Bruselas

La evolución de los salarios es el indicador clave que ha observado el Banco Central Europeo (BCE) para medir el éxito de su política monetaria tras la crisis. Durante los primeros años de la recuperación, los salarios registraron encefalograma plano: la recuperación económica no llegaba al poder adquisitivo de los trabajadores por el alto nivel de paro. En los últimos meses, la situación empieza a cambiar: las subidas salariales cobran fuerza en la eurozona y contribuyen a sostener la inflación en torno al objetivo del 2%. El presidente del BCE, Mario Draghi, clama victoria.

"Se espera que la inflación subyacente siga aumentando en los próximos meses ya que el endurecimiento de las condiciones del mercado laboral impulsa el crecimiento de los salarios. Por ejemplo, el crecimiento anual de los salarios negociados en la eurozona aumentó del 1,5% en 2017 al 1,7% en el primer trimestre de 2018 y el 2,2% en el segundo trimestre", ha celebrado Draghi en una comparecencia este lunes ante la comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara.

Sin embargo, la cifra citada por el banquero italiano oculta importantes disparidades entre los Estados miembros. Mientras que los salarios crecieron un 11,7% en Letonia, la subida fue muy limitada en Luxemburgo (0,6%), España (0,7%) o Países Bajos (0,9%), según los datos de Eurostat.

El BCE espera que el crecimiento continúe pese al aumento de ciertos riesgos

El BCE cree que el despegue en el crecimiento salarial continuará en los próximos meses, ya que los acuerdos salariales a menudo duran dos o más años. Este es uno de los factores que sostiene una "subida vigorosa" de la inflación subyacente en la eurozona -la que excluye los factores más volátiles, los alimentos y la energía. Una inflación subyacente que alcanzará el 1,8% en 2020. La inflación general se mantendrá hasta 2020 en el 1,7%, todavía por debajo de la meta del 2% del BCE.

El optimismo de Draghi sobre los salarios y la inflación ha disparado la cotización del euro frente al dólar. El banquero italiano resalta que la economía de la eurozona sigue viviendo una expansión sólida, aunque admite un aumento de los riesgos derivados del auge del proteccionismo en Estados Unidos, la crisis de Argentina y Turquía o la volatilidad en los mercados. De hecho, el BCE acaba de revisar a la baja sus previsiones de crecimiento para este año (2% en lugar del 2,1% calculado en junio) y el que viene (1,8% en lugar de 1,9%).

Un aviso para Italia

Pese a ello, Draghi está decidido a seguir adelante con la retirada del arsenal de estímulos monetarios desplegados para combatir la crisis. El BCE reducirá a partir de octubre el volumen de su programa de compra de deuda de 30.000 a 15.000 millones de euros mensuales. La adquisición de bonos terminará definitivamente en diciembre. Y la primera subida de tipos de interés podría llegar en verano de 2019.

Durante su comparecencia ante la Eurocámara, Draghi ha querido lanzar un aviso al Gobierno populista de Italia, que ultima la elaboración de sus primeros Presupuestos para el año 2019. El presidente del BCE asegura que los diferentes anuncios de políticos del Movimiento 5 Estrellas y de La Liga de que piensan saltarse las reglas presupuestarias de la UE ya han tenido un coste para la economía italiana en forma de subidas de tipos.

"Las palabras han provocado efectivamente daños", ha asegurado el banquero italiano. En concreto, desde abril los bancos han aumentado en 20 puntos básicos los intereses que piden para créditos particulares o a pymes, mientras que los préstamos a las grandes empresas se han encarecido 64 puntos, según sus datos. Las entidades además han endurecido sus cláusulas y sus exigencias de garantías.

En esta parte de su discurso, Draghi, que siempre habla en inglés, la lengua de los banqueros centrales, se ha pasado al italiano: quiere que su mensaje llegue tanto al Gobierno como a la opinión pública de su país.

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