Berlín

Presidenta en funciones del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). Ese es el cargo con el que Andrea Nahles podría acabar la jornada de hoy. El líder de los socialdemócratas, Martin Schulz, aún no ha dimitido, pero las altas instancias del SPD se reúnen este martes para decidir si Nahles ha de ser desde ya presidenta en funciones.

Nahles es mujer joven si se comparan sus 47 años con las 62 primaveras del fracasado Martin Schulz. Menos de un año duró Schulz al frente de los socialdemócratas alemanes. “Aún no ha dimitido”, dicen a EL ESPAÑOL desde el SPD sobre Schulz. Es cuestión de tiempo.

Más temprano que tarde, el otrora presidente del Parlamento Europeo dejará la dirección del partido con mucha pena y poca gloria. Schulz llegó con la esperanza de convertir a su partido el más votado en Alemania. Fracasó. Ahora Nahles ha de tomar el testigo. Lo hará en calidad de ministra de Empleo y Asuntos Sociales en un ambiente que nada tiene que ver con la euforia desatada por el 'efecto Schulz'.

Martin Schulz simplemente sobrevaloró sus posibilidades políticas”, editorializaba el lunes el diario Handelsblatt. Schulz, que llegó catapultado desde Bruselas, pagó cara su casi nula experiencia en política nacional y su falta de tablas dentro de su propio partido. Nahles, sin embargo, se ha caracterizado por pisar fuerte en su carrera dentro del SPD, pero siempre con los pies en el suelo.

Se afilió al SPD con 18 años. Ya lleva casi dos décadas ocupando responsabilidades entre los socialdemócratas. Con 23 años fue presidenta de Jusos, la organización juvenil del SPD, en el Land de Renania Palatinado, su región. Se aupó como presidenta de Jusos entre 1995 y 1999. Un año antes de dejar esa organización, ya se había estrenado como diputada del SPD.

Desde el inicio de la presente legislatura, ella es la presidenta del Grupo Parlamentario de los socialdemócratas en el Bundestag. Se trata de la primera vez que una mujer desempeña esa responsabilidad en la Cámara Baja alemana. Si ha llegado hasta ahí y todavía apunta alto es porque conoce bien los entresijos de su partido. No en vano, ocupó la secretaría general del SPD entre 2009 y 2013. En la última gran coalición se hizo con la cartera de Empleo y Asuntos Sociales, una de las responsabilidades más relevantes que puede desempeñar un socialdemócrata.

La evolución de la carrera de Nahles es la típica de un alto cargo del SPD, avanzando poco a poco hacia el poder”, dice a EL ESPAÑOL Nils Diederich, politólogo de la Universidad Libre de Berlín.

Parecidos razonables con Merkel

A su entender, Nahles y Angela Merkel son figuras políticas muy distintas, aunque guardan puntos en común. La primera ha desarrollado una carrera ascendente en su partido. Merkel, sin embargo, creció en su día políticamente protegida por el canciller Helmut Kohl. El 'patriarca' de la cristianodemocracia teutona llamaba a Merkel “la niña”.

Ahora bien, “Nahles siempre ha mantenido un perfil de política que habla con tono impertinente, capaz de decir cosas como aquello de que, con el SPD liderando la oposición, el Gobierno 'iba a recibir en toda la jeta'”, rememora Diederich. A Nahles, madre de una niña de siete años, se la recuerda también por cantar en 2013 la canción de la serie de televisión Pippi Calzaslargas en una intervención en el Bundestag. Buscaba con esa cancioncilla acentuar su criticar contra la acción del Gobierno que Merkel mantuvo con los liberales del FDP entre 2009 y 2013.

Según Judy Dempsey, investigadora en Berlín del Carnegie Europe, un centro de estudios dedicado al 'viejo continente', “Nahles es una muy buena oradora, con algunos aires izquierdistas pero muy pragmática y muy competente”. Pragmatismo y competencia suelen también atribuirse a Merkel. “Nahles, como Merkel, siempre ha mantenido el mismo perfil durante toda su carrera, aunque el de Merkel es diferente. De la canciller se dice que toma siempre las decisiones de manera aparentemente racional y sin dejarse llevar por las emociones del momento”, comenta Diederich.

Nada que ver, en ambos casos, con un Martin Schulz que, por ejemplo, dijo no querer entrar en un Gobierno con Angela Merkel y que terminó presentando sus intenciones de ser jefe de la diplomacia alemanaEsa operación política fue repelida con éxito por Sigmar Gabriel, predecesor de Schulz al frente del SPD y actual ministro de Exteriores.

SPD, “un partido que hace el ridículo”

En este sentido, según Diederich, “uno no puede presentarse ante el público menos creíble que Schulz”. Con Schulz de presidente, el SPD ha quedado como “un partido que hace el ridículo”, según los términos de uno de los recientes editoriales del diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung. “La corta era de Schulz es probablemente la más amarga de la larga lista de presidentes que el SPD”, escribía Jasper von Altenbockum, responsable de ese editorial.

Así, Nahles apunta a la dirección de un SPD descabezado, aún dolorido por el peor resultado de su historia (20,5% en las últimas elecciones generales) y en caída libre en los sondeos. Una encuesta del instituto Insa publicada la semana pasada en el diario Bild atribuía al SPD un 17% de la intención de voto, apenas dos puntos más que los concedidos a la formación ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD). A la CDU de Merkel se le atribuye algo más de un 30%.

Peligra la gran coalición

A ese SPD en crisis tiene que convencer Nahles de las bondades del contrato de gobierno alanzado el pasado miércoles entre socialdemocratas y conservadores de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de Merkel y su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU). Los algo más de 450.000 militantes del SPD empezarán a votar a finales de este mes en referéndum interno si aceptan o no el documento del acuerdo, resultado de duras negociaciones. El resultado se dará a conocer el 4 de marzo. Pero en vista del caos reinante en las filas de los socialdemócratas estos días, “el acuerdo de la 'gran coalición' Gobierno está en peligro”, estima Diederich.

Juega a favor de Nahles a la hora de gobernar la entropía que actualmente rige la vida de los socialdemócratas que la ministra conozca “todos los rincones del SPD, pues lleva queriendo hacerse con el control del partido los últimos cinco o seis años”, según Dempsey, la investigadora del Carnegie Europe.

“Nadie en el SPD es más fuerte que Nahles”

Nahles también mantiene activas alianzas con personas clave del partido como Olaf Scholz, en su día compañero de Nahles en Jusos y ahora alcalde de Hamburgo. A Scholz, todo un vicepresidente del SPD, se le ha atribuido el poderoso Ministerio de Hacienda alemán si la gran coalición sale adelante. Manuela Schwesig, otra relevante figura en la vicepresidencia del partido, también está del lado de Nahles. No en vano, “nadie en el SPD es ahora mismo más fuerte que Nahles”, señalaba Tobias Peter, periodista del diario progresista Frankfurter Rundschau.

Para Dempsey, otro punto a favor de Nahles es que, de momento, la designada presidenta del SPD es muy consciente de los peligros que corre su partido. “Nahles es una gran estratega, sabe que si su partido tiene que volver a presentarse a unas elecciones a corto plazo, el SPD acabará destruido”, comenta Dempsey. “El SPD no puede permitirse otras elecciones, va en el interés de los socialdemócratas que haya un Gobierno estable, algo que también conviene a Merkel”, concluye.