"A menudo es más rápido elegir al papa que cubrir estos puestos", bromeaba el primer ministro irlandés, Leo Varadkar. En el Consejo Europeo de verano celebrado en Bruselas no ha habido fumata blanca: las piezas del puzzle todavía no encajan. Los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintiocho han fracasado en su primer intento de llegar a un acuerdo sobre el reparto de poder en la UE para la próxima legislatura. Lo volverán a intentar en una cumbre extraordinaria convocada con carácter urgente para el domingo 30 de junio, justo antes de la sesión inaugural de la Eurocámara.
"No ha habido mayoría a favor de ningún candidato", ha confesado el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en una rueda de prensa a las dos de la madrugada, tras toda una jornada de contactos fallidos. "Necesitamos más tiempo para discutir todo el paisaje. Hoy es muy pronto para prejuzgar nombres y cargos", ha agregado.
Están en juego cinco puestos: las presidencias de la Comisión, el Consejo, la Eurocámara y el BCE y la jefatura de la diplomacia comunitaria. Los líderes quieren "un paquete que refleje la diversidad de la UE", según ha dicho el presidente del Consejo Europeo. Tusk hará una nueva ronda de consultas para preparar la decisión del 30 de junio.
La cumbre ha servido para escenificar el ascenso de Sánchez al directorio de la Unión Europea. Su cotización se ha disparado gracias a sus victorias el 28-A y el 26-M, que le han convertido en referente y portavoz de los socialistas europeos. Además, la salida de Reino Unido y el desapego de los Gobiernos euroescépticos de Italia o Polonia convierten a España en una pieza imprescindible en la UE.
Sánchez, protagonista de las negociaciones
El presidente del Gobierno ha jugado un papel clave en las negociaciones y ha participado en todas las reuniones decisivas de la jornada. Entre ellas, un encuentro ultrarrestringido con el presidente francés Emmanuel Macron, la canciller Angela Merkel y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Nunca antes se había visto a un presidente español ejercer un papel tan protagonista en Bruselas. Paradójicamente, ha dejado la reunión sin querer hacer declaraciones a la prensa.
En todo caso, el activismo del presidente del Gobierno no se ha traducido de momento en resultados. Sánchez ha cerrado una alianza con Macron con el objetivo de desbancar al Partido Popular Europeo de la presidencia de la Comisión, un cargo que los conservadores monopolizan desde hace 15 años. Pero Merkel ha resistido el embate y se ha enrocado en defensa de su candidato, el alemán Manfred Weber. Un candidato desconocido y sin carisma que jamás ha tenido ningún cargo ejecutivo y que ha desarrollado casi toda su carrera en la Eurocámara.
Pero ni siquiera en el Parlamento Europeo Weber ha logrado reunir suficientes apoyos. A primera hora de la mañana, socialistas, liberales y verdes le han pedido que se retire. "No hay mayoría a favor de la candidatura del señor Weber", ha dicho Dacian Ciolos, líder de Renovar Europea, el grupo en el que están La República en Marcha de Macron y también Ciudadanos. Los socialistas, entre ellos Sánchez, apoyan al holandés Frans Timmermans, mientras que la candidata de los liberales es la danesa Margrethe Vestager.
Sin embargo, Merkel y el PPE han cerrado filas con Weber. Alegan que el alemán hizo campaña como candidato a suceder a Jean-Claude Juncker al frente de la Comisión antes del 26-M y que le corresponde el puesto porque los populares ganaron los comicios. Es el sistema de los Spitzenkandidaten (por su denominación en alemán), que la Eurocámara se inventó en 2014 para tratar de reforzar la participación y la legitimidad democrática del Ejecutivo comunitario. Un mecanismo que Macron rechaza porque considera que arrebata a los líderes europeos su potestad de designar al candidato.
"En las elecciones europeas del mes pasado, los ciudadanos europeos convirtieron de nuevo al PