- Algo gordo está pasando
- ¿Qué pájara te ha picado ahora?
- En Turquía
- ¿Qué pasa?
- Desde Ankara
- ¿Qué? Cuenta. Es una broma, ¿no?
- Un golpe de Estado parece, organizado por el Ejército
Se trata de la conversación que Alberto Tórtola y David Duperier, vecinos españoles de Estambul, mantuvieron por WhatsApp poco antes de la medianoche.
Tórtola, un ingeniero de Caminos de 38 años que vive desde noviembre de 2015 en el barrio de Cihangir, cerca de la plaza Taksim (centro neurálgico de Estambul), estaba en su casa cuando un amigo le llamó para decirle lo que ocurría. Inmediatamente puso las noticias. La televisión pública turca había quedado en suspenso, pero la CNN Türk seguía emitiendo.
Golpe de Estado en Turquía. Algo absolutamente insólito estaba ocurriendo. Así que decidió salir a la calle para comprobar de primera mano el ambiente de la ciudad.
Lo que se encontró al salir también era inaudito: muy poco tráfico en las calles; “cosa muy rara porque en el centro no deja de haber coches hasta las 2 de la madrugada”, cuenta a EL ESPAÑOL.
[Así les hemos contado el intento fallido de golpe de Estado]
Según Alberto, en el centro de Estambul había “mucha gente parada porque la plaza central está tomada por los militares. Cosa que no he visto nunca”. Y añade que del otro lado de los militares “había un camión blanco de la policía”.
Tanto unos como otros van armados y en su paseo por la ciudad se encuentra “un militar cada cinco metros más o menos”. El Ejército rodea la plaza y “todos los soldados llevan una metralleta”. También se ve mucha policía por las calles, aunque el ambiente “es tranquilo, hay gente parada, como esperando que pase algo. Es muy raro porque normalmente suele haber mucha gente en circulación”.
Las tiendas de Estambul, según explica, siempre “están abiertas toda la noche”. Sin embargo, este anochecer es diferente. Los únicos comercios que siguen abiertos son “los Doner Kebab”. Dice Alberto que “se ve que el ambiente no es normal, la gente mira el teléfono en la calle y las personas están como en grupitos”.
Aunque Tórtola lleva desde noviembre de 2015 viviendo en Estambul, conoce la ciudad bastante bien puesto que lleva dos años viajando a esta metrópoli cada dos meses por motivos de trabajo. Lo que más le ha llamado la atención de este golpe militar es que no haya existido agitación, ni haya habido que utilizar gases lacrimógenos.
Y esa atmósfera de calma en medio de este caos hace que no esté inquieto. No se plantea irse de Turquía y volver a París, donde estaba viviendo anteriormente.
“Vengo de hablar con los amigos y he hablado con la familia también para tranquilizarles. Mis colegas y yo nos habíamos comprado unos billetes de avión para ir de vacaciones desde Estambul a Grecia, pero ahora no sabemos si vamos a poder realizar el viaje”.
Durante la conversación con este diario Alberto para un momento: “Se han oído detonaciones, como petardos. No sé si son pertardos o tiros, me voy”. Al final, la calma se ha visto quebrada.
Duperier describe un panorama diferente. El viernes noche, iba conduciendo por Estambul cuando percibió que había una cantidad de tráfico inusual para cruzar de una orilla a otra de la ciudad. Ya en casa, en la parte europea de la urbe, encendió la televisión para descubrir que un grupo de militares insurgentes habían lanzado un golpe de Estado.
“Al ver las noticias ya me empecé a dar cuenta de que los militares han cortado el paso entre Europa y Asia”, dice sobre los dos puentes que unen las mitades de Estambul. Vio cómo en la cadena TRT una presentadora leía obligada un comunicado de los rebeldes. Luego apareció el presidente Erdogan hablando en la CNN turca por videoconferencia para llamar a los ciudadanos a la calle a frenar la rebelión.
Pero Duperier, que lleva más de cinco años en el país, afronta los acontecimientos con calma. “Continuamente hay atentados. Yo trabajo en la universidad y, por ejemplo, hace un par de meses hubo un atentado en la universidad. Es el pan de cada día”, explica. “Si me tiene que pasar algo, me pasará en el momento que sea y donde esté”. Lo que le preocupa, afirma, es que sus allegados estén nerviosos.
Sin embargo, Duperier, intérprete de turco y español, subraya que la vida diaria en Turquía es diferente de lo que estos episodios ilustran. “Yo ahora mismo miro por la ventana y veo las tiendas abiertas y la gente paseando por la calle; no hay nada raro”, aseguraba al inicio de la madrugada. Luego llegaron los disparos al barrio de Harbiye. "Hay heridos", afirma.