Bruselas

"La Eurocumbre volverá a abordar estos asuntos en diciembre de 2018", aseguran los jefes de Estado y de Gobierno de la UE en las conclusiones sobre la reforma de la eurozona que se aprueban este viernes. El Consejo Europeo de junio se había presentado como el momento decisivo para corregir los defectos estructurales de la eurozona, que estuvieron a punto de destruirla durante la Gran Recesión. La última oportunidad de reforzarla para que sea capaz de resistir a la próxima crisis. Pero los líderes europeos han vuelto a aplazar por enésima vez la toma de decisiones ante la imposibilidad de alcanzar ningún acuerdo de entidad.

Esta vez ni siquiera ha servido como aglutinante el acuerdo alcanzado el 19 de junio entre la canciller Angela Merkel y el presidente francés, Emmanuel Macron, para crear un presupuesto de la eurozona, una de las piezas centrales que faltan en la estructura de la moneda única. Berlín y París representan las posiciones antagónicas en el debate, por lo que normalmente un pacto entre los dos arrastra al resto de Estados miembros. Pero en esta ocasión no ha sido así. Pese a que se trata de un compromiso de mínimos que no resuelve los problemas de la eurozona, pese a que la cautela de la canciller se ha impuesto a la ambición de Macron, los países del Norte, liderados por Holanda, se han revelado contra Merkel.  

"Por lo que se refiere al presupuesto de la eurozona, la auténtica cuestión es qué problema resuelve esto. Para nosotros no está nada claro y no lo apoyamos", dijo el ministro holandés de Finanzas, Wopke Hoekstra, en la última reunión preparatoria del Eurogrupo. En su revuelta contra el acuerdo entre Francia y Alemania, Holanda ha reclutado el apoyo de otros 11 países (Bélgica, Luxemburgo, Austria, Suecia, Dinamarca, Finlandia, Letonia, Lituania, Estonia, Irlanda y Malta). Juntos enviaron una carta de protesta al presidente del Eurogrupo, el portugués Mário Centeno. Rechazan cualquier medida que signifique una transferencia fiscal del norte al sur y defienden la disciplina fiscal en cada uno de los Estados miembros como única receta anticrisis.

En contraste, el nuevo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, apoya con entusiasmo el acuerdo francoalemán y lo considera "muy importante" para reforzar la eurozona. "España ha hecho muchos esfuerzos, ha hecho sus deberes con el sudor de los ciudadanos, y ahora toca avanzar hacia más solidaridad y compartir más riesgos", explican fuentes de la delegación española.

El resultado de estas diferencias irreconciliables entre el Norte y el Sur es que el borrador de conclusiones de la cumbre sobre la reforma del euro apenas suma cuatro párrafos y ni siquiera menciona el presupuesto pactado por Merkel y Macron. En lugar de dar fe de los acuerdos alcanzados, prácticamente se limita a enumerar los problemas pendientes para la siguiente cita de diciembre de 2018.

La garantía de depósitos, aplazada 

Los  líderes europeos siguen sin fijar ningún plazo para la creación de un sistema europeo de garantía de depósitos (EDIS, por sus siglas en inglés), el tercer pilar de la unión bancaria. Con el EDIS, los ahorros de los europeos hasta 100.000 euros por cuenta gozarían del mismo nivel de protección, independientemente del país en el que se encuentre su banco. Se evitarán así fugas de capitales como las ocurridas en España durante la crisis de 2012 o en Grecia en 2015, y por eso es prioritario para el Gobierno de Sánchez. Berlín lo bloquea porque teme acabar pagando la factura de los agujeros en los bancos del resto de países de la eurozona. Es decir, que sea una mutualización por la puerta de atrás.

En las conclusiones de la cumbre, se pide al Eurogrupo "trabajar en una Hoja de Ruta para empezar las negociaciones políticas sobre el EDIS", en línea con el pacto alcanzado por Merkel y Macron. Sin embargo, existe ya una propuesta legislativa de Bruselas sobre la mesa desde noviembre de 2015. El hecho de que no se fije ningún plazo equivale prácticamente a enterrar esta propuesta. La prioridad para la UE sigue siendo reducir el volumen de créditos morosos, como piden los países del Norte.

El fondo de rescate se reforzará... en diciembre

Uno de los pocos puntos en los que se perfilaba en los últimos meses un principio de acuerdo entre las capitales era el refuerzo del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), el fondo de rescate de la UE que tiene una potencia de fuego de hasta 500.000 millones de euros. En París y Berlín se habló incluso de rebautizarlo como Fondo Monetario Europeo, una idea que ya se ha abandonado. Pero la forma concreta que adoptará este fortalecimiento se aplaza también hasta diciembre. 

Los líderes europeos coinciden en que en el futuro el MEDE otorgue con más facilidad líneas de crédito preventivas a aquellos países que sufran una crisis de liquidez, para no tener que recurrir a un rescate completo. También hay consenso en que el MEDE se convierta en avalista del Fondo Único de Resolución, que estará dotado con 55.000 millones de euros y cuya función es financiar las liquidaciones de bancos. Pero siguen sin definirse las condiciones o la fecha en la que estará disponible esta red de seguridad. La respuesta... quizá en la cumbre de diciembre.

¿Qué pasa con el presupuesto?

Ni el presupuesto de la eurozona que piden París y Berlín ni las quitas a la deuda pública que plantean como alternativa Holanda y sus aliados figuran explícitamente en las conclusiones de la Eurocumbre. Pero sí aparecen en la carta que ha enviado a los líderes europeos el presidente del Eurogrupo, que considera que se trata de los dos asuntos más polémicos y divisivos. Ninguno de los dos han sido enterrados definitivamente sino que seguirán discutiéndose de aquí a diciembre.

"Sigue habiendo diferencias de opinión sobre la necesidad y los posibles rasgos de un presupuesto de la eurozona para la competitividad, la convergencia y la estabilización", asegura Centeno en su misiva. Las dos ideas que se mantienen sobre la mesa son el minifondo de estabilización de inversiones de 30.000 millones que acaba de proponer la Comisión; y la creación de un seguro de desempleo europeo, una propuesta que gusta mucho al Gobierno español.

En cuanto a la idea de Alemania y Holanda de que sean los inversores en deuda pública los primeros que asuman pérdidas en caso de crisis, antes de cualquier rescate, el presidente del Eurogrupo señala que se trata de una de las propuestas "más sensibles". "Algunos Estados miembros han expresado su inquietud sobre el impacto en los mercados de este enfoque", escribe Centeno. Esta propuesta era hasta ahora una "línea roja" tanto para Francia como para España, que temen que acelera el contagio en caso de turbulencias.