Mohamed Lahouaiej Bouhlel, un tunecino de 31 años con permiso de residencia en Francia, mató al menos a 84 personas embistiéndolas con un camión al final de la fiesta nacional del 14 de julio en Niza. El grupo terrorista Estado Islámico ha reivindicado el ataque.
Antes de poder atribuir el ataque a una organización concreta, Hollande indicó el viernes que nos espera un "largo combate" contra un "enemigo" que golpea "al mundo entero"; y el fiscal de París, François Molins, aseguró que su modus operandi concuerda con el que promueven distintas organizaciones yihadistas (en referencia al Estado Islámico y Al Qaeda). Sin embargo, Bouhlel “nunca había mostrado signos de radicalización”, según el fiscal de París. Tampoco a las autoridades tunecinas les constaba.
5.000 europeos se han ido a luchar en las filas del autodenominado Estado Islámico en Siria e Irak. Entre un 25 y un 20% de los combatientes extranjeros movilizados por el autodenominado Estado Islámico provienen de Europa, una movilización en Occidente como nunca antes se había visto con el terrorismo yihadista. Los que se han quedado aquí también están dispuestos a morir matando.
Más allá de la respuesta de las fuerzas de seguridad y las intervenciones militares -sobre cuya necesidad coinciden los expertos, aunque haya disenso en el nivel de prioridad que hay que darles-, los analistas coinciden una y otra vez en señalar dos grandes asignaturas pendientes:
La comunicación pública falla “rotundamente”
“Hace falta sensibilizar y ser didáctico, [abordar la] problemática que ocurre en nuestras aulas, en espacios deportivos, en lugares de culto...”, ejemplificaba en un reciente encuentro de expertos en la materia Carola García- Calvo, investigadora del Programa de Terrorismo Global del Real Instituto Elcano (RIE). Los expertos creen que los organismos oficiales y los medios de comunicación tienen un papel esencial para explicar el terrorismo del Estado Islámico (o Daesh en su acrónimo árabe) y otros grupos como Al Qaeda.
No sólo sobre lo que son, sino también sobre lo que no son. Por ello, Fernando Reinares, director del Programa del RIE recuerda las diferencias elementales: el islam es la religión; el islamismo, una ideología política; el salafismo, una visión muy rigorista y “antiracional, pues no permite la historicidad o antropología en el Corán”; y el yihadismo es la versión más violenta del salafismo.
“¿Qué lenguaje empleamos? Islam, islamismo, yihadismo, salafismo… son barbudos todos”, ironiza el codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria (IECAH), Jesús Núñez. “Al meter a todos en el mismo saco [se comete] un primer error. Cuando se magnifica una amenaza, les damos fuerza, al contrario que el 'divide y vencerás'”.
La mayoría de las víctimas del Estado Islámico son musulmanes, a quienes los terroristas yihadistas consideran “infieles” por no estar de acuerdo con su interpretación sesgada y radicalizada del Corán y la tradición islámica, como analizó EL ESPAÑOL. Por cierto, los kamikazes tampoco se “inmolan”, advierte sobre un término que tiene una connotación positiva de sacrificio o martirio.
El Estado Islámico tiene una completa maquinaria profesional de propaganda. Publica una revista que se distribuye en varios idiomas de la Unión Europea (incluido el inglés, por supuesto). También dispone de productoras audiovisuales, centros de comunicación en varias localidades de Siria e Irak donde dominan parte del territorio, y un importante manejo de las redes sociales. Al Qaeda también tiene su propia revista, Inspire. En ella pidió atentar atropellando con un vehículo en 2010 y un líder del Estado Islámico también lo sugirió recientemente.
“Las redes sociales han ampliado muchísimo el ámbito de captación de los potenciales miembros. Pero su importancia también tiene que ser matizada. En España, los ámbitos físicos, el cara a cara y el entorno afectivo siguen siendo importantes”, apunta García-Calvo.
Falta una campaña de comunicación que les explique lo que van a hacer de verdad
Los recursos comunicativos del Estado Islámico son un elemento en el que la Administración Obama está trabajando desde hace un año. Sin mucho éxito hasta el momento, como reconocían algunos altos cargos a The Washington Post. Tras el ataque en San Bernardino (California) en diciembre que causó 14 muertos, volvieron a ponerse en marcha para mejorar su estrategia de contrapropaganda.
El excoordinador del Centro de Comunicaciones Estratégicas de Contraterrorismo de Estados Unidos, Alberto M. Fernández, explicaba en noviembre en un artículo publicado por el centro de pensamiento Brookings Institution elementos clave a mejorar en una herramienta pensada hasta entonces para un escenario en el que sólo
Al Qaeda tenía influencia a nivel global en los fanáticos. La contrapropaganda freneal yihadismo en la actualidad debe contener en su opinión:- una red igual de grande que la red que combate (“el volumen tiene valor”);- historias de refugiados que han sufrido en primera persona al Estado Islámico;- un contenido igual de “multifacético” (con sarcasmo, hechos, ideología, etc.) que el que da el EI.
Reinares asegura que la “contranarrativa ha de ser un componente estratégico en los programas de prevención de la radicalización yihadista y de contención del extremismo violento”.
