No consiguió que las tres mujeres acusadas de querer prender fuego a seis bombonas de gas junto a la catedral de Notre Dame de París pudieran llevar a cabo el ataque el primer fin de semana de septiembre. Las mujeres, al parecer, no consiguieron hacerlas explotar y ante la frustración del atentado, intentaron matar en dos estaciones ferroviarias. En la primera -la Gare de Lyon en París- renunciaron por estar muy vigilada; en la segunda, en Essonne, a las afueras de la capital, las atraparon las fuerzas de seguridad.
Oficialmente, la Fiscalía francesa no ha querido confirmar su nombre y se ha limitado ha señalar que el trío recibía instrucciones de forma “teledirigida” por un terrorista del autodenominado Estado Islámico (EI) desde Siria o Irak, pero fuentes cercanas al caso han desvelado el nombre del sospechoso a distintos medios franceses, como Le Monde o Le Parisien: Rachid Kassim. Más importante todavía, este francés de 29 años e hijo de padres argelinos no sólo es sospechoso de instigar este ataque frustrado recientemente, sino también el degüello del sacerdote Jacques Hamel de Saint Etienne du Rouvray (26 de julio de 2016) así como el asesinato de dos policías ante su pequeño de tres años en su casa de Magnanville, a 50 kilómetros de París (13 de junio de 2016).
“Todas las mujeres arrestadas el jueves por la noche en Boussy saint Antoine (Essonne) estaban más o menos en contacto con este yihadista, via internet o por la mensajería encriptada de Telegram”, señaló una fuente al diario parisino. De acuerdo con sus informaciones, la más joven de las tres -Inès Madani, de 19 años, quien tomó el coche de su padre para intentar el atentado de Notre Dame y declaró por escrito su adhesión al EI- intercambió mensajes con Kassim antes de decidirse a actuar. “Esta chica actuó fundamentada en el poder de este yihadista antes de reclutar a sus amigas”, añadió la misma fuente.
El inspirador de los solitarios
“Hoy este hombre aparece como quien da las órdenes, el planificador o el que suscita las vocaciones”, indicó un alto funcionario al mismo periódico. Esta persona fue quien también vio la posible relación de Kassim con al menos otros dos ataques que sí se llevaron a cabo este verano en Francia: puso en contacto a los dos jóvenes que degollaron al padre Jacques Hamel, según la cadena iTélé, y cuanto menos, ejerció “una influencia virtual en el paso a la acción”, asegura L'Express; además, el asesino de la pareja de policías pertenecía al grupo de Kassim del servicio de mensajería instantánea encriptada Telegram y también le cita en un vídeo.
Explican las fuentes consultadas por Le Parisien que es un terrorista especialmente proselitista de la “yihadosfera”, que emplea habitualmente internet y Telegram, donde tuvo una cuenta con 300 seguidores, según los medios franceses. En sus mensajes, da consejos a otros terroristas, difunde instrucciones sobre cómo llevar a cabo atentados en solitario, expone su visión deformada del islam y da lecciones de cómo evadir el espionaje, aunque los radares de los servicios de inteligencia le vigilen desde hace tiempo, según Le Figaro.
Su nombre resuena en los medios franceses como instigador de al menos estos tres ataques sobre suelo francés. Además, es el autor de una lista de personalidades francesas a las que matar, añade BFM TV.
Diversos medios franceses señalan que “su sombra planea” también sobre el atentado de Niza. No hay informaciones de que fuera él quien instigara directamente el atropello masivo del 14 de julio que acabó con la vida de 85 personas, pero sí fue él quien una semana después apareció en un vídeo propagandístico del EI a cara descubierta -por primera vez, explica Le Parisien- para felicitar al terrorista del camión, lanzar amenazas contra Francia y -aparentemente- decapitar ante las cámaras a un rehén.
El rap del terrorista
Kassim es originario de Roanne (en el centro-este de Francia), donde era un monitor de comedor para los niños de un centro social y le gustaba cantar rap, según la cadena BFM TV. Llegó a grabar un disco amateur en 2009 el que decía con todas las letras: “Soy un terrorista, soy un terrorista”.
A su vuelta de un viaje a Argelia en 2011, dejó de salir, de fumar y se dejó crecer la barba. Levantó las alarmas en la mezquita a la que acudía en Roanne. “Buscaba reclutar a jóvenes evocando la cuestión del paraíso y hablando de la yihad”, ha comentado el imán del templo, Abdenur Bentumi, a France Info. “Si continúas (así), serás expulsado. No queremos esto”, asegura que le advirtió. “En aquella época, los hermanos se movilizaron cuando sintieron la deriva de sus palabras. Le llevaron a seminarios. Fingió que se había arrepentido y comprendido sus errores”, declaró un miembro de la asociación local a L'Express ya el pasado agosto.
A finales de 2012 dejó Francia con su mujer e hijo o hijos (hay informaciones que hablan de uno y otras de tres). Fueron a Egipto, y allí se le había perdido la pista hasta que reapareció tres años después bajo el disfraz de “Nicole Ambrosia” en una página de Facebook que se cerró en torno a enero pasado. Fue a finales de 2015, reclutaba personas francófonas desde Irak, según las informaciones publicadas entonces.
Desde su escondite entre Siria e Irak incluso podría haber convencido a un adolescente de 15 años a llevar a cabo otro atentado en Francia. El chico fue interrogado el sábado pasado en París cuando ya estaba dispuesto a pasar al ataque.