Theresa May es la única participante en el Consejo Europeo sobre el brexit que no se muestra triste este domingo lluvioso y frío en Bruselas. "Estoy llena de optimismo", ha asegurado en rueda de prensa tras sellar los papeles de divorcio con los líderes de los otros 27 Estados miembros. Entiende que sus socios comunitarios se muestren consternados por la marcha de Reino Unido, pero asegura que a su país le espera un "futuro brillante" fuera de la UE. Es su manera de empezar la campaña para vender el acuerdo del brexit al Parlamento británico, donde de momento no cuenta con votos suficientes para sacarlo adelante.
Sobre su enfrentamiento de última hora con Pedro Sánchez a propósito de Gibraltar, que a punto estuvo de hacer descarrilar el acuerdo del brexit, la primera ministra británica no ha cedido ni un ápice: "Estoy orgullosa de que Gibraltar sea británico y su estatus constitucional no cambiará", ha sentenciado May. El presidente del Gobierno habló ayer de negociar con Londres la cosoberanía del Peñón, pero este domingo ya no se ha atrevido a mencionarla, pese a que ha prometido resolver "un conflicto de 300 años".
"Que nadie lo dude: para la relación futura (con la UE), Reino Unido negociará en nombre de toda la familia, incluyendo Gibraltar", ha subrayado May. Un recado dirigido a Sánchez, que sostiene que ha logrado excluir al Peñón de la negociación general sobre las relaciones futuras entre la UE y Londres.
No aclara si dimitirá en caso de perder la votación
La primera ministra ha dedicado su rueda de prensa a defender las bondades del acuerdo del brexit. No sólo pone fin a la libre circulación de europeos, a los pagos masivos al presupuesto de la UE o a la jurisdicción del Tribunal de Justicia de la UE (TJUE), sino que además mantiene los aspectos positivos de la relación con Bruselas, como la cooperación en materia de seguridad o las relaciones comerciales.
"No aprobar este acuerdo nos llevaría a más división e incertidumbre. Es el momento de que Reino Unido avance. Tenemos el mejor acuerdo disponible. Es el único acuerdo posible", ha repetido incansable May cada vez que se le interrogaba sobre si aún hay tiempo para renegociar el pacto del brexit en caso de que el Parlamento británico lo rechace. La votación se producirá antes de Navidades.
Pese a que se le ha preguntado media decena de veces, la primera ministra británica tampoco ha querido aclarar si dimitirá en caso de derrota. "Esto no va sobre mi, mi prioridad en las próximas semanas es defender este acuerdo", se limita a señalar. Lo único que deja claro es que, si depende de ella, nunca habrá un segundo referéndum sobre el brexit.
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