La mezquita londinense de Finsbury Park, junto a la que se produjo el ataque terrorista contra musulmanes que salían del oficio nocturno en pleno Ramadán, pasó de ser considerada una “fábrica de suicidio” a una “historia de éxito” en materia de integración y servicio a la comunidad.
Abierta al público en 1994 en una ceremonia a la que asistió el príncipe Carlos de Gales, el templo se convertiría pronto en sinónimo de extremismo en Reino Unido al caer bajo el control del clérigo Abu Hamza, que hoy cumple dos cadenas perpetuas por terrorismo.
Entre los asistentes al templo antes de su transformación se encontraban Richard Reid, que intentó hacer explotar un avión internacional de pasajeros a principios del nuevo milenio, y Zacarias Moussaoui, condenado por los atentados del 11-S.
En 2003 la policía irrumpió en la mezquita tras descubrir un complot terrorista, pero no arrestó a Hamza, que continuó dando sermones en la calle. Las autoridades británicas lo apresaron finalmente el año siguiente y en 2012 fue extraditado a Estados Unidos.
Tras la era Hamza, la mezquita quedó en manos de una junta respaldada por la Asociación Musulmana de Reino Unido. La nueva dirección ha buscado borrar el legado de Hamza llevando al templo en la dirección opuesta.
El templo reclama el diálogo interreligioso así como “crear un ambiente armonioso y promover los valores humanos” en el vencindario, asegura.
Aparte de lugar de oración, la mezquita, de cuatro plantas y media y aforo para 1.800 personas, sirve también de centro comunitario y ha sido escenario de eventos del representante del distrito en el Parlamento de Londres, el líder laborista Jeremy Corbyn.
“Hacen un gran trabajo en esta comunidad: recaudan dinero para la gente sin techo, ayudan a los refugiados y tienen días de puertas abiertas en los que todas las fes -judíos, hindúes, cristianos…- se reúnen y abordan temas juntos”, dijo Corbyn sobre la mezquita en febrero. Este lunes, tras visitar el lugar del atentado, el líder de la oposición ha asegurado estar “consternado” por la tragedia.
Después de que la mezquita fuera galardonada con una distinción en 2014, el primer edil del distrito la calificó como un elemento “clave” en la comunidad: “La mezquita de Finsbury Park es una parte clave de la comunidad de Islington y un importante centro local. Estamos encantados de que la mezquita haya ganado esta marca de calidad, que subraya el buen trabajo y altos estándares de la mezquita”.
Líderes de las diferentes religiones han condenado el atentado junto a la mezquita de la madrugada del lunes.
Este año la mezquita recibió una indemnización y una disculpa oficial de Thomson Reuters después de que la organización la incluyera erróneamente en una base de datos sobre vínculos terroristas. La inclusión de la mezquita en la base de datos llevó a que el banco HSBC clausurara repentinamente su cuenta en 2014.
En un discurso este lunes tras el atentado en Finsbury Park, la primera ministra británica, Theresa May, ha prometido proteger a las mezquitas y combatir el extremismo en todas sus formas. “Ha habido demasiada tolerancia con el extremismo en este país durante muchos años, incluida la islamofobia”, ha asegurado.