Posan delante de una pizarra que tiene, a un lado, la típica mesa del profesor de escuela. Al otro lado, se levanta una estantería con abundantes libros. Pero la mexicana Lina Bembe, la estadounidense Sadie Lune y los británicos Parker Marx y Bishop Black no están en una escuela normal. Lo indica, por ejemplo, que en la estantería descansen varios consoladores. También es una pista que de la pared cuelguen algunos látigos y accesorios para juegos sexuales de dominación.
En realidad, Lina Bembe y compañía son actores porno que posan en calidad de “maestros” de la Sex School, o Escuela del Sexo, una iniciativa que acaba de ver la luz en Berlín. No hay aula sensu stricto para esta escuela. “Tenemos que montar y desmontar el decorado de la escuela en el estudio cada vez que rodamos”, dice Lina Bembe a EL ESPAÑOL. Esta mujer originaria de México D.F. de 35 años forma parte del equipo de responsables de la Sex School. Esta iniciativa busca poner, a través de contenidos audiovisuales, las experiencias de trabajadores sexuales y de la escena del porno alternativo al servicio de la educación sexual.
“Lo que hacemos es tratar determinado tema de educación sexual desde todos los ángulos, ya sean cuestiones de salud sexual, de comunicación en el sexo y, además, lo hacemos visualmente no de forma pornográfica, sino de la forma más realista posible”, explica Bembe. “La educación sexual a la que se puede tener acceso a través de Internet es fácil de encontrar, pero los contenidos no son fáciles de integrar. No es lo mismo leer un manual de sexualidad que presentar un ejemplo de la vida diaria”, añade.
“Muchas veces hay dudas e inseguridades en el sexo y la sexualidad que se plantean directamente en la alcoba. Ahí es donde le ocurre a personas que no saben manifestar qué es lo que quieren o no hacer, donde se preguntan dónde están las fronteras, los límites, o ahí se ven dónde están las fantasías que se han visto en la pornografía”, abunda Bembe. Las lecciones de la Sex School quieren poder responder a este y otros tipos de interrogantes.
Según Bembe, en los manuales oficiales de educación sexual, faltan contenidos, por ejemplo, destinados al colectivo LGBTI o Queer. “No tratamos temas que no se hayan tratado antes. Pero lo hacemos de forma explícita, y, definitivamente, no están destinados al entretenimiento ni a la masturbación”, precisa Bembe.
El proyecto está, de momento, destinado a personas de entre 25 y 35 años. Esto lo explica que sean personas de esas edades las implicadas en la iniciativa. Sin embargo, el colectivo de “escolares” es potencialmente muy amplio. “Si quisiéramos representar el sexo en la tercera edad, traeríamos invitados, algo que hacemos ya con otros actores. Seguramente podamos encontrar a alguien que pueda explicarnos la sexualidad en la tercera edad”, comenta.
Función educativa del porno
En los primeros vídeos que tienen entre manos -destinados a la plataforma Patreon de mecenazgo de Internet- se abordan temas como hacer tríos, salud sexual, encuentros sexuales esporádicos, la importancia de los besos en el sexo y el consentimiento. A través de esos vídeos, actores como Bembe ponen su experiencia al servicio de la educación sexual de quien pague por verlos.
“Como trabajador sexual es parte del trabajo de uno tener claro temas de salud sexual, de comunicación y de prácticas de actos sexuales. La visión que tenemos los trabajadores del sexo es bastante integral”, afirma Bembe. Ella y el equipo de la Sex School conforman un elenco internacional de actores, productores y cineastas que cuenta con una curtida experiencia en la pornografía alternativa. También forma parte de este particular grupo de “docentes” la pedagoga española Marta Rey. En total, los días de rodaje, llega a haber una treintena de personas implicadas en el proyecto.
La pornografía alternativa se compone de aquellas películas para adultos que, conteniendo material sexual explícito, reivindican valores diferentes al porno mayoritario o mainstream. Bembe, al igual que Bishop o la holandesa Poppy Sánchez, quien está detrás de la cámara para grabar “las clases” de la Escuela del Sexo, son nombres conocidos en la corriente de la pornografía alternativa bautizada como porno feminista. Berlín es una de las capitales más importantes del mundo para este porno alternativo.
Un trío sin estereotipos
Los consejos sobre cómo hacer un trío que ofrecen Bembe y compañía son resultado de su experiencia profesional. “En la clase de los tríos hablamos de temas a tener en cuenta en materia de salud sexual, de la importancia del sexo seguro, de la importancia de la comunicación”, dice Bembe. En un ménage à trois, según ella, “está bien hablar y no tratar de estar disfrutando todo el tiempo al cien por cien, porque está bien hacer una pausa, y decir si hay algo que no te está gustando o también preguntar con quien estás si le gusta una cosa u otra”.
Los celos son algo que pueden aparecer cuando tres personas deciden mantener juntos relaciones sexuales. “Si estás en un trío con tu pareja y uno se siente excluido o aparecen los celos, nosotros enseñamos cómo lidiar con esas cosas”, dice Bembe. A saber, “si uno está en un trío, tiene que cuidar de su placer, pero al mismo tiempo tiene que tener un ojo puesto en las otras personas y la suficiente sensibilidad para hacer que todos en el trío lo estén pasando bien”. En esas situaciones de cama, “ese tipo de sentimientos hay que normalizarlos y trabajar con ello y buscar una solución”, según Bembe.
En la Sex School saben que hacer un trío es algo excepcional. Pero hoy día está al alcance de cualquiera que esté interesado de verdad. “No todos los días vas a encontrar personas para hacer algo así. Pero hoy en día ayudan mucho aplicaciones como Tinder, en las que puedes buscar una pareja o a una persona que quiera estar con una pareja. Otra opción muy válida es contratar los servicios de un trabajador sexual”, aclara Bembe.
Educación sexual para diferenciar porno y realidad
Para ella, también hay que derribar estereotipos culturales sobre los ménages à trois. “Para los hombres es muy común tener esa fantasía de estar con dos chicas al mismo tiempo. Pero no, porque un trío es una cosa entre iguales. Dos mujeres no van a estar ahí para cumplir las fantasías del hombre”, explica la 'docente' de la Escuela del Sexo de Berlín.
Bembe conviene en afirmar que este tipo de fantasías existen por la influencia del porno. Porque, guste o no, el acceso a material pornográfico a través de Internet puede ser capaz de influir sobre el comportamiento sexual de las personas. De ahí, por ejemplo, que Nacho Vidal, estrella española de cine porno, manifestara a EL ESPAÑOL recientemente que le “daba miedo” ver a jóvenes diciéndole “¡Mira Nacho, yo le hago a mi novia lo mismo que le haces tú a las tías!” aludiendo sus escenas de sexo explícito en las que se sometía a mujeres.
“Sin educación sexual, la gente cree que hay cosas que se ven en el porno que son realidad. Pero en el buen porno, las prácticas que se ven son consensuadas. En toda la pornografía ética, los actos sexuales extremos son consensuados y previamente pactados, los actores hablan de antemano de cuáles son los límites”, comenta Bembe al respecto. “En esto, la culpa no es de Nacho Vidal, es de la gente que practican sexo desde una perspectiva misógina”, añade.
Su Sex School promete dejar ver cómo es el proceso creación de sus grabaciones didácticas. En un futuro, no descartan dirigirse a instituciones públicas para recibir apoyos. Pero, por ahora, Bembe y compañía prefieren no adelantar acontecimientos. “Todavía estamos en una fase inicial del proyecto”, concluye la co-responsable de la Sex School.