Entrada de la embajada norcoreana, el Cityhostel Berlin, al fondo

Entrada de la embajada norcoreana, el Cityhostel Berlin, al fondo Salvador Martínez Berlín

Europa

Corea del Norte le ha sacado millones de euros a Merkel con este hostal de Berlín

El Cityhostel Berlin ha servido al hermético país comunista para hacer caja durante más de una década.  

2 junio, 2017 01:20
Berlín

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Elena, Laura, María y Sara han venido desde España para pasar el fin de semana en Berlín. Llegaron hace algo más de cuatro horas a la capital alemana. Han dado una vuelta por el centro de la ciudad antes de regresar al Cityhostel Berlin, donde se alojan. No saben, ni se imaginan, que este modesto establecimiento hotelero de cinco alturas y con capacidad para 435 camas tiene un vínculo de extraña naturaleza con Corea del Norte.

El hostal está en suelo del país norcoreano. El edificio de la embajada en Berlín del país de Kim Jong-Un es casi una construcción contigua al Cityhostel Berlin. El gestor del hostal, que abrió sus puertas en 2004, ha venido desembolsando mensualmente a la embajada cerca de 40.000 euros. Alquila la superficie que ocupa el hostal. Corea del Norte no ha pagado nunca impuestos por esos ingresos. Se especula con que el país asiático tenga que hacerlo ahora. La cantidad acumulada de tasas por pagar podría alcanzar varios millones de euros.

Las autoridades germanas nunca repararon en las consecuencias del arrendamiento del Cityhostel Berlin. Desde luego no será porque la embajada esté en un lugar alejado e inaccesible. El hostal se encuentra en pleno centro de Berlín, a diez minutos andando de la Puerta de Brandeburgo. El propio Ministerio de Sanidad alemán se sitúa frente a la representación diplomática del empobrecido y hermético país asiático.

El origen del problema está en tiempos de la República Democrática de Alemania (RDA), cuando las autoridades comunistas germanas cedieron el terreno a la República Popular Democrática de Corea, nombre oficial de Corea del Norte. La superficie ha de totalizar unos 15.000 metros cuadrados. Allí levantaron el edificio de la actual embajada, pero utilizando sólo una pequeña parte de la superficie. La embajada no ocupa ni la mitad de todo el suelo norcoreano de Berlín.

Ahora se teme que buena parte del dinero pagado por el alquiler de ese suelo, sino todo, haya acabado en Pionyang sirviendo al régimen norcoreano, conocido internacionalmente por sus programas armamentístico y nuclear. En el hotel niegan toda intención de financiar los objetivos militaristas de Kim Jong-Un. “El Cityhostel Berlin lamenta haberse convertido en una pelota en el juego de la política internacional y ser víctima de unas sospechas injustificables”, ha manifestado el propietario del hostal en un comunicado.

En cualquier caso, el Gobierno alemán ya ha manifestado su deseo de ver cerrado el hostal. Esta actitud se apoya en el contenido de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, según el cual se prohíbe a los diplomáticos extranjeros llevar a cabo actividades comerciales. Ese texto, con fecha de 1961, le fue recordado a las autoridades norcoreanas en la resolución 2321 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobada por unanimidad en noviembre de 2016 con motivo de los permanentes desafíos del Tratado de No Proliferación Nuclear.

'DE SABERLO NO HABRÍAMOS VENIDO'

A Elena, Laura, María y Sara la situación les suena a chino. Ellas han venido a Berlín para escuchar en directo al músico estadounidense Bruno Mars. No se han percatado de que la bandera que ondea a unos escasos 30 metros de la puerta del Cityhostel Berlin es la de Corea del Norte. Pero “de haberlo sabido, no habríamos venido” a este hostal, reconocen a EL ESPAÑOL al unísono. La posibilidad de que su estancia acabe sirviendo para financiar de un modo u otro la dictadura de Kim Jon-Un explica ese rechazo.

Proximidad más que perceptible entre hostal y la embajada

Proximidad más que perceptible entre hostal y la embajada Salvador Martínez Berlín

A Reiner, un hombre de mediana edad que ha venido con su familia a pasar el fin de semana en Berlín, le pasa lo mismo que a las seguidoras españolas de Bruno Mars. “Hemos venido para unos días. Mi mujer buscó este hostal hace tiempo. Pero desde hace dos semana leemos que por lo visto hay un vínculo entre la embajada norcoreana y este hostal. Están transfiriendo beneficios de aquí a Corea del Norte”, dice a EL ESPAÑOL.

A este padre de familia le acompañan su hija, su hijo y su mujer en las actividades previstas en Berlín en el marco de la celebración del Día de la Iglesia Evangélica Alemana, una cita religiosa protestante que se celebra cada dos años. “No habríamos venido si hubiéramos sabido que este hostal apoyaba a Corea del Norte. Hubiera preferido que nos alejáramos de aquí. No queremos contribuir a este régimen, sobre todo sabiendo lo que hacen con los cristianos”, apunta Reiner.

CONTINUAS PROTESTAS

Él habla al tiempo que señala con la cabeza la pequeña manifestación que desarrollan Gerda Ehrlich y media docena de militantes cristianos ante la embajada norcoreana. Esta mujer jubilada viene todas las semanas desde hace siete años frente a la puerta principal del edificio norcoreano para realizar llamamientos a favor las víctimas de la represión del régimen de Kim Jon-Un, especialmente a favor de los cristianos.

