"Es una reforma de libertad. Queremos dar de nuevo a los Estados miembros la libertad de fijar los tipos del IVA como deseen". Con estas palabras ha definido el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, la revolucionaria propuesta legal que ha presentado este jueves para modernizar, simplificar y flexibilizar los impuestos sobre el consumo en la UE. Cuando se apruebe, los Gobiernos europeos ya no necesitarán el permiso de Bruselas para rebajar el IVA a los productos y servicios que quieran y podrán incluso reducir este gravamen al 0%, es decir, hacer que algunos artículos queden exentos de IVA.
Sin embargo, la reforma se enfrenta a una tramitación muy ardua. Se discutirá por primera vez en la reunión de ministros de Economía de la UE del próximo 23 de enero y la negociación no será nada fácil. Su aprobación requiere la unanimidad de los Veintiocho países miembros, que tradicionalmente se han mostrado muy recelosos ante cualquier cambio que afecte a la fiscalidad. De hecho, la propuesta de Bruselas para equiparar el IVA de las publicaciones electrónicas con el del papel lleva bloqueada desde junio de 2016. Y los anteriores intentos de simplificar los tipos del IVA naufragaron y se acabaron retirando.
¿Por qué se reforma el IVA?
La legislación vigente de la UE sobre el IVA se basa en dos reglas. La regla general es que los Gobiernos deben aplicar un tipo normal de al menos el 15% a todos los productos y servicios. En segundo lugar, las capitales tienen la posibilidad de fijar un tipo reducido no inferior al 5% a dos categorías distintas de productos. Sin embargo, esta aparente simplicidad oculta un auténtico caos, ya que existen múltiples excepciones y derogaciones a las dos reglas básicas.
Por razones históricas, que en muchos casos se remontan al momento de la adhesión, a la mayoría de los Estados miembros se les permite aplicar tipos especiales. Éstos pueden ser inferiores al 5% o incluso cero. Cada país tiene sus propias excepciones, que son diferentes al resto y que provocan todo tipo de agravios. Francia luchó durante años por un IVA reducido a los restaurantes que ya se autorizaba en España. Reino Unido reclama un tipo cero para los tampones, al igual que ya hace Irlanda. Con esta reforma, Bruselas quiere restablecer la igualdad y simplificar el sistema con el objetivo de que los Gobiernos se concentren en la lucha contra el fraude.
¿A qué productos se aplicarán las rebajas?
En la actualidad, el IVA reducido sólo puede aplicarse a una lista limitada de productos y servicios, que se detalla en la legislación de la UE. La relación completa por países ocupa 116 páginas. La reforma suprime esta compleja lista y deja vía libre para que cada Gobierno elija en función de sus prioridades políticas qué artículos considera de primera necesidad y por tanto merecedores de una rebaja.
En España, el Congreso le ha pedido reiteradamente al Gobierno de Rajoy que reduzca al 4% el gravamen de pañales para niños (actualmente en el 21%) y productos de higiene femenina y preservativos (10%). El plan de Bruselas permitiría incluso ir más allá, hasta el 0%. El sector del coche eléctrico también reclama pagar menos IVA para impulsar las ventas de vehículos menos contaminantes. Otros Estados miembros reclaman rebajas en los servicios de internet, el cuidado de los ojos, los caballos, la ropa para niños, el carnet de conducir, las agencias de viaje, los alquileres, las flores o los productos y servicios culturales.
¿Habrá productos sin IVA?
En su afán de flexibilizar el IVA, la Comisión propone ampliar el número de tipos disponibles para los Estados miembros. En lugar de los dos actuales (15% y 5%), a partir de ahora se podrán establecer un total de cinco: el tipo normal, igual o superior al 15%; dos tipos reducidos distintos comprendidos entre el 5% y el tipo normal; un tipo superrreducido; y una exención del IVA (tipo nulo). Aunque en España no existe, este IVA del 0% ya se aplica en Bélgica, Dinamarca, Irlanda, Malta, Finlandia y Reino Unido. Entre los productos beneficiarios en estos países se encuentran periódicos, alimentos, medicamentos o agua.
¿No provocará el plan agujeros presupuestarios?
Los críticos con este plan avisan de que podría provocar una carrera entre los países de la UE para bajar impuestos. Bruselas propone dos cortafuegos presupuestarios para evitar que la reforma se traduzca en pérdidas de ingresos, distorsiones de competencia, una complejidad inútil o inseguridad jurídica. En primer lugar, los Estados miembros deberán garantizar que el tipo medio ponderado de IVA sea como mínimo el 12%.
En segundo lugar, la norma crea una nueva lista de productos, mucho más corta, a los que nunca se les podrá rebajar el IVA. Es decir, a los que se les tendrá que aplicar siempre el tipo normal, igual o superior al 15%. En la lista figuran metales preciosos, bebidas alcohólicas, servicios de apuestas, teléfonos inteligentes, servicios financieros y seguros, carburantes, armas, tabaco, electrodomésticos o productos electrónicos. También los vehículos que funcionan con gasolina o gasóleo. En contraste, se podrá rebajar el impuesto a los coches eléctricos, de hidrógeno o híbridos.
"En un momento en que los Estados miembros están cada vez más preocupados por los agujeros en sus presupuestos y la consolidación presupuestaria que exigen las reglas de la UE, este sistema es esencial para preservar una de las principales fuentes de ingresos de nuestros Estados miembros", ha dicho Moscovici.
¿Puede permitirse España reducir el IVA?
Tras las subidas que realizó durante la crisis por la presión de la UE, España tiene ahora un tipo general del 21%, un tipo reducido del 10% y otro superreducido del 4% (gracias a una derogación especial). El margen que tiene nuestro país para rebajar el IVA a más artículos es muy limitado. España es uno de los Estados miembros que recauda menos por IVA. Y uno de los factores que lo explica es que pierde hasta el 59% de los ingresos por el gran número de exenciones y tipos reducidos que aplica. De hecho, la Comisión ya ha pedido varias veces al Gobierno de Rajoy que suba el IVA a algunos de los productos a los que ahora aplica el 10% o el 4%. Una solicitud que ha desoído el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Si tras esta reforma en la UE el Gobierno decide rebajar el IVA a pañales, compresas, tampones, preservativos u otros artículos deberá compensar la pérdida de ingresos subiendo otros impuestos.