Berlin

Un hombre y una mujer toman té sentados en la mesa. Tienen pose dominical. Él lee en su iPad lo que parece ser una información de política nacional y pregunta: “¿Estamos en campaña?”. “Uno no debe creerse todo lo que está escrito”, le responde ella. La escena es de una viñeta del dibujante Denis Metz, cuyas caricaturas suelen aparecer en el diario Süddeutsche Zeitung. El dibujo es una crítica al tranquilo discurrir de la campaña electoral antes de la cita con las urnas de este domingo.

En todo momento ha estado claro que Angela Merkel iba a repetir al frente de la Cancillería Federal. Nadie piensa que pueda haber sobresaltos como sí los hubo el año pasado en la elección presidencial estadounidense o en la votación del referéndum sobre el 'brexit'. En Alemania resulta inimaginable un vuelco como aquellos. Tampoco el auge de la extrema derecha, representada en suelo germano por Alternativa para Alemania (AfD), llega a ser amenazante como sí lo fue la pasada primavera en Francia el Frente Nacional de Marine Le Pen.

“Las elecciones aquí deciden qué partido gobernará con Angela Merkel, las encuestas muestran que ella será de nuevo canciller”, dice a EL ESPAÑOL Simon Munzert, profesor de Ciencias Políticas y Datos en la prestigiosa Hertie School of Governance de Berlín. Para Munzert, está claro que Martin Schulz, el candidato a canciller del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), ha fracasado.

Mensajes de campaña de Schulz y compañía como "Alemania puede hacer más" y "Tiempo de justicia social", no han cuajado. Los últimos sondeos atribuyen a los socialdemócratas, como mucho, un 23% de la intención de voto. A la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de Merkel las encuestas le conceden un 37%. Los electores alemanes prefieren la fórmula menos exigente de la CDU, según la cual se asocia al rostro de Merkel al leitmotiv: “Por una Alemania en la que vivimos bien y a gusto”.

Interrogantes por resolver

En la noche electoral de este domingo habrá más emoción que en el resto de la campaña. Porque al darse a conocer los primeros resultados comenzarán a resolverse las otras cuestiones políticas relevantes que plantea para Alemania – pero también para Europa – una cita con las urnas que tienen 61,5 millones de ciudadanos germanos.

A saber, por un lado, cómo de dura será la derrota del SPD y, por otro lado, qué partido será el tercero más votado. Los liberales del FDP, la formación izquierdista Die Linke y la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) aspiran a ocupar ese lugar. Las respuestas a esas preguntas están en manos de los indecisos. Éstos, todavía el viernes, se contaban por millones.

“En estas elecciones todavía hay muchos indecisos. Como ya pasó en 2013, estos votantes se decidirán en el último minuto, poco antes de ir a votar”, dice a EL ESPAÑOL Torsten Schneider-Haase, responsable de estudios sobre intención de voto en el instituto de estudios de opinión TNS-ENMID, con sede en Bielefeld (oeste germano). Se ha estimado que hasta el 45% del electorado elegirá a su partido pocas horas antes de emitir su voto.

Llamada de atención a CDU y SPD

Para Schneider-Haase, está claro que CDU y SPD van a recibir “una llamada de atención” en las urnas. “Lo más probable es que a los partidos del Gobierno se les dé menos apoyo que en 2013. El SPD no está bien. La CDU también conseguirá menos votos”, subraya. Hace cuatro años, la CDU consiguió un apoyo del 41,5% del electorado. Rozó la mayoría absoluta. Por su parte, el SPD consiguió un 25,7%.

Con una CDU y un SPD a la baja son los pequeños partidos los más beneficiados, a excepción de Los Verdes. A la formación ecologista todos los sondeos la veían a finales de esta semana por debajo del 8%. Queda lejos el 8,4% cosechado en 2013.

A la caza de AfD

Que AfD se convierta en el tercer partido más votado es algo que Die Linke ha tratado de evitar hasta el último suspiro. La formación ultraderechista llevaba una corta ventaja sobre izquierdistas y liberales en los últimos sondeos. “Un 11% dice que votarán sin problema a AfD”, según Torsten Schneider-Haase, el analista de TNS-ENMID. A su entender, AfD conseguirá superar claramente el 10% de los votos, un porcentaje que acariciaban Die Linke y el FDP en las últimas estimaciones.

En sus intervenciones a finales de esta semana, Sahra Wagenknecht, lideresa del “Unidos Podemos” alemán, pedía el voto para Die Linke con el objetivo de impedir que la ultraderecha quedara tercera. “Si AfD domina la oposición, el Gobierno estará bajo la presión de la derecha y eso hará girar el clima político a la derecha. Quien quiera evitar eso debe votar a Die Linke”, aseguraba Wagenknecht en una reciente entrevista publicada en el diario regional Schwäbische Zeitung.

Christian Lindner, el líder del resucitado FDP, invitaba a sus seguidores a votar en los últimos días de campaña, sin dejar de criticar a la CDU. Esto último explica en buena parte la marcha favorable de los liberales en los sondeos. “El ministro Peter Altmeyer [de la CDU, ndlr.] decía que era mejor no ir a votar que votar a AfD el domingo. Nosotros no queremos hacer más pequeño a AfD con menos participación, sino con buenos argumentos. Por eso, ¡Vayan a votar!”, exclamaba Lindner a su público el miércoles en Maguncia (oeste germano).

Nuevos quebraderos de cabeza para el SPD

A la espera de ver en qué medida liberales o poscomunistas son capaces de superar a AfD en las urnas, el papel de la ultraderecha puede convertirse en otro quebradero de cabeza para el SPD. “AfD podría ser el principal partido de la oposición al quedar tercero y para el SPD esto puede ser problemático”, subraya Munzert, dando por hecho que tras la votación del domingo se reeditará una Gran Coalición entre conservadores y socialdemócratas.

Que AfD se haga con ese papel hará pensar en el SPD sobre la necesidad de volver a la oposición como segundo partido más votado. Sin embargo, esto sólo ocurriría si la CDU logra formar una mayoría en el Bundestag con el FDP y Los Verdes. A esa combinación se le llama “Coalición Jamaica”. En Alemania a los conservadores se les atribuye el color negro, a los liberales el amarillo y a los ecologistas el verde.

“Algo así resulta imaginable porque Merkel es muy pragmática. En el pasado ha sabido entenderse con socialdemócratas y liberales”, dice a EL ESPAÑOL Nils Diederich, politólogo de la Universidad Libre de Berlín. No obstante, Diederich también enuncia inseguridades típicamente alemanas. “Pero no estoy seguro de que eso funcione”, afirma.

Munzert, el profesor de la Hertie School of Governance, explica las dudas de su compañero de profesión. “A los alemanes les gusta la estabilidad. Mejor tener un Gobierno de Gran Coalición que tener la unión de tres partidos en el Gobierno”, concluye este politólogo.