Su colega del RIE y experto en Seguridad y Defensa, Félix Arteaga, señala que “Occidente no consigue [contrarrestar la propaganda yihadista], porque imponer una comunicación única no es propia de unas sociedades abiertas, que son mucho más sensibles a las bombas que al problema de fondo que es el yihadismo, la fanatización”.
Señala que mientras en Irak las fuerzas iraquíes arrebatan con ayuda de la coalición internacional -sobre todo en formación y con ataques aéreos- localidades controladas por el Estado Islámico, como Faluya, los gobiernos apenas fomentan la comunicación de tales victorias.
“Hemos fallado rotundamente: no hemos conseguido quebrantar la moral del entorno del Daesh, que se cuestione su utilidad [entre sus seguidores]”, resalta. “Y eso que muchos combatientes que retornan expresan su decepción [y] frustración”.
Arteaga opina que el número de yihadistas que se traslada a Siria e Irak ha disminuido “sólo porque no se les deja volar; y no porque hayamos tenido una campaña de comunicación que les explique lo que van a hacer de verdad: extorsionar, que tienen que vivir del pillaje, pues ya no hay tanto dinero como en el pasado, que están perdiendo capacidad de ocupación, que el estado que querían construir [se desmorona]...”
Más Inteligencia entre países y con los ciudadanos
Es la gran crítica a los 28 tras los últimos atentados, que han dejado expuesta la falta de intercambio en la información de los servicios secretos.
Turquía había advertido a Bélgica sobre uno de los terroristas suicidas del aeropuerto de Bruselas (Brahim el Bakraoui) y lo deportaron a Holanda pero lo sometieron a vigilancia ni interrogaron. El FBI también advirtió a Holanda sobre los hermanos El Bakraoui (ambos atentaron en la capital belga), pero Bélgica asegura que su país vecino no se puso en contacto con ellos. Y esta es sólo una muestra de los últimos fallos detectados en el intercambio de Inteligencia.
Los expertos reprochan un excesivo celo en los Estados a la hora de compartir información. Núñez critica que la coordinación de los servicios de Inteligencia, policía y el sistema judicial “está sobre el papel ya, pero no en la práctica”. Reinares añade que los países Schengen deberían “alimentar” su base de datos con información de Inteligencia. De haberlo hecho, “podrían haber contribuido a que la acción policial hubiese sido más rápida de lo que ha sido”.
Los socialistas europeos defienden la creación de un “FBI europeo”, igual que los liberal demócratas, que demanda más funciones, capacidades y presupuesto para la lucha antiterrorista desde la Europol.En este sentido, la Unión Europea aprobó recientemente el PNR, el registro de viajeros aéreos.
Frente a la polémica creada por el temor de que las autoridades cometan abusos al obtener los datos de los pasajeros en manos de las aerolíneas, cabe destacar ya se hacía en varios países y reitera que sólo se accede mediante algoritmos a metadatos. Lo novedoso -en su opinión- es el acuerdo de los 28 para realizarlo. Sin embargo, la Directiva sigue dejando en manos de cada Estado su aplicación… y para dentro de dos años.
Existe Inteligencia humana
“Existe Inteligencia humana”, sostiene García-Calvo, en referencia a la información de primera mano que pueden compartir ciudadanos de a pie con las autoridades si ven algo que les resulte sospechoso. Tras el estreno de la web 'Stop Radicalismo' lanzada el año pasado por el Gobierno español, las llamadas recibidas por las autoridades se incrementaron en un 600%. Y hubo numerosas llamadas con información relevante. “Esta Inteligencia hay que movilizarla, porque es lo que nos permitirá interrumpir estos procesos a tiempo, acompañado con otro tipo de campañas”, apunta.
Precisamente en Francia, Dounia Bouzar, experta francesa en prevención de la radicalización yihadista, estuvo un año al frente del programa de prevención y desradicalización del Ministerio del Interior allí. Cuando el equipo de esta antropóloga que lleva una década trabajando en esto abrió un canal de comunicación con los padres para exponer “indicadores de alerta”, el Ministerio recibió 9.000 llamadas de padres que sospechaban que sus hijos podrían estar en pleno proceso de radicalización.
Los indicadores habían señalado eran, entre otros:
- motivación a menudo no era religiosa;
- no confían en los adultos hasta el punto de la “paranoia” pensando que “todos les mienten”;
- demonizan la música o el fútbol;
- desprecian la sociedad que les rodea hasta el punto de la ruptura.
“Nosotros elegimos hacernos aliados de los familiares. Hace falta pasar por un acercamiento emocional de los padres y personas cercanas para reafirmar [a los jóvenes radicalizados o en proceso de radicalización] y eliminar la paranoia”, explicó Bouzar en una visita reciente a Madrid.
Actualmente la UE trabaja sobre una nueva Directiva para la lucha contra el terrorismo. En Francia, la ministra de Justicia dimitió después de que François Hollande promoviera la retirada de la nacionalidad francesas a aquellos binacionales que fueran condenados por terrorismo.
Francia declaró la guerra al día siguiente de los atentados de París y su porta aviones Charles de Gaulle volverá al Mediterráneo Oriental en otoño para apoyar la lucha contra el EI en Irak y Siria. Sin embargo, los expertos piden reflexionar, pensar en el largo plazo y trabajar mucho en la prevención. Sin ideologías ni religiones que -recalcan- sólo dan más fuerza a los terroristas.
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