El ministro francés del Interior, Bruno Le Roux, ha dimitido este martes de su cargo por el escándalo suscitado por las revelaciones de que empleó a sus dos hijas desde 2009, cuando ambas eran aún menores, hasta 2016 como asistentes parlamentarias.
Le Roux anunció en una declaración a la prensa que ha presentado su renuncia al presidente francés, François Hollande, porque su "responsabilidad es preservar la acción gubernamental", después de que la Fiscalía Nacional Financiera haya abierto hoy una investigación por esos contratos. Según los medios franceses, Matthias Fekl será su sustituto. Hasta la fecha, Fekl era secretario de Estado del Ministerio de Asuntos Exteriores y Desarrollo Internacional.
El escándalo que afecta a Le Roux se conoció en la noche del lunes, cuando la cadena TMC reveló que cuando era diputado contrató a sus dos hijas como asistentes suyas en la Asamblea Nacional. Entre las dos, que entonces eran estudiantes, habrían ganado alrededor de 55.000 euros.
Le Roux, un fiel de Hollande
El paso de Le Roux por el Ejecutivo de François Hollande ha sido breve, apenas cuatro meses. Las semejanzas entre los trabajos que el candidato conservador a la presidencia, François Fillon, otorgó a miembros de su familia y los empleos de asistente parlamentario con que el exministro benefició a sus hijas han tumbado en pocas horas su carrera gubernamental.
Le Roux, de 51 años, es un fiel del presidente Hollande. Ha labrado su carrera política en el Partido Socialista y en la circunscripción de Seine-Saint-Denis, la periferia caliente del norte de Francia, en permanente disputa con los comunistas, recoge EFE.
Su trayectoria política, de 27 años, ha sido desigual. Ha estado marcada por su cercanía a la izquierda en el poder, por sus resbalones electorales en su circunscripción y por numerosos cargos en el seno del Partido Socialista. Su fidelidad a Hollande le valió el nombramiento como presidente del grupo parlamentario socialista cuando en 2012 conquistó el Elíseo.
Aunque al frente del grupo no logró la cohesión necesaria y anidó la rebelión por el giro liberar de la política de Hollande, el presidente le tuvo en cuenta en su reestructuración de gabinete cuando el primer ministro, Manuel Valls, dimitió para lanzarse a la campaña por el Elíseo.
Tras años de haberse ocupado de las cuestiones de seguridad en el seno del Partido Socialista (PS), Le Roux doró su blasón en un ministerio que permite el lucimiento y que otorga empaque a todo quien lo ha ocupado, como sus antecesores Valls, Cazeneuve o el mismo Nicolas Sarkozy.
Fue la cumbre de una carrera que quedó empañada por su final, obligado a dimitir por haber otorgado unos empleos de vacaciones a sus hijas, cuando eran menores de edad, en medio de la tormenta del caso Fillon.
Le Roux apenas estuvo cuatro meses en la primera línea política, el final de una carrera a menudo labrada en la sombra: como concejal, y brevemente alcalde, de Épinay-sur-Seine, su ciudad de poco más de 50.000 habitantes; como jefe adjunto de gabinete del líder socialista Pierre Mauroy, o como "fontanero" del aparato de un partido convulso por las luchas intestinas.
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