China ha prohibido este viernes las adopciones internacionales de niños chinos, según ha anunciado este jueves Mao Ning, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores. Sólo se permitirá una excepción: la de aquellos extranjeros que adopten a niños e hijastros de sus familiares hasta el tercer grado de consanguinidad.
Esta decisión marca un giro en la regulación de este tema, muy sensible en un momento demográfico complejo. La política de un solo hijo, vigente durante décadas, ha dejado una profunda huella en la sociedad china, que ahora tiene una tasa de natalidad en descenso y una población cada vez más envejecida.
El cierre a las adopciones viene más de tres décadas después de iniciar un programa que ha permitido desde 1992 la adopción internacional de casi 160.000 niños del país. Alrededor de 82.000 de estos menores, en su mayoría niñas, ha sido adoptados en Estados Unidos, según Children International de China (CCI). En España se han adoptado 18.000 desde 1995.
Ahora, hay mucha preocupación en países como Estados Unidos que, según recoge el diario The Guardian, desconocen qué pasará con los cientos de familias que esperan completar el proceso de adopción.
Las autoridades no han precisado qué ocurrirá con las familias que ya han iniciado el proceso para adoptar.
La decisión se da en un momento en el que los políticos chinos están alentando a las parejas jóvenes a casarse y a tener hijos después de que la población se haya reducido en la última década. La natalidad está por los suelos, una de las más bajas del mundo, y el régimen está intentanto incentivar a las mujeres jóvenes a tener hijos.
China toma así una decisión que ya ha tomado Países Bajos, por ejemplo, donde se prohibió adoptar a niños extranjeros. En Dinamarca, las familias tampoco podrán adoptar niños en el extranjero después de que la única agencia de adopción haya suspendido sus operaciones.