El terrorismo ha irrumpido en Londres en el aniversario de los atentados de Bruselas. La Cámara de los Comunes estaba reunida en una sesión de control rutinaria para hablar de las nuevas medidas de seguridad en los aviones, las pensiones y el brexit cuando en el exterior empezaron a escucharse disparos.
Según testigos, un coche arrollaba a varias personas a su paso por el puente de Westminster, el más cercano al Parlamento. Tras estamparse el vehículo, un hombre armado con un cuchillo apuñalaba a un policía a las puertas de la asamblea británica y era abatido por las fuerzas de seguridad.
En total: cuatro muertos, incluidos el asaltante y el policía agredido, y al menos 29 heridos. La policía cree que actuaba solo. Se desataba así el terror y la confusión en la zona más emblemática y segura de la capital británica.
Decenas de equipos sanitarios y agentes de seguridad se presentaron en el lugar en menos de siete minutos de recibir el aviso. Gente corriendo a través del puente, calles acordonadas, decenas de patrullas de policía, ambulancias, sirenas, helicópteros y el miedo a que lo peor estuviera aún por llegar.
El perímetro policial alcanzaba varias manzanas, a un lado y otro del río. La presencia policial era extrema. Había agentes en bicicleta, en coches patrulla, en camionetas, en dos barcos en el río Támesis. Los diputados permanecían retenidos en el Parlamento y los turistas en sus atracciones.
Se cerraba el tráfico en varias manzanas y el transporte público, incluido el metro, en los alrededores de Westminster, que es sin duda la más transitada y turística de la ciudad.
Las sirenas no cesabas y las ambulancias no dejaban de recorrer la corta distancia que separa al Parlamento del hospital St. Thomas, al otro lado del puente, y adonde fueron trasladados los heridos. Personal sanitario y visitantes del centro hospitalario quedaron también retenidos en su interior por medidas de seguridad.
“No sabíamos qué estaba pasando”
Tras más tres horas atrapados en lo alto de en una de las atracciones turísticas estrella de la ciudad, el London Eye, decenas de personas comienzan a abandonar las instalaciones. Desde la gran noria gigante situada frente al Parlamento, a pie del río Támesis, los turistas se convierten en testigos de primera. Desde allí arriba han podido ver el enorme dispositivo que se ha desplegado sobre el puente de Westminster y a la puertas del Parlamento.
S.M. Hutching está de visita en Londres con toda su familia. Vienen desde Boston, Estados Unidos. Asegura que dentro del London Eye la gente estaba tensa e inquieta por saber qué estaba ocurriendo. Sólo tras varias llamadas y alguna información en internet entendieron lo que por qué había tanta policía y tanta ambulancia. “Vimos al menos tres estaciones diferentes de vehículos sanitarios, gente corriendo, mucha policía y cuatro personas tendidas en el suelo. Dos a cada uno de los lados del puente y dos en el medio. El personal sanitario estuvo unos 15 o 20 minutos con ellos y no entendíamos por qué los estaban asistiendo en el suelo”.
André García es un turista brasileño que estaba en el London Eye cuando tuvo lugar el ataque. Desde arriba pudo ver cómo el puente que tenía frente a sus ojos comenzaba a llenarse de policía y personal sanitario. “Los niños empezaron llorar y la gente empezó a inquietarse porque no sabían lo que estaba pasando. Una vez la gente ha tenido información, nosotros nos sentimos más seguros arriba que abajoy no teníamos ninguna prisa por bajar sin tener la certeza de que no corría peligro.
Esme Knagenhjen ha venido desde Noruega a visitar a su familia en Inglaterra. Estaba en la noria gigante con dos de sus sobrinas cuando las ambulancias empezaron a llegar al puente. “había gente corriendo y los coches de la policía y ambulancia iban muy rápido. No entramos lo que estaba pasando. Mi marido me llamó desde Noruega para contarme lo que estaba sucediendo. En ese momento me sentí mucho mejor estando en los aires que en el suelo.
Stephan visitaba el Acuario cuando todo ocurrió. Con familiares víctimas del atentado de Berlín del pasado mes de diciembre, no puede estar más aliviado. “Me siento profundamente agradecido de no haber estado en la calle en ese momento. El personal del acuario nos trasladó a una sala en el sótano y nos ayudó a mantener la calma”.
Una investigación para esclarecer lo sucedido está ya en marcha y el Gobierno analiza y se plantea nuevas medidas de seguridad mientras los alrededores de Westminster siguen acordonados. Sin embargo, la actividad parlamentaria volverá este jueves a la normalidad según ha confirmado el Parlamento en Twitter. Puede que Londres busque volver a lo cotidiano y como ha declarado el alcalde de la ciudad, Sadiq Khan, “Londres no será intimidada por el terrorismo”.