Rebecca Wey es británica, el brexit amenaza con truncar su vida y, sin embargo, no tiene derecho a participar en las elecciones que Reino Unido celebra el jueves para elegir a los encargados de guiarlo hacia lo desconocido. Del mismo modo, el año pasado observó cómo sus compatriotas se pronunciaban a favor de salir de la UE sin poder alzar la voz. La razón: lleva más de 15 años en España, es decir, fuera de Reino Unido, y las normas electorales le impiden votar.
Hoy vecina de Oliva (Valencia), Wey llegó a España en la veintena. De eso hace cosa de 18 años. Aprendió castellano trabajando en un bar y ahora se dedica al marketing digital. Sus dos hijos han nacido en España. Su vida está aquí y piensa quedarse. Aun así, también quiere dar forma al futuro de su tierra natal. “Me parece muy injusto”, afirma. “Muchos queríamos votar, pero no nos dejan”.
Los españoles basados permanentemente en el extranjero tienen derecho a voto de por vida, asegura el Ministerio del Interior. No es así para los británicos. Aquellos que lleven más de 15 años fuera del país no pueden participar en las elecciones.
El Partido Conservador incluyó en su programa para las anteriores generales de 2015 la promesa de eliminar esta restricción. El pasado octubre presentó un plan para implementarla, pero al final no cumplió. Su programa para estos comicios anticipados vuelve a garantizar “el voto de por vida para los electores en el extranjero”. Pero aun materializándose en la legislatura que entra, la 'diáspora' británica no podría hacerse oír hasta las próximas legislativas en 2021, dos años después de la salida oficial de Reino Unido de la UE.
El Partido Laborista no aborda la cuestión en su programa electoral, mientras que el proeuropeo Partido Liberal Demócrata propone que todos los expatriados puedan elegir parlamentarios en circunscripciones separadas y participar en plebiscitos.
“Estoy un poco decepcionada, que nos prometan que podremos votar y de repente no podamos cuando son votaciones que nos afectan tanto”, denuncia Wey, que teme que el brexit obligue a su madre a dejar España.
PROPORCIONES DESCONOCIDAS
Resulta difícil, sino imposible, saber cuántos otros no podrán votar en las “elecciones del brexit” por la misma razón. El Gobierno calcula que unos cinco millones de sus ciudadanos viven en el extranjero -un millón de ellos en la UE-. Sin embargo, la Oficina de Estadística Nacional (ONS) asegura carecer de información sobre cuántos llevan fuera más de 15 años. La Comisión Electoral tampoco resuelve la incógnita, pero sus datos muestran que al cierre del año pasado había apenas 264.000 expatriados registrados para votar.
En España, que alberga la mayor colonia de expatriados de Reino Unido en la UE, miles se podrían quedar con la papeleta en la mano. De los al menos 300.000 británicos que viven en suelo español, más de un tercio tiene más de 65 años, según cifras oficiales. Algunos se retiraron hace mucho tiempo aquí.
La Embajada de Reino Unido en Madrid desconoce cuántos sobrepasan el umbral de los 15 años. Con todo, apunta que los británicos registrados para votar desde España ascendían a poco más de 40.000 tras la campaña para animar a los expatriados a participar en el referéndum del brexit el año pasado.
Bremain in Spain, una organización europeísta de expatriados británicos en España que reclama la abolición de las restricciones al derecho a voto, calcula a ojo de buen cubero que al menos la mitad de la población británica aquí lleva más de 15 años residiendo.
Es el caso de Eunice O'Rourke, que vive en España desde hace 26 años con su marido. Por cuestiones de salud se jubiló y cambió el húmedo clima británico por el de la apacible Costa del Sol. Ahora le perturba la idea de que un brexit duro la prive de atención médica en España y tenga que regresar a Reino Unido después de tantos años.
“Es probable que no podamos seguir viviendo en España. Y si volvemos a Reino Unido, ¿qué opciones tendremos allí tras haber pasado tanto tiempo fuera?”, dice O'Rourke, que subraya que también acude a la sanidad privada. “No quiero exprimir el sistema español”, afirma.
Esta pensionista teme que el brexit la separe de sus nietos en Reino Unido y lamenta quedarse sin votar. De poder participar, O'Rourke se inclinaría por el Partido Laborista de Jeremy Corbyn. “Está destacando como el candidato que tiene los intereses de la gente verdaderamente en cuenta”, asegura. O'Rourke se queja de que la primera ministra, Theresa May, se haya negado a dar la cara en un debate con la oposición y de que prefiera irse de la UE sin un acuerdo de divorcio que con uno “malo”. “Está decepcionando a la gente del Reino Unido”, opina.
QUERER Y NO PODER
David Baker se identifica como conservador, pero si pudiera votar en estas elecciones no daría su apoyo a May. En su lugar apoyaría al Partido Liberal Demócrata de Tim Farron, que defiende celebrar un referéndum sobre el acuerdo final de divorcio para que los británicos decidan si aceptan los términos negociados por el Gobierno o permanecen en la UE.
Nacido en España de padres británicos, vivió buena parte de su vida en Reino Unido para regresar a España 27 años atrás. Aquí tiene su propia firma de consultoría financiera y su familia. Su mujer e hijos son españoles, pero él mantiene la nacionalidad británica.
Para él la regla de los 15 años no tiene sentido. “Vivir 15 o 20 años fuera de tu país no te hace menos ciudadano”, afirma. Aunque opina que cada uno debe poder votar donde paga impuestos -en su caso, España-, reclama que en referendos o elecciones como estas todos los británicos tengan derecho a participar. “Cualquiera con un pasaporte debería poder votar”, asegura.
Cuando la primera ministra británica llamó a mediados de abril a celebrar elecciones tres años antes de lo previsto, justificó la maniobra diciendo que Reino Unido necesitaba unidad para afrontar la salida de la UE. El objetivo era multiplicar su mayoría parlamentaria para minorizar cualquier oposición externa e interna y así poder negociar el brexit sin ataduras.
Sin embargo, las elecciones que debían determinar el divorcio entre Reino Unido y la UE acabaron por centrarse en cuestiones sociales, como pretendía el Partido Laborista, que ahora sube como la espuma en los sondeos después de que May propusiera una polémica reforma del sistema de asistencia social para luego recular parcialmente y optara por una campaña de bajo riesgo. Solo ahora, en la recta final de la contienda, la primera ministra ha optado por colocar de nuevo al brexit en el centro del tablero con la esperanza de dejar atrás a un fortalecido Corbyn.
Para Wey, la madre de Oliva que trabaja en marketing, el eje sobre el que deben girar estos comicios es el brexit. “¡Es como si se hubieran olvidado de la razón de estas elecciones!”, sostiene. “Están hablando del NHS [servicio nacional de salud] NHS, de la educación, y más, que sí que son cosas importantes, pero el brexit, para muchos, es más importante”.