“¿Dónde está mi Steve?”. El Donald Trump que pensara en hacer carrera política al más alto nivel, mucho antes de convertirse en presidente de Estados Unidos, preguntaba así por su asesor más preciado en los actos públicos de los conservadores de su país. “Su” Steve no era otro que Steve Bannon, quien ha sido su asesor más decisivo y también el más controvertido.
Bannon ahora afronta un particular “exilio político” en Europa. Quiere ponerse al servicio de partidos de ultraderecha y de la derecha más dura del 'viejo continente', como Alternativa para Alemania (AfD) en el país de la canciller Angela Merkel o VOX en España. Esta semana, sin ir más lejos, Rafael Bardají, de la dirección de VOX, se reunía en Washington con un Bannon que, al parecer, ha prometido viajar a España próximamente.
Ciertamente, el Bannon de ahora no es el de sus mejores días. Es más, a principios de año, Bannon había “perdido la cabeza”. Al menos así explicaba el presidente estadounidense la salida de Bannon de Breitbart News, ultraconservador y polémico portal de noticias donde se apoyó sin cortapisas al Trump aspirante a la jefatura del Estado. Bannon, que impulsó Breitbart antes de dirigir la campaña presidencial de Trump, llegó a ponerse cómodo en el Despacho Oval, pero el pasado verano perdió su puesto de estratega en jefe.
Tuvo numerosos encontronazos con el equipo presidencial, especialmente con “Jarvanka”. Ese es el nombre que ha dado a la dupla formada for la hija de Trump, Ivanka, y su yerno, Jared Kushner, el periodista Michael Wolff, autor del revelador libro Fuego y Furia (Ed. Península), que narra el caótico día a día de la Administración Trump.
Los numerosos desencuentros de Bannon con los Trump también están detrás de su salida de Breitbart. Lejos de las altas instancias del poder en la Casa Blanca, Bannon se muestra ahora activo en interesado en el 'viejo continente'. Europa, en realidad, siempre ha sido una fuente de inspiración para esta figura de la alt-right. Este término que engloba a nacionalistas y supremacistas blancos de Estados Unidos.
“Bannon siempre ha estado interesado en las corrientes políticas de derechas en Europa”, dice a EL ESPAÑOL Joshua Green, periodista político estadounidense buen conocedor de la figura de Bannon. De Green es el libro Devil's Bargain (Ed. Penguin, 2017) o “Pacto con el diablo”, dedicado a la relación entre Bannon y Trump. “Bannon piensa que la elección de Trump como presidente de Estados Unidos es parte de un levantamiento global de las derechas que comenzó en Europa”, abunda Green.
De ahí que Bannon abriera la puerta a Bardají esta semana en Washington. “Es muy importante que en España exista un partido basado en la soberanía y la identidad del pueblo español, y dispuesto a defender sus fronteras”, manifestaba el ex-asesor de Trump en un comunicado de VOX.
Bannon ya fue el pasado mes de marzo el invitado estrella del último congreso del partido de la ultraderecha francesa, Frente Nacional, celebrado en Lille (norte francés). De esa cita, el partido de Marine Le Pen salió rebautizado como Agrupación Nacional. Poco después, Bannon se reunía en la ciudad suiza de Zúrich con varias figuras prominentes de Alternativa para Alemania (AfD), el partido de ultraderecha alemán que lidera la oposición en el Bundestag. En ese grupo se encontraba Alice Weidel, co-líder del partido en el Parlamento germano.
En declaraciones al periódico estadounidense The New York Times, Bannon calificaba de “fascinante” la reunión mantenida en Zúrich. “Es interesante, sin duda”, responden a EL ESPAÑOL cuando se pregunta sobre el encuentro a los responsables del Grupo de AfD en el Bundestag. “Bannon es un ingenioso y controvertido líder de opinión que puede ayudar a las fuerzas políticas patrióticas de Europa a presentar públicamente sus ideas”, dice a este periódico Anton Friesen, diputado de AfD en el Parlamento.
Bardají también alaba al otrora asesor estrella de Trump. El responsable de VOX entiende que “la aportación de Steve Bannon al debate político español” puede ser “de un valor incalculable”.
Conquistado por el populismo italiano
Bannon también ha mostrado su interés en reunirse con el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y líderes de otras formaciones nacionalistas y xenófobas o populistas de Europa. Dos ejemplos de este tipo de figuras son Mateo Salvini, líder de la Liga Norte italiana, y Luigi Di Maio, de la formación italiana también anti-establishment Movimiento 5 Estrellas. “Mi sueño es verlos a los dos gobernar juntos”, ha declarado Bannon recientemente al diario italiano La Stampa, aludiendo a Salvini y Di Maio. Su interés por las pasadas elecciones italianas y sus resultados llevaron al otrora estratega de la Casa Blanca a instalarse en Milán temporalmente.
Pero Bannon no va a concentrarse en la política italiana. Su lógica es la de un globalista nacionalista, uno de esos oxímoros políticos posibles en la que parece ser la era de los Trump, Putin, Orbán, Erdogan y compañía. “El hecho de que Bannon haya ido a Europa para tratar de asociarse a esos políticos y esos partidos tiene todo el sentido del mundo para mí, porque él quiere animar al nacionalismo en todos los rincones del planeta”, plantea Green.
El autor de Devil's Bargain ve a Bannon “ansioso” por “seguir siendo relevante”. “Bannon cree que animando a la ultraderecha en Europa puede, si tiene éxito, construir una plataforma que, eventualmente, le lleve de vuelta a Estados Unidos y a Trump”, analiza Green.
No es la primera vez que Bannon se plantea tomar el territorio europeo para sembrar sus mensajes. Tras consumarse la victoria de Trump, se supo de las intenciones de Breitbart de desembarcar en Europa. Ese plan no llegó a tomar forma. Tampoco está claro qué tipo de atención le van a prestar en Europa los partidos de ultraderecha. En Alemania, por ejemplo, aunque reconocen el interés de la figura de Bannon, los hay que prefieren tenerlo a cierta distancia.
En Alemania marcan distancias
“Hay diferencias, por su puesto, entre la muy polarizada opinión pública de Estados Unidos y las democracias europeas, que son más dadas al consenso”, según Friesen, el diputado de AfD en el Bundestag. En este partido conviven tendencias afines al idea de Bannon con otras que no lo son tanto.
A diferencia de lo que puede ocurrir con la Liga Norte italiana o la Agrupación Nacional francesa, en AfD tienen razones para dudar de la conveniencia de dejarse asesorar por Bannon. Ésto es lo que piensa Hajo Funke, politólogo de la Universidad Libre de Berlín. “Una cooperación entre AfD y Steve Bannon hace más daño a AfD que otra cosa”, asegura Funke a EL ESPAÑOL. “Cuanto más radical se presente AfD, menos apoyo va a contar de la población alemana”, mantiene este experto de la extrema derecha germana.
AfD se erigió en las pasadas elecciones generales como tercera fuerza política de Alemania conquistando el voto de millones de electores decepcionados de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) que lidera la canciller Angela Merkel, del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) y hasta de la formación izquierdista de Die Linke.
La influencia de Bannon podría desconecta a AfD de algunos de sus caladeros de votos. Las artes políticas del ex-estratega de Trump pueden ser un arma de doble filo. En términos de Green, asociarse con él, es hacer “un pacto con el diablo”.