De la crisis existencial a la euforia. Cuando el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, pronunció en septiembre de 2016 su anterior discurso sobre el estado de la Unión, la UE se encontraba asediada por la explosión populista, la crisis de refugiados y la decisión de Reino Unido de marcharse. Doce meses más tarde, el ambiente europeo ha cambiado de forma radical. Las fuerzas eurófobas han sido derrotadas en Austria, Holanda o Francia, el brexit se ha convertido en un caos pero para los británicos, la presión migratoria está contenida y la economía europea cobra impulso.
"El viento vuelve a soplar en las velas de la UE", ha proclamado Juncker ante el pleno de la Eurocámara, en un discurso sobre el estado de la Unión marcado por el optimismo.
La UE se encuentra en su quinto año consecutivo de recuperación tras la Gran Recesión, el crecimiento económico, por encima del 2%, supera al de Estados Unidos, y el paro se encuentra en mínimos de los últimos nueve años. Durante su mandato se han creado ocho millones de puestos de trabajo y en estos momentos hay más empleo en la UE que nunca antes, con 235 millones de trabajadores, ha resaltado el presidente de la Comisión.
"Diez años después de que la crisis nos golpeara, la economía de Europa se está recuperando finalmente. Y con ella, nuestra confianza", ha resaltado Juncker.
Pero esta bonanza no va a durar para siempre, ha avisado el veterano político luxemburgués. "Hemos empezado a arreglar el tejado. Pero debemos completar el trabajo ahora que brilla el sol y mientras lo hace. Porque cuando las próximas nubes aparezcan en el horizonte, y lo harán, será demasiado tarde", ha subrayado.
El brexit no es el futuro
Para Juncker, la UE tiene ahora "una ventana de oportunidad que no se quedará abierta para siempre". "Aprovechemos al máximo este impulso, aprovechemos el viento favorable", ha reclamado a los líderes europeos. Para ello, no basta con ocuparse de los problemas más inmediatos. Es necesario también fijar el rumbo a largo plazo "para construir una Europa más unida, más fuerte y más democrática".
El futuro de la UE no pasa por el brexit. El presidente de la Comisión apenas le ha dedicado un párrafo de su discurso de una hora a la marcha de Reino Unido. "El 29 de marzo de 2019, Reino Unido dejará la UE. Será un momento muy triste y muy trágico. Lo lamentaremos siempre. Pero tenemos que respetar la voluntad del pueblo británico", se la limitado a señalar.
Antes de que el brexit se consume, los líderes de los 27 deberán fijar el rumbo de la UE de aquí a 2025. Por eso, Juncker ha pedido convocar una cumbre especial extraordinaria en Rumanía el 30 de marzo de 2019 para alumbrar la nueva Europa. Será unas semanas antes de las elecciones europeas de mayo de ese año.
"Mi esperanza es que el 30 de marzo de 2019, los europeos se despierten en una Unión en la que todos defendamos nuestros valores. En la que todos los Estados miembros respeten firmemente el Estado de derecho. En la que ser miembro pleno de la eurozona, la unión bancaria y Schengen se haya convertido en la norma para todos los países miembros", ha defendido el presidente de la Comisión.
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