El islamófobo Geert Wilders no es en realidad el principal perdedor de las elecciones holandesas del miércoles. Al fin y al cabo, su Partido por la Libertad (PVV) ha crecido cinco escaños respecto a las anteriores elecciones de 2012, aunque queda muy lejos de la victoria explosiva que le pronosticaban los sondeos hace unos meses. Los grandes derrotados son los socialdemócratas del PvdA, el partido del presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, que sufren un hundimiento histórico: de los 38 escaños que lograron hace cinco años se desploman a tan sólo 9 ahora.
El líder del partido, Lodewijk Asscher, era el primero en admitir que sus resultados son dramáticos, pero de momento descarta dimitir. "La socialdemocracia va a volver", dijo a los conmocionados militantes socialistas en la deslucida fiesta celebrada el miércoles en La Haya, que acabó de forma precipitada tras conocerse los demoledores sondeos a pie de urna. "A partir de mañana empezaremos la reconstrucción", prometía el propio Dijsselbloem.
¿Qué explica la brutal caída de los socialdemócratas holandeses? Les ha pasado factura ser durante cuatro años y medio los socios menores del Gobierno del liberal Mark Rutte. Mientras que Rutte se ha beneficiado de la visibilidad extra de ser el primer ministro y ha cosechado el voto útil de los que querían frenar el populismo de Wilders, el PvdA ha pagado los platos rotos de las medidas de austeridad adoptadas por Holanda, según sostienen los líderes del partido.
"El Gobierno de coalición de Rutte con el PvdA ha sido percibido en general en Holanda como muy de derechas, tanto desde el punto de vista socioeconómico como sociocultural", explica a EL ESPAÑOL el holandés Cas Mudde, profesor de la escuela de Asuntos Internacionales de la Universidad de Georgia y especialista en populismos.
"Además de eso, Dijsselbloem ha sido una de las voces más potentes en defensa de la austeridad en Europa como presidente del Eurogrupo. Para muchos votantes de centroizquierda, esto demuestra que el PvdA era demasiado débil en el mejor de los casos o demasiado derechista en el peor", agrega. Estos electores se han fugado ahora a otros partidos, sobre todo los Verdes, los liberales progresistas del D66 y la izquierda radical (SP).
"En las elecciones de 2012, hubo una carrera por la victoria entre el VVD y el PvdA, y a los votantes socialdemócratas no les gustó que al final los dos partidos acabaran formado una coalición. Los severos recortes tras la crisis financiera que el Gobierno de coalición ha aplicado en los últimos cuatro años han decepcionado todavía más a los votantes del PvdA", señala a este periódico la investigadora de la Universidad de Amsterdam Tjitske Akkerman.
Crisis de la socialdemocracia
Aparte de las especificidades de la política local, el hundimiento de los socialdemócratas en Holanda se inscribe en una tendencia general que afecta a la mayoría de los países de la UE. En Francia, la impopularidad del presidente François Hollande le ha llevado a no presentarse a la reelección en abril y mayo y su partido está al borde de la implosión. En Reino Unido, el líder laborista Jeremy Corbyn ha escorado al partido hacia la izquierda pero tampoco así ha detenido la sangría de intención de voto en las encuestas ni las deserciones. Y en España el PSOE sigue sin líder casi seis meses después de que Pedro Sánchez fuera derrocado.
"Los partidos socialdemócratas han caído en toda Europa, en parte por la desindustrialización y un movimiento del electorado hacia la derecha en términos socioeconómicos", dice Mudde. "La socialdemocracia está bajo presión en toda Europa, entre otras cosas porque la tradicional brecha económica ha sido sustituida por cuestiones culturales" como la inmigración, señala a EL ESPAÑOL la analista del Instituto Holandés de Investigación Social, Josje Den Ridder.
"Los partidos socialdemócratas tradicionales son vulnerables en toda Europa y lo que le ha ocurrido al PvdA podría pasar en otras partes", resalta Den Ridder. No obstante, destaca que también los factores específicamente holandeses han contribuido a que el hundimiento sea "tan masivo". No sólo su colaboración con Rutte, sino también una campaña "sin mensaje claro", la alta volatilidad del votante típico holandés y la gran fragmentación del pasaje político.
El cargo de Dijsselbloem, en peligro
El hundimiento del PvdA podría tener una consecuencia inmediata en la carrera de Dijsselbloem. Las reglas del Eurogrupo obligan a que su presidente sea el ministro de Finanzas de un Estado miembro. Si, como parece probable, los socialdemócratas quedan fuera del nuevo Gobierno de coalición de Rutte, Dijsselbloem se vería obligado a dejar el puesto antes del final de su mandato, en enero de 2018. No obstante, su cese no es automático, según ha explicado un alto funcionario del Eurogrupo este jueves. Algún país o países tendrán que pedir su marcha.
Ello significa que el ministro de Economía, Luis de Guindos, que ya optó al cargo en 2012, podría volver a la carrera del Eurogrupo. No obstante, en su contra juega que pertenezca al Partido Popular Europeo, que ya monopoliza la mayoría de los altos cargos de la UE: la presidencia de la Comisión, del Consejo Europeo y de la Eurocámara.
Tras reelegir a Donald Tusk como presidente del Consejo Europeo la semana pasada, los líderes de los 28 se han comprometido a tener en cuenta los equilibrios ideológicos en los próximos nombramientos. Eso podría favorecer al otro candidato en juego, el socialdemócrata eslovaco Peter Kazimir, que saltó a la fama durante la crisis griega de 2015 con sus tuits incendiarios y que además es un apóstol convencido de la disciplina fiscal.
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