Bruselas

Los dirigentes de la Unión Europea quieren evitar a toda costa un choque frontal con la nueva administración de Donald Trump. Ningún alto cargo comunitario -ni el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, ni el del Consejo, Donald Tusk, ni el de la Eurocámara, Antonio Tajani- se ha manifestado públicamente sobre su orden ejecutiva para impedir la entrada en Estados Unidos a ciudadanos de siete países de mayoría musulmana.

En su briefing diario, el portavoz de la Comisión, Margaritis Schinas, también ha eludido criticar abiertamente este veto migratorio y ha asegurado que todavía no está claro si afecta a los ciudadanos europeos con doble nacionalidad. El portavoz ha justificado su cautela en la necesidad de mantener un frente unido entre los 28 países miembros.

"Esto es la Unión Europea, y en la UE no discriminamos por motivo de nacionalidad, raza o religión, no sólo por lo que se refiere a la inmigración sino en todas las políticas", se ha limitado a decir Schinas, en un intento de distanciarse de la política migratoria de Trump.

En este sentido, el portavoz ha tratado de desvincular las iniciativas del nuevo presidente de Estados Unidos del cierre de fronteras que ha decretado la UE para hacer frente a la crisis migratoria o de la retención de refugiados en las islas griegas. "No estoy de acuerdo con este paralelismo", ha dicho Schinas al ser preguntado por las similitudes entre los dos enfoques.

Interpretaciones contradictorias

El Ejecutivo comunitario está analizando si la orden ejecutiva de Trump tendrá algún impacto sobre ciudadanos europeos, algo que "aún no está claro" porque hay "interpretaciones contradictorias". Pero el portavoz tampoco ha precisado si la UE tomará alguna medida de represalia. "Garantizaremos que a nuestros nacionales no se les aplique ninguna discriminación", ha apuntado Schinas, sin dar más detalles.

La Comisión no quiere especular sobre si la política de Trump podría lleva a una ruptura entre la UE y EEUU. De momento, los dirigentes comunitarios no se plantean retirar la invitación que le dirigieron en noviembre para que visite Europa cuanto antes.

Pero fuera de Bruselas, en las capitales europeas sí se empiezan a escuchar las primeras críticas al veto migratorio de Trump. La canciller Angela Merkel ha dicho a través de su portavoz que "no está justificado colocar a la gente de un determinado origen o religión bajo una sospecha general". También el presidente francés, François Hollande, ha pedido a la UE que plante cara al presidente estadounidense.

Incluso la primera ministra británica, Theresa May, que ha sido la primera dirigente europea en visitar a Trump a Washington desde su toma de posesión, ha dicho tras varias horas de vacilaciones que no está de acuerdo con el veto migratorio. Los jefes de Estado y de Gobierno discutirán sobre las relaciones con EEUU en la cumbre informal que celebran en la capital de Malta, La Valeta, este viernes.

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