Óscar Camps recibe este nuevo año de una forma muy diferente al común de los españoles: embarcado en el mar Mediterráneo rescatando a refugiados que intentan alcanzar Europa.
Este catalán dirige la ONG Proactiva Open Arms, que ayuda a salvar a los millares de solicitantes de asilo que cruzan las aguas en busca de refugio en el Viejo Continente. Fueron las duras imágenes de la crisis de refugiados las que lo inspiraron a actuar hace algo más de un año.
Nacida de una empresa de socorrismo, Proactiva Open Arms se estrenó en la isla helena de Lesbos, un punto caliente de la crisis migratoria que en aquel momento recibía un torrente constante de personas.
Aunque la afluencia a las islas griegas cayó en 2016 tras la implementación del acuerdo migratorio entre la Unión Europea y Turquía, los voluntarios de Proactiva Open Arms continúan asistiendo a los que llegan allí. En verano la ONG española empezó a operar también frente a la costa Libia para cubrir la peligrosa ruta entre el Norte de África e Italia que la desesperación empuja a muchos a usar.
Las cifras de muertos en estos últimos meses nos han hecho decidir alquilar un barco y salir corriendo a echar una mano
Hace un par de meses, tras rescatar a unas 15.000 personas, los socorristas decidieron volver a Barcelona para reparar su velero, el Astral. “Pero las cifras de muertos en estos últimos meses que no hemos estado en el mar nos han hecho decidir alquilar un barco y salir corriendo a echar una mano”, afirma Camps, que atendió el jueves a EL ESPAÑOL desde Malta, donde esperaba a que el tiempo amainara para poder salir a mar abierto.
Se trata del Golfo Azzurro, un antiguo pesquero que partió de la Costa Brava la pasada Nochebuena. Dentro de unas dos semanas la tripulación rotará para que los voluntarios que ahora se encuentran en el barco puedan descansar.
Pese a que el número total de llegadas a Europa por el Mediterráneo se ha reducido en cientos de miles con el bloqueo de la ruta griega, el flujo de demandantes de asilo a Italia se ha mantenido ininterrumpido y el número de muertes y desapariciones en el mar batió todos los récords en 2016: alrededor de 5.000 personas, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Acnur.
Camps, que en 2015 fue nombrado por este diario León del Año a la Solidaridad, estima que el número de víctimas fue en realidad mayor y que en los últimos meses, al haber mayor presencia de ONG en la zona, probablemente se encontraron más cuerpos.
El profesional de salvamento afirma que la travesía desde Libia es mortal. Los traficantes de personas hacinan a los refugiados en barcas donde también viajan niños y mujeres encintas y los envían a vagar por el Mediterráneo esperando que alguien los encuentre y los lleve a tierra. En el agua se enfrentan a la escasez, el frío y la amenaza de los naufragios.
Para Camps, en el mar no hay “desaparecidos”, caerse al agua sin nadie cerca que te pueda asistir es el fin. Los más vulnerables son los niños, que a menudo se embarcan solos en este vía crucis. “Son unos minutos de vida los que tienes en el mar, sobre todo ahora” en invierno, asegura.
El área que la ONG cubre en el Mediterráneo intentado encontrar barcas de refugiados es vasta, por lo que la labor resulta “como buscar una aguja en un pajar”. Pero cuando ven llegar a Proactiva Open Arms, los refugiados se alegran, cuenta Camps.
Son unos minutos de vida los que tienes en el mar, sobre todo ahora en diciembre
Los voluntarios rescatan a los solicitantes de asilo, los atienden y se ponen en contacto con las autoridades para trasladarlos a tierra. Las nacionalidades de los migrantes son un abanico: somalíes, eritreos, libios… incluso afganos y sirios.
“Se alegran porque nos ven como la seguridad. Ellos están en una situación muy vulnerable, muy crítica. En ocasiones los hemos rescatado del agua a pocos minutos de desfallecer”, dice.
Camps, que cumplió años en Nochevieja, reclama que las autoridades europeas ofrezcan vías seguras para los solicitantes de asilo y articulen una misión de salvamento comunitaria en el Mediterráneo. Sin embargo, recuerda que el propósito de Proactiva Open Arms se resume en garantizar que nadie perezca en el agua y espera que las donaciones permitan a su equipo trabajar todo el año.
“Para nosotros, independientemente de lo que pase con ellos en tierra, no tienen por qué morir en el mar. Y nuestra misión no va más allá de reivindicar sencillamente que la gente no tiene que morir en el mar, que no se les puede abandonar en el mar como se les está abandonando”, concluye.