Bruselas

"El objetivo de la cumbre de Bratislava es recuperar el control político de nuestro futuro común", sostiene el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE celebran este viernes en la capital eslovaca su segunda reunión sin Reino Unido, cuyo objetivo es trazar una hoja de ruta para la Unión tras el trauma del brexit. El problema es que los 27 siguen profundamente divididos sobre cuáles deben ser las prioridades futuras. Sólo coinciden en que tienen que ofrecer a sus ciudadanos "control", "seguridad" y "protección" si quieren frenar la destrucción de la UE y el auge de los populismos.

Las tres palabras (control, seguridad y protección) aparecen de forma reiterada en todos los discursos de Tusk durante la gira de capitales que ha realizado para preparar la cumbre de Bratislava. Su diagnóstico, compartido por la mayoría de los líderes, es que la victoria del brexit se explica porque los ciudadanos se sienten indefensos frente a la globalización, el terrorismo o el "caos" en la gestión de la crisis de refugiados.

Para Tusk, "sería un error fatal asumir que el resultado negativo del referéndum en Reino Unido representa un problema específicamente británico". "Hoy mucha gente, no sólo en Reino Unido, cree que formar parte de la UE es un obstáculo para la estabilidad y la seguridad", ha escrito a los líderes europeos en la carta de invitación a Bratislava.

La respuesta debe ser, sostiene el presidente del Consejo Europeo, reforzar las fronteras y combatir la inmigración irregular, y no el reparto de demandantes de asilo, que ha provocado una fractura sin precedentes entre los países del Oeste y los del Este, que se oponen a las cuotas obligatorias. De hecho, el ministro de Exteriores luxemburgués, Jean-Asselborn, ha incendiado la cumbre al pedir esta semana expulsar a Hungría de la UE por tratar a los refugiados "peor que a animales salvajes". Hungría celebra un referéndum sobre las cuotas el 2 de octubre. "Esta disputa es uno de los cánceres que tenemos que curar", afirma un alto diplomático europeo.

Tusk cree que "no podemos construir una comunidad política basándonos sólo en una apertura total y obligatoria para todo el mundo". Incluso el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, que siempre ha insistido en la "solidaridad" y fue quien propuso el año pasado el reparto de 160.000 demandantes de asilo (hasta ahora sólo se ha relocalizado a 4.878) parece rectificar. En su discurso sobre el estado de la UE, Juncker afirmó que "la solidaridad debe darse de forma voluntaria, tiene que venir del corazón, no puede forzarse".

Proliferan las minicumbres

Pese a que la cumbre de Bratislava se convocó como respuesta a la salida de Reino Unido de la UE, los líderes europeos apenas tienen previsto hablar del brexit. El motivo es que la ministra británica, Theresa May, aún no ha activado la cláusula de divorcio, el artículo 50 del Tratado. Tusk informará a los jefes de Estado y de Gobierno de su reciente reunión con May en Londres. El mensaje para los británicos no cambia: las negociaciones de separación "deben empezar pronto para reducir la incertidumbre".

En lugar de fomentar la cohesión, la salida de Reino Unido ha agravado las fracturas entre los 27, como evidencia la celebración de diferentes minicumbres enfrentadas. La primera fue la organizada por el primer ministro italiano, Matteo Renzi, a finales de agosto en Ventotene, a la que invitó a la canciller alemana Angela Merkel y al presidente francés, François Hollande.

Después se reunieron en Atenas los países del Mediterráneo (Francia, Italia, España, Portugal, Grecia, Malta y Chipre). Frente a la disciplina fiscal que predica Alemana, para ellos la prioridad de Europa debe ser aumentar el crecimiento y la inversión y completar la unión bancaria con el fin de superar definitivamente la crisis. "Cuando se reúnen líderes de partidos socialistas, la mayoría de las veces el resultado no es terriblemente inteligente", ironizó sobre este encuentro el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble.

Por su parte, Polonia y Hungría quieren renacionalizar algunos de los poderes transferidos a la Unión. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y el líder del partido Ley y Justicia, Jaroslaw Kaczynski, que controla en la sombra el Gobierno polaco, apuestan por una "contrarrevolución cultural" en Europa. "El brexit es una fantástica oportunidad para nosotros", ha dicho Orbán en una reciente reunión con Kaczynski en Polonia.

España ha quedado marginada en todos estos debates por la falta de Gobierno y la pérdida de peso en la UE. El presidente en funciones, Mariano Rajoy, no fue invitado a la minicumbre con Renzi, Merkel y Hollande y tampoco acudió a la de Atenas. "Si no estuviésemos en funciones, nos habrían invitado a Ventotene", admite un diplomático. La falta de Gobierno "afecta a nuestra visibilidad", aunque a nivel técnico la delegación española está siendo consultada y sus opiniones se tienen en cuenta, asegura.

Acuerdos minimalistas

Ante la falta de una visión común, el presidente del Consejo Europeo quiere utilizar la cumbre de Bratislava para "reconstruir la confianza" entre los países miembros y "recuperar la estabilidad y la esperanza en una UE sacudida por muchas crisis", apuntan las fuentes consultadas. En lugar de fijar grandes objetivos simbólicos que luego no se cumplen y provocan más decepción, Tusk apuesta por pequeñas decisiones concretas en tres áreas prioritarias.

-Inmigración irregular. Los líderes europeos se comprometerán a seguir reduciendo la entrada de inmigrantes irregulares y a no permitir que se repita el "caos" de la crisis de refugiados en 2015. Para ello, ofrecerán ayuda inmediata para reforzar la frontera entre Bulgaria y Turquía; acelerarán la puesta en marcha de la nueva Guardia Europea de Fronteras y Costas para que esté plenamente operativa a finales de año; y promoverán nuevos acuerdos con los países de origen y tránsito de los migrantes.

-Lucha antiterrorista. La UE creará un nuevo sistema para la autorización de viajes, similar al ESTA norteamericano, cuyo objetivo es verificar de antemano la identidad de los viajeros que no requieren visado y denegarles la entrada a territorio comunitario si es necesario. También reforzará los controles de pasaportes en las fronteras exteriores y dará prioridad a la lucha contra la radicalización, con medidas como expulsiones y prohibiciones de entrada cuando esté justificado.

-Reactivación económica. Los líderes europeos se comprometerán a prorrogar el plan de inversiones de Juncker y a reforzar las medidas de lucha contra el paro juvenil. También quieren aumentar los controles para combatir el turismo de prestaciones sociales, aunque aseguran que no cuestionarán el principio de libre circulación de trabajadores.

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