Las violaciones a la libertad de información no acaban en las fronteras de los países con dictaduras y regímenes autoritarios. Así se desprende de la clasificación mundial de la libertad de prensa que publica cada año Reporteros Sin Fronteras (RSF), que en la edición de 2017 otorga una reseñable caída a EEUU, que pierde dos posiciones en el ranking, y a Reino Unido, que se deja otros dos escalones en este termómetro de la libertad de expresión.
El informe de la ONG señala que la elección de Donald Trump “ha precipitado la caza a los periodistas” en EEUU. La aparente animadversión del presidente estadounidense con los periodistas, su afán por “desacreditar a los medios” y la afición de gran parte de su gabinete por difundir “realidades alternativas” han contribuido a rebajar la nota que otorga RSF a una de las democracias tradicionalmente más comprometidas con la libertad de expresión.
El marco legislativo del país también ha influido en el deterioro de la calificación. El texto recuerda que “la obsesión del Gobierno de Obama por controlar la información y luchar contra los informantes” permitió que durante 2016 siguiera detenido Jeffrey Sterling, extrabajador de la CIA acusado de revelar información clasificada a un periodista del New York Times. Reporteros Sin Fronteras también recuerda en su análisis la detención de una decena de periodistas, entre ellos Amy Goodman de Democracy Now, por su cobertura de las protestas por la construcción de un oleoducto en Corea del Norte.
En cuanto a Reino Unido, RSF cree que la campaña del brexit ha actuado como una “caja de resonancia” para los ataques a la prensa y cita los desmanes de Nigel Farage, exlíder del partido xenófobo Ukip, como uno de los síntomas de la fragilidad de la libertad de información. Además, a finales del año pasado el gobierno británico aprobó una ley que amplía los poderes de vigilancia de los servicios secretos, conocida como la ‘Carta de los fisgones’, y que no incluye ninguna disposición para proteger a los periodistas ni a sus fuentes.
“A fuerza de cercenar la libertad fundamental de informar, con el pretexto de proteger a sus ciudadanos, las democracias pueden perder su alma”, advierte Christophe Deloire, Secretario General de RSF.
Bajan hasta los 'mejores alumnos'
Aunque Europa sigue siendo el área geográfica mejor situada en la clasificación de países que elabora RSF, en 2017 bajan en la tabla hasta los 'mejores alumnos'. Por primera vez en siete años, Finlandia pierde el trono y retrocede dos puestos en favor de Noruega. El informe señala que la intervención del primer ministro finlandés en varios programas de la radio pública para que “dejaran de cubrir” un caso de conflicto de intereses que le afectaba ha desencadenado la pérdida del número 1.
En el ámbito europeo, Polonia sigue retrocediendo en libertad de prensa tal y como atestigua la caída de 7 posiciones en la clasificación de 2017 (29 en la edición anterior). Las controvertidas reformas en los medios públicos del gobierno conservador han convertido estos canales en “herramientas de propaganda” que, además, “asfixian” económicamente a las publicaciones independientes.
Otras democracias europeas que han demostrado fragilidad en la defensa de la libertad de información son Países Bajos, que retrocede tres puestos respecto al índice de 2016 y Hungría. El país liderado por el conservador Viktor Orbán es un ejemplo de los métodos de la “asfixia económica” a la que algunos gobiernos someten a los medios independientes. En octubre de 2016, Népszabadság, principal diario de la oposición se vio obligado a cerrar por sus problemas económicas. El propietario del medio tiene estrechas relaciones con el gobierno de Orbán, según Reporteros Sin Fronteras.
“La tendencia a la autocensura para evitar represalias económicas es preocupante puesto que los regímenes democráticos ya no vacilan en emplear métodos más radicales para obstaculizar el trabajo de la prensa”, reflexiona Virginie Dangles, redactora jefe de RSF.