En 2023, la Unión Europea aprobó la prohibición de importar productos agrícolas cultivados en tierras deforestadas malayas después de 2020. Kuala Lumpur, para demostrar que comparte la preocupación internacional, introdujo la certificación obligatoria de Aceite de Palma Sostenible de Malasia (MSPO) a todos los cultivadores, pequeños propietarios y fincas para garantizar que la industria siga y cumpla con las normas internacionales de sostenibilidad. Por su parte, Estados Unidos y Canadá (y próximamente Reino Unido), tiene una aplicación llamada ‘PalmSmart’ que permite a los consumidores comprobar si un producto tiene aceite de palma, así como también quién es su fabricante al escanear el código de barras.