Malas noticias para los agricultores españoles. Rusia no sólo ha extendido hasta 2018 el embargo alimenticio que perjudica directamente al sector agrícola de España, sino que también acaba de estrenar un plan para conseguir la autosuficiencia alimentaria en 2020.
El Gobierno ruso inició en julio un costoso censo nacional del sector agrícola para saber con qué recursos cuenta para sustituir por completo las principales importaciones. Si este ambicioso plan llegara a hacerse realidad, fracasarían las esperanzas de productores agrícolas europeos de recuperar el mercado ruso una vez levantadas las sanciones y el embargo ruso. “Nuestros planes son ambiciosos. Para 2020 tenemos previsto producir en Rusia el 100% de productos lácteos, cárnicos y hortalizas que necesita el país”, dijo el ministro de Agricultura ruso, Alexander Tkachev.
La anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014 y el papel ruso en el conflicto en el este de Ucrania desencadenaron una serie de sanciones contra Rusia por parte de Estados Unidos y la Unión Europea, incluyendo un embargo de armas, junto a la prohibición de exportar material de doble uso (militar y civil) y tecnología para explotar recursos energéticos. En respuesta, Rusia prohibió la importación de carne, frutas, hortalizas, pescado, queso y productos lácteos procedentes de la UE, EEUU, Australia, Canadá y Noruega, países que apoyaron las sanciones.
Según el Gobierno español, el impacto del veto ruso sobre los productos agrícolas españoles supone pérdidas de aproximadamente 340 millones de euros al año. Las autoridades rusas hablan de una cifra mucho más importante. El primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, dijo recientemente que en 2015 “los países que habían impuesto las sanciones (a Rusia) perdieron unos 100.000 millones de dólares".
La presentación del nuevo plan agrícola ruso vino se produce poco antes de la reunión en Bruselas del Consejo de Ministros de Agricultura y Pesca de la Unión Europea, que se celebra el 18 de julio. Representantes españoles han defendido en varias ocasiones ante la Unión Europea la necesidad de cubrir las pérdidas de los productores españoles mientras dure el veto ruso. Y probablemente volverán a plantear este problema el lunes.
Por su parte, la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de España (UPA) urge a sus colegas europeos a formar un frente común y exigir a las instituciones de la UE un diálogo con Rusia para que levante su embargo alimentario. “No se están haciendo las gestiones necesarias” para que los empresarios comunitarios puedan volver a suministrar sus productos a Rusia, denunció en una entrevista con Radio Sputnik Lorenzo Ramos, secretario general de la UPA.
Mientras, según Medvédev, la decisión rusa de prorrogar el embargo de los productos agroindustriales procedentes de la UE pretende crear mejores condiciones para los agricultores rusos. "La decisión de mantener el embargo de productos alimenticios por parte de Rusia dependió para nosotros, ante todo, no tanto de las decisiones de la UE sino de la necesidad de crear condiciones mejores y más previsibles para nuestros agricultores", defendió el jefe de Gobierno ruso. Medvédev explicó que precisamente por ello el plazo de las medidas restrictivas no será de medio año sino de casi año y medio.
Por su parte, un alto cargo del ministerio de Agricultura ruso confirmó a EL ESPAÑOL que “las sanciones han favorecido mucho a los agricultores rusos cuyos productos no podían competir con los procedentes de la UE tanto por su alto precio, como por baja calidad”. Según sostuvo, la extensión del embargo alimenticio por Moscú que coincide con la caída de la divisa nacional rusa, el rublo, frente al euro, daría un nuevo impulso al sector agrícola nacional que realmente podría sustituir la mayor parte de las importaciones para 2020.
No obstante, los propios funcionarios rusos reconocen en conversaciones privadas que todos en Rusia se dan cuenta de que “las sanciones no serán para siempre y que hay muchos productos europeos que los productores locales nunca podrán sustituir”. “Somos conscientes de que España es nuestro socio natural en Europa en lo que se refiere a la importación agrícola. Pero por razones políticas por el momento no podemos cambiar nada”, dijo el representante del ministerio de Agricultura.
El hecho de que muchos en Rusia confíen en que las sanciones podrían ser levantadas pronto, hace que los agricultores rusos eviten invertir en proyectos calculados a largo plazo. “Actualmente tienen éxito proyectos que prometen beneficios en 2 o 3 años. Y lo último en lo que piensan los agricultores es la calidad”, considera el vicepresidente de la Comisión para la política económica de la Duma (Cámara baja), Mijail Emelianov.