Acabó 2016 confiada -al menos de cara a la galería- en su poder de cara a las próximas elecciones presidenciales cuya primera vuelta celebra Francia a finales de abril. Marine Le Pen consideró la victoria de Donald Trump en EEUU precursora de su próximo éxito mientras las encuestas no dudaban de que al menos pasará a la segunda vuelta. Pero sobre todo se beneficia de la fragilidad del Partido Socialista, que este enero decidirá un nuevo líder tras el hundimiento en la popularidad de François Hollande que tras tan sólo una legislatura no vuelve a presentarse. A ello se suma el recién elegido líder conservador, François Fillon, tras el estrepitoso fracaso de Nicolas Sarkozy en las primarias del centro derecha. Sin embargo, un sondeo de esta semana y las últimas noticias concernientes a la financiación de su partido hacen tambalear esa garantía de la segunda vuelta.

Ya en otoño del pasado año, el tesorero y vicepresidente de la formación tuvieron que comparecer ante un tribunal para explicar la financiación de su campaña electoral de 2012, cuando el Frente Nacional (FN) pasó a la segunda vuelta. Y es cierto que a finales de año, su sobrina, Marion Maréchal-Le Pen, puso piedras en el camino al liderazgo de su tía, pero nada que supusiera una crisis seria para la líder del partido ultraderechista del FN.

Sin embargo, el comienzo de 2017 se presenta cuesta arriba para Marine Le Pen. Una información de la Fiscalía General dada a conocer este jueves evalúa si los asistentes parlamentarios de su partido en la Eurocámara cobraban de Bruselas mientras en realidad realizaban un trabajo para el FN a nivel doméstico, según los medios franceses. Además, tiene que devolver nada menos que 9 millones de euros antes de lo previsto a un banco ruso que absorbió a otro que le había concedido un préstamo al partido y que ahora le reclama el dinero. Y todo esto ya en plena precampaña electoral. De hecho, el FN ya se ha defendido arguyendo intereses políticos por hacer públicas estas informaciones ahora.

Este jueves por la tarde, Marine Le Pen presentó su programa electoral y sus planes para 2017, basado en los principios de “la independencia de Francia, prosperidad y respeto a la identidad nacional”. Prometió la imposición a las administraciones territoriales a “elegir empresas que producen en Francia si su precio es razonable”, la creación “masiva” de empleo, ayuda a los emprendedores y el “patriotismo económico”. Pero la noticia del día en Francia era otra:

MÁS POSIBLE FINANCIACIÓN ILEGAL

Hay 20 asistentes parlamentarios sospechosos de haber trabajado para el Frente Nacional en Francia pero recibiendo su remuneración del Parlamento Europeo (PE), donde trabajaban oficialmente, detalla Le Figaro. Ahora se ha sabido que la Fiscalía de París abrió una “información judicial” el pasado 15 de diciembre por “abuso de confianza”, “recelo de abuso de confianza”, “estafa en banda organizada” y “trabajo simulado”.

Hace ya cerca de dos años que estaban siendo vigilados, tanto por parte de París como por Bruselas, asegura Le Monde. Fue el propio presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, el que en marzo de 2015 puso sobre aviso a la entonces ministra de Justicia gala, Christiane Taubira. Dos semanas más tarde la Fiscalía francesa abrió una investigación considerando que de confirmarse las sospechas podría tratarse de una financiación ilegal del partido.

A esto se suman los 320.000 euros que Estrasburgo le exige desde junio de 2016 a su padre, el apartado pero aún presidente de honor del FN por decisión judicial, Jean-Marie Le Pen, desveló entonces la Agencia France Presse (AFP). Se debe a que el fundador del partido no ha sido capaz de aportar documentación alguna que certifique el trabajo por el que pagó a una persona como asistente suyo. Pero su hija y actual líder del partido tampoco queda exenta de una deuda con la Eurocámara: ella debe 298.000 euros, según desveló Mediapart en diciembre sin que la información hiciera demasiado ruido. Corresponden a su amiga y jefa de gabinete del Frente Nacional con despacho en París además de figurar como asistente en el PE, Catherine Griset.

9 MILLONES QUE RECLAMA UN BANCO RUSO

El miércoles se supo que la Agencia de Garantías de Depósitos Bancarios (ASV) rusa reclama a Marine Le Pen la devolución de un préstamo de 9 millones de euros que le concedió en septiembre de 2014 el Primer Banco Checo-Ruso. Esa entidad quebró a mediados de 2016 y la ASV lleva su gestión. La información en realidad había saltado a finales de diciembre en la agencia de noticias rusa RNS, pero había pasado desapercibida hasta que la recuperó en enero la prensa económica rusa y la noticia saltó a Francia.

Las dificultades se amontonan para Marine Le Pen en el inicio del nuevo año, y muestra que no le espera un camino de rosas para llegar a la segunda vuelta de las presidenciales a principios de mayo. François Fillon ganó por sorpresa las primarias conservadoras en diciembre y los socialistas deben elegir a su nuevo líder a finales de este mes, con un corto espacio de tiempo para realizar una campaña unificada. Pero pisa firme y este mismo jueves una encuesta del Instituto Elabe para Les Échos, que se elaboró antes de que surgieran estas últimas informaciones, le mostró líder de la pugna por el Elíseo con un 28% de los votos. La líder ultraderechista le sigue con entre un 22 y un 24% dependiendo del escenario final tras las primarias socialistas, y con posibilidad de arrebatarle el paso a la segunda vuelta que todas las encuestas le aseguraban hasta ahora, se erguía el independiente y exministro de Hollande, Emmanuelle Macron, con entre un 16-24%.

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