En su primer discurso ante la Eurocámara desde su llegada a la presidencia francesa, Emmanuel Macron ha dibujado los grandes principios que a su juicio deben guiar la refundación de la Unión Europea tras el brexit, pero apenas ha aterrizado a la hora de definir propuestas concretas. Sus ambiciosas ideas para fortalecer la eurozona chocan con el rechazo de los países nórdicos, capitaneados por Holanda. Incluso los democristianos alemanes de la CDU, el partido de la canciller Angela Merkel, han criticado esta semana los planes de crear un Fondo Monetario Europeo, un presupuesto de estabilización o un sistema de garantía de depósitos bancarios.
Macron ha preferido no entrar este martes en el combate cuerpo a cuerpo con sus detractores. Se ha limitado a defender que la Unión es el último refugio con el que cuentan los ciudadanos europeos para protegerse del actual desorden mundial, del auge del autoritarismo en Rusia o Turquía o del unilateralismo en Estados Unidos. Para ello es necesario que los Estados miembros abandonen los "egoísmos nacionales" o "la fascinación iliberal", una referencia sin nombrarlos a países como Hungría y Polonia. Y que apuesten por construir una "soberanía europea" en materia económica, comercial o digital. Sólo durante sus dos turnos de réplica, el presidente francés ha dado más claves sobre su proyecto para Europa.
Una UE a varias velocidades
La visión de Macron sobre el futuro de la UE tras el brexit consiste en un núcleo duro de Estados miembros que persiguen la máxima integración, rodeado de una órbita de países más alejados. "Ya hay una Europa a varias velocidades, no nos equivoquemos. Tenemos la Europa del euro o la Europa de Schengen. Para avanzar en Europa es necesario que los más ambiciosos y los más voluntariosos puedan seguir adelante", sostiene el presidente francés. Dos reglas de oro deben regir el funcionamiento de esta Unión a la carta: nadie tiene que ser excluido de la vanguardia, que debe mantenerse siempre como un club abierto; pero los más lentos tampoco deben poder bloquear a los más rápidos.
El motor del núcleo duro de Europa será el eje franco-alemán, ya que sin un acuerdo mínimo entre París y Berlín no puede construirse Europa, sostiene Macron. Contra esta visión se ha rebelado en parte el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, que ha intervenido también en el debate. "No hay que olvidar que Europa no es sólo franco-alemana. Somos 28, mañana 27. Para que el motor pueda funcionar, se necesita también la aportación de los otros. Somos 27, no sólo franceses o alemanes", ha defendido.
Reconstruir el motor franco-alemán para reformar la eurozona
Si hay algo que no funciona ahora en la UE es precisamente este motor franco-alemán. Las expectativas de un rápido acuerdo sobre la reforma de la eurozona entre París y Berlín tras la elección de Macron y el nuevo Gobierno de Gran Coalición de Merkel se han acabado de enfriar en las últimas semanas. Los democristianos de Merkel han publicado este lunes un documento de trabajo en el que rechazan las principales ideas del presidente francés. Se oponen a un presupuesto para la eurozona o a un sistema común de garantía de depósitos bancarios porque temen una transferencia constante de dinero desde Alemania a los países del sur.
Pese a ello, Macron insiste en que estas medidas son necesarias si la UE quiere sobrevivir a la próxima crisis. "Lo que no funciona en la eurozona es que nos hemos dotado de instrumentos de responsabilidad, pero no hemos tomado decisiones equivalentes en materia de solidaridad. No hay ningún espacio monetario del mundo que funcione con las obligaciones de una moneda común y sin una capacidad presupuestaria que permita la inversión, la convergencia y la estabilización en caso de crisis", sostiene. El presidente francés viaja de nuevo a Berlín este jueves para tratar de acercar posturas con Merkel sobre estas cuestiones.
Defensa cerrada del ataque a Siria
La censura de los eurodiputados de izquierdas al ataque del fin de semana a Siria ha enfurecido a Macron. "Los mismos que se indignan ante las imágenes de mujeres y niños muertos por ataques de cloro nos dicen que nos quedemos sentados. ¡No!,¡No!", ha espetado a los más críticos. El presidente francés sostiene que Francia, Estados Unidos y Reino Unido "han intervenido para defender el honor de la comunidad internacional, en un marco legítimo, multilateral, de manera focalizada y sin ninguna víctima humana".
A su juicio, el ataque cuenta con la cobertura de Naciones Unidas, que en diferentes resoluciones ha considerado que el uso de armas químicas constituye una línea roja que justifica una respuesta de la comunidad internacional. No obstante, el propio Macron ha admitido que este ataque "no resuelve nada". Ahora debe continuar el combate contra las armas químicas, el trabajo para mejorar el acceso humanitario en Siria y la búsqueda de una solución política.
Ayudas europeas para los ayuntamientos que acojan a refugiados
Ha sido la propuesta más novedosa que ha lanzado Macron durante su discurso en Estrasburgo. En su opinión, la UE necesita más solidaridad también en materia de política migratoria. Una solidaridad que pasa en primer lugar por llevar a cabo "una inversión europea para proteger las fronteras de la UE y no dejar toda la carga a los países de entrada". No obstante, el presidente francés se ha distanciado de la propuesta de Bruselas de un sistema permanente de cuotas obligatorias para repartir a los refugiados entre los Estados miembros, un plan que rechazan los países del Este. En su lugar, París apuesta por una solución menos polémica; "crear un programa europeo que apoye directamente, financieramente, a los ayuntamientos que acojan e integren a refugiados".
Rechazo a los movimientos independentistas
Aunque sin citarlos directamente, el presidente francés ha vuelto a mostrar su rechazo a los planes de los independentistas catalanes y de cualquier movimiento secesionista que busque desgajar una parte del territorio de un Estado miembro de la UE. "Soy favorable a acompañar las especificidades culturales, la riqueza de nuestra diversidad, pero hay que hacerlo en un marco democrático. Y el marco democrático supone respetar las Constituciones de las que nuestros pueblos se han dotado. Eso puede gustar o no, pero la Constitución no puede trocearse, la soberanía no se divide a menos que el pueblo lo decida", ha dicho Macron en respuesta al eurodiputado del PSOE, Ramón Jáuregui.