El líder de la oposición a la cuota de refugiados europea en los antiguos países del este se ha vuelto a dar de bruces con la voluntad de la mayoría. El Parlamento húngaro ha votado en contra de la propuesta del Gobierno del primer ministro, el conservador Viktor Orban, que pretendía enmendar la Constitución para no tener que cumplir con futuras cuotas de refugiados acordadas en Bruselas y que únicamente pudieran entrar nuevos demandantes de asilo en el país magiar con la autorización previa del Parlamento en Budapest.
No obstante, tras la votación en una sesión televisada en directo, el jefe de Gobierno no ha querido darse por vencido y ha dejado la puerta abierta a un nuevo intento para sacar adelante la enmienda contra el reparto europeo de cuotas de refugiados.
Se repite un escenario similar al que se produjo cuando en el referéndum del 2 de octubre sobre el mismo asunto no acudieron a votar los suficientes ciudadanos húngaros como para dar validez al resultado de la consulta. Entonces los que sí depositaron su papeleta, votaron mayoritariamente a favor del plan de Orban, argumento en el que se apoyó el primer ministro para venderlo como una victoria.
En realidad, como adelantaron los expertos a EL ESPAÑOL, se había anticipado una participación baja en la consulta, ya que sus detractores preferían impedir que pudieran alcanzarse el 50% de votantes necesarios para darle validez. El 98% (3,3 millones de personas) de los que sí acudieron a las urnas estaban del lado de Orban.
En esta ocasión, para la votación en el Parlamento, el partido gobernante Fidesz necesitaba únicamente dos votos de la oposición para obtener la mayoría de dos tercios necesaria para modificar la Carta Magna, y no los ha obtenido. En contra han votado sólo tres legisladores independientes, mientras que el resto (65) se ha abstenido, con una oposición que ha decidido no votar.
"La reunión de la presidencia (del Fidesz) decidirá si se presenta de nuevo (la enmienda)", ha asegurado el primer ministro al salir de la sala, según el portal "index" citado por la agencia Efe.
La enmienda fue presentada por Orban precisamente para convertir en ley el resultado del referéndum inválido. Creía que el partido de ultraderecha y tercera fuerza política en el Parlamento, Jobbik, lo secundaría. Pero no lo hizo, porque exigía que se eliminaran unos "bonos de residencia", que permitirían a todos los extranjeros no comunitarios que compren 250.000 euros en bonos especiales del Estado húngaro a quedarse en el país. El Gobierno calificó de "chantaje" la exigencia del Jobbik y se negó a cumplir con su deseo.
Pero si ahora que ha perdido, cede ante el Jobbik, la votación saldría favorable en un nuevo intento. El partido (Fidesz) "está preparado para todos los escenarios. Todo a su tiempo", ha declarado Zoltán Kovács, secretario de Estado de Comunicación, tras la votación de este martes.