“Los cristianos son perseguidos y tratados de forma brutal en Corea del Norte. Hemos escuchado testimonios de personas que han dicho algo en contra del Gobierno y han sido llevadas junto a toda su familia a campos de concentración, donde las condiciones de vida son muy malas”, explica Gerda a EL ESPAÑOL. De fondo, una compañera de manifestación toca con una flauta travesera la canción 'Go Down Moses', que describe un pasaje del Éxodo de la Biblia. Una pancarta recuerda los nombres de dos pastores protestantes que el régimen norcoreano tiene presos. Se trata de Kim Jong Uk y Hyeon Soo Lim.

INSTALACIONES AUSTERAS Y EN DESUSO

Gerda se ha manifestado en más de una ocasión con refugiados norcoreanos frente a la embajada. Ella dice saber que las condiciones de las personas que trabajan allí no son lujosas. El aspecto exterior del edificio da buena cuenta de ello. Es una edificación prefabricada, con calidades de finales de los años 60 o principios de los 70. En las ventanas de la fachada hay algunas mosquiteras. Varias están desprendiéndose. Parte de una de las aceras a las que da el edificio está protegida con una valla. No se puede circular porque, parece, podría haber desprendimientos.

Gerda protesta con otros manifestantes todas las semanas frente a la embajada

Gerda protesta con otros manifestantes todas las semanas frente a la embajada Salvador Martínez Berlín

El edificio cuenta, en el limitado espacio que le rodea, con un patio trasero. Hay una canasta de baloncesto de la marca Spalding, un patrocinador oficial de la liga de baloncesto estadounidense, la NBA. Pero en ese patio es imposible botar el balón correctamente. El suelo está levantado. Asoman unas malas hierbas entre las losas que denotan desuso. Un tablón de anuncios con imágenes de los monumentos y líderes políticos presentes y pasados de la dictadura norcoreana buscan dejar una mejor imagen que el desgastado conjunto arquitectónico.

Gracias a exdiplomáticos que han huido del régimen norcoreano, terminando como asilados en Corea del Sur, ha podido saberse que las embajadas norcoreanas son “centros criminales de obtención de beneficios”, según la descripción aportada recientemente por el semanario Der Spiegel. La revista citaba en una información fechada en abril sobre el cuerpo diplomático norcoreano a uno de sus antiguos miembros, Han Jin Myung. Éste contaba que las embajadas de su país “deben financiarse solas”. Para ello, las hay que caen en actividades ilegales como el tráfico de drogas, armas o dinero falso, según el relato del otrora representante norcoreano en el extranjero.

'UN SECRETO A VOCES'

Greda, por su parte, cuenta que, durante una de sus manifestaciones, salieron del edificio representantes del régimen norcoreano para decir: “están hiriendo nuestros sentimientos”. “Hablaron manteniendo mucho las distancias”, recuerda Gerda. La comunicación con los diplomáticos norcoreanos es, de hecho, complicada. Si se contacta a la embajada por teléfono, la persona que atiende no habla alemán. Utiliza un inglés rudimentario. “Llame usted otro día”, suele ser su respuesta habitual.

Los representantes del cuerpo diplomático norcoreano en Berlín tampoco ofrecen aclaraciones. “No puedo darle ninguna respuesta, no tengo nada que decirle, disculpe”, dice uno de ellos al ser contactado por EL ESPAÑOL. “Tal vez puedan hablar con las autoridades alemanas”, sugiere el diplomático. Precisamente hay políticos germanos que hablan ahora de que la situación del Cityhostel Berlín era un “secreto a voces”. Así ha calificado el asunto Philipp Lengsfeld, de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) que lidera la canciller Angela Merkel.

Retrato de Kim Jung-Un en el tablón de la entrada de la embajada norcoreana

Retrato de Kim Jung-Un en el tablón de la entrada de la embajada norcoreana Salvador Martínez Berlín

El reciente endurecimiento de la política de sanciones contra el régimen norcoreano ha servido para poner fin a ese estatus. Pero eso no quiere decir que la situación vaya aclararse fácilmente. De entrada, las autoridades alemanas no pueden hacer público el montante de dinero que debe Corea del Norte a la hacienda alemana.

DUDAS SOBRE LA CONTINUIDAD DEL HOSTAL

Cerrar el hostal, por otro lado, tampoco parece factible. “Faltan argumentos legales” para hacerlo pues “no hay párrafos” en las leyes que aludan a una situación como la de Corea del Norte en Berlín, según los términos que utilizaba en una entrevista con el diario Süddeutsche Zeitung el embajador en Alemania de la pequeña dictadura asiática, Pak Nam-Yong. Al parecer la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas no es lo suficientemente explícita.

Patio trasero de la embajada norcoreana

Patio trasero de la embajada norcoreana Salvador Martínez Berlín

Esto es algo que no ve con malos ojos Gerda, la activista en favor de los derechos de los cristianos en Corea del Norte. “Por aquí, camino del hostal, pasa mucha gente, tenemos mucho público, hablamos con gente de todo el mundo para explicarle la situación de los oprimidos en el país”, reconoce. Seguramente, gracias a ella y sus compañeros de protesta, muchos visitantes terminan dándose cuenta de que el edificio de aspecto triste que está al lado de su hostal es el de la embajada de Corea del Norte.