Ding Jiaxi y su esposa Sophie Luo cogen la mano de su hija en una vieja foto familiar.

Ding Jiaxi y su esposa Sophie Luo cogen la mano de su hija en una vieja foto familiar. Human Rights in China

Asia

Cómo la China de Xi persigue a sus disidentes: la esposa de Ding Jiaxi cuenta su infierno familiar por "promover la libertad"

Tokio (Japón)
Publicada

La vida de Sophie Luo cambió para siempre cuando su esposo, el reconocido abogado en defensa de los derechos humanos Ding Jiaxi, fue detenido por el Gobierno chino. Su delito: defender las libertades civiles y los derechos fundamentales en un país que no se caracteriza especialmente por respetar las voces disidentes. Desde su encarcelamiento, Sophie ha experimentado un torbellino de emociones, desde la rabia y el dolor hasta una fortaleza renovada que ha encontrado en su fe, sus amigos más íntimos y su incansable lucha por la liberación de su esposo.

En este encuentro con EL ESPAÑOL desde Tokio, Sophie comparte cómo ha sobrellevado la ausencia de Ding, la cruda realidad de las torturas que él ha soportado en prisión y cómo ha aprendido a canalizar su ira hacia una lucha por la justicia. A pesar de las dificultades que enfrenta, Sophie sigue siendo un referente de esperanza para aquellos que, como ella, sueñan con un futuro donde la libertad y la democracia puedan ver la luz en China algún día.

La vida diaria de Sophie ha cambiado radicalmente desde que Ding Jiaxi fue detenido y mantener la esperanza ha sido un proceso largo y difícil. "El encarcelamiento de mi esposo ha sido una carga emocional significativa para mí, y pesa en mi corazón cada día", confiesa Sophie, con una calma que revela la resiliencia detrás de su voz. La fortaleza mental que desarrolló en los primeros meses fue una herramienta crucial para sobrellevar la tragedia.

"Los primeros meses fueron extremadamente difíciles, estaba a menudo muy deprimida e incluso llegué a luchar con pensamientos de terminar con mi vida", revela Sophie, un testimonio desgarrador del profundo impacto que la detención de su esposo tuvo en su bienestar emocional. Sin embargo, en medio de este dolor, encontró alivio y fuerza al hablar con un periodista y otros activistas que la apoyaron en los momentos más oscuros.

Su comunidad ha sido vital para su supervivencia emocional. "Mis amigos han sido una fuente constante de apoyo, ofreciéndome consuelo y ayudándome a fortalecerme con el tiempo. Estoy increíblemente agradecida con ellos por haberme ayudado a superar estos tiempos oscuros", comenta Sophie, quien ha encontrado un grupo cercano de personas que comparten su lucha por la justicia y los derechos humanos. Pero la lucha no solo ha sido emocional, sino también práctica.

Como madre, Sophie ha tenido que lidiar con las difíciles conversaciones con sus hijas, quienes todavía no llegan del todo a comprender la realidad de la situación de su padre. "A mis hijas aún les cuesta hablar de la situación de su padre, y no todos en mi familia o en la suya (la de su esposo) comprenden completamente la causa por la que él lucha", dice con un tono de resignación, pero también de determinación. La causa de Ding Jiaxi no es solo su lucha, sino la de toda una familia que ha aprendido a vivir con la esperanza de que un día regresará a casa.

El impacto del encarcelamiento de su esposo no ha sido solo emocional, sino que también ha alterado profundamente la vida diaria de Sophie. "Honestamente, siento una intensa rabia hacia el gobierno", admite. Como cristiana, lucha con la enseñanza de "amar a tu enemigo", y confiesa que es un desafío constante encontrar un equilibrio entre su fe y su rabia. "Me he imaginado como una 'Terminator del Partido Comunista de China (PCCh)', deseando ver el fin de su régimen", revela Sophie con una mezcla de ironía y dolor.

"Los principales objetivos de Ding eran promover la libertad, la justicia social y el amor por la humanidad"

Pero su fe le ha ofrecido también una perspectiva más amplia. "Mi fe también me ha proporcionado un equilibrio, recordándome que no debo odiar a mi enemigo", dice. Es una lección que le ha ayudado a sobrellevar la situación, pero también a comprender las complejidades del sistema que ha encarcelado a su esposo. Esta introspección ha permitido a Sophie no solo enfocar su energía en la lucha, sino también aprender de otras experiencias alrededor del mundo.

A través del activismo y de su contacto con defensores de derechos humanos en el exilio, Sophie ha ampliado su visión del mundo, conectándose con personas de otros países que también enfrentan dictaduras y regímenes autoritarios. "Este difícil viaje me ha abierto los ojos y me ha presentado una comunidad global de defensores de los derechos humanos y activistas", comparte Sophie, con una esperanza renovada en las alianzas que ha forjado durante estos años de lucha.

Antes de su detención, Ding Jiaxi era un abogado comercial de éxito, especializado en derecho corporativo, fusiones y propiedad intelectual. Sin embargo, su verdadera pasión siempre fue el cambio social. Desde muy temprano en su carrera, su esposo mostró un compromiso firme con los valores de justicia y libertad. "Su verdadera motivación para convertirse en abogado estaba arraigada en su deseo de ser la voz aquellos que no podían hacerlo por sí mismos", recuerda Sophie con admiración.

Este deseo lo llevó a abandonar el derecho corporativo para centrarse en la defensa de los derechos humanos. Fue un cambio radical, pero Sophie siempre supo que era inevitable. "Los principales objetivos de Ding eran promover la libertad, la justicia social y el amor por la humanidad", explica. Y fue esta dedicación lo que eventualmente lo llevó a enfrentarse con el régimen chino.

"Los movimientos globales por la justicia siempre han comenzado con valientes que se negaron a rendirse"

El trabajo de Ding fue fundamental en el movimiento de Nuevos Ciudadanos chino, donde promovió la participación cívica y alentó a las personas a tomar un papel activo en la construcción de una sociedad más justa. Sin embargo, este activismo lo convirtió en un blanco para el Gobierno chino, que no tardó en actuar para silenciarlo.

La descripción de las condiciones de encarcelamiento de Ding Jiaxi son brutalmente inhumanas. Sophie relata con angustia los abusos a los que su esposo ha sido sometido. "Ding ha sufrido varias formas de tortura y abusos físicos", comenta, detallando los terribles métodos empleados, como la "tortura de la silla del tigre", donde explica que lo han atado en posiciones dolorosas durante largas horas.

A pesar de estas torturas físicas, Sophie también subraya el componente psicológico del castigo. "Ding ha sido aislado en confinamiento solitario, sin acceso a sus libros o cualquier forma de comunicación con el exterior", dice, señalando cómo este aislamiento afecta profundamente a alguien como su esposo, que siempre ha valorado la actividad intelectual.

A pesar de todo, este abogado chino sigue siendo una figura de increíble fortaleza, algo que Sophie admira profundamente. "A pesar de todo, Ding sigue siendo increíblemente fuerte. Incluso en condiciones tan difíciles, no ha dejado de mantenerse firme en sus principios", dice Sophie, quien encuentra en su esposo una fuente de inspiración constante.

Desde la detención de su esposo, Sophie ha encabezado una campaña internacional para mantener la atención en su caso y en la situación de los derechos humanos en China. "Mi principal objetivo es mantener viva la atención internacional sobre el caso de Ding Jiaxi", explica. Sophie está convencida de que la presión internacional es clave para la liberación de su esposo y de otros prisioneros de conciencia.

"La presión externa, tanto diplomática como económica, puede marcar la diferencia", afirma Sophie, haciendo un llamado a los líderes internacionales para que no ignoren las violaciones de derechos humanos en China. La comunidad internacional, insiste, tiene más poder del que a veces parece creer.

A pesar de las duras condiciones y la incertidumbre del futuro, Sophie sigue creyendo que la lucha de su esposo no será en vano. "Aunque el cambio en China pueda parecer lejano, los movimientos globales por la justicia siempre han comenzado con personas valientes que se negaron a rendirse", dice, con una firmeza que refleja su inquebrantable creencia en el poder del activismo y la solidaridad internacional.

A través de su rabia y pena, Sophie ha encontrado una misión que va más allá de la liberación de su esposo: la lucha por los derechos humanos y la justicia en China, y en todo el mundo. Para Sophie Luo, cada día que Ding Jiaxi pasa en prisión es, en última instancia, una contribución más a la lucha por la democracia, no solo en su país, sino en el mundo entero.