París

Una vez más el vaticinio de los sondeos se ha cumplido: el enfrentamiento entre Emmanuel Macron, líder de En Marche!, y Marine Le Pen, candidata del Frente Nacional (FN), se ha saldado con la categórica derrota de la aspirante de extrema derecha. Con un 65,1% de los votos, según las primeras estimaciones, el candidato centrista será el próximo presidente de la V República, el más joven de la historia de Francia. Marine Le Pen, con un 34,9%, se convierte en la principal fuerza de la oposición.

[Así le hemos contado la jornada electoral en directo]



Tras conocer los primeros resultados, Le Pen reconocía su fracaso en una breve intervención ante los medios de comunicación, aplaudiendo “un resultado histórico y masivo” para su formación, y apostando por su renovación para constituirse como una “nueva fuerza política”. La candidata de extrema derecha también aprovechaba para reivindicar su posición “a la cabeza del combate por las legislativas” –que tendrán lugar los próximos días 11 y 18 de junio- ante un “panorama político que ha quedado dividido entre patriotas y mundialista”, pidiendo a “todos los patriotas unirse al Frente Nacional”.

"Defenderé Francia y Europa"





Por su parte, el nuevo presidente de la V República, desde su cuartel general en el distrito XV de París, mostraba su “gratitud a todos aquellos” que le han otorgado “su voto”, “no os olvidaré, haré todo lo posible para ser digno de vuestra confianza”, subrayaba. “Defenderé Francia, sus intereses vitales, su imagen (…) Defenderé Europa, es nuestra civilización lo que está en juego, nuestra manera de ser libres. Trabajaré para restablecer los lazos entre Europa y los ciudadanos (…)”, continuaba Emmanuel Macron, en la misma línea pro-europea que mantuvo a lo largo de toda su campaña.

Emmanuel Macron: "Es nuestra civilización la que está en juego"





Minutos antes de su comparecencia pública, tras conocer los resultados provisionales de estos históricos comicios, quien fuera ministro de Economía bajo el impopular gobierno de François Hollande, aseguraba a la agencia AFP que el veredicto de las urnas “abre una nueva página, aquella de la esperanza y la confianza recuperadas”.

Alta abstención



Sin embargo, detrás de esta victoria, de esta “nueva página”, aparece una abstención nada desdeñable, más de un 25% de los electores no han acudido hoy a las urnas, los votos blancos y nulos podrían alcanzar un 8%, según las primeras estimaciones. Se trata, sin duda, de un significativo rechazo a ambos candidatos y a sus respectivos programas.



Y es que, nos encontramos frente a un récord histórico después de 1969, cuando la abstención alcanzó la cifra del 31%, en la segunda vuelta de los comicios presidenciales que enfrentaron a Georges Pompidou -candidato de la UDR (Unión de Demócratas por la V República)- y Alain Poher -candidato del MPR (Movimiento Republicano Popular, formación centrista democristiana)-.

El frágil muro en torno al Frente Nacional





Así, estas inéditas elecciones presidenciales no sólo rompen con el liderazgo de las dos principales formaciones políticas francesas, el Partido Socialista y Los Republicanos, ausentes en esta segunda vuelta, sino que, además, ponen de relieve la fragilidad del cordón sanitario, erigido durante años por los dirigentes republicanos, contra el ascenso del FN.

Le Pen durante su discurso de derrota Reuters

Baste remontarse al año 2002, cuando el conservador Jacques Chirac se enfrentó a Jean-Marie Le Pen, líder y fundador del Frente Nacional, para comprobar como esta barrera anti-FN ha perdido fuerza. Por aquel entonces, Chirac desbancó al candidato de extrema derecha con un 82,21% del escrutinio, frente al 17,79% alcanzado por su adversario, sólo un 20,29% de los votantes franceses optó por la abstención ante el peligro de una hipotética victoria del FN.

Las reacciones tras los esperados resultados no se han hecho esperar. El presidente saliente, François Hollande, aplaudía una victoria que responde, a su parecer, a la unión de “una gran mayoría (…) en torno a los valores de la República”, mostrando “su apego por la Unión Europea”. Y es que, si algo estaba en juego en estas elecciones presidenciales, no era solo el ascenso de la extrema derecha hasta el sillón presidencial, sino la continuidad de Francia en el seno de la UE y, con ello, la estabilidad de toda Europa.

“El programa del nuevo monarca presidencial es conocido”, declaraba por su parte el candidato de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon. “Es la guerra contra las conquistas sociales del país y la irresponsabilidad ecológica. Estamos condenados. Las elecciones legislativas deben mostrar que detrás del voto del rechazo y del miedo, ha llegado el momento de un voto positivo, por un futuro en común”, recalcaba el líder de extrema dizquierda. Pidiendo a “los siete millones de personas que se reunieron en torno a mi programa”, que defendió como candidato a la presidencia, que se “movilicen y continúen unidos (…) hayan votado o no por Macron”.

Si bien Emmanuel Macron ha conseguido superar la prueba de fuego -imponiendo una nueva forma de hacer política, alejado de las formaciones políticas tradicionales y apostando por una posición centrista, poco habitual en Francia-, ganando estas rocambolescas elecciones presidenciales, aún le queda superar la barrera de las legislativas. Una faena que no será fácil…

Los seguidores de Macron siguen su discurso anoche en el Louvre Reuters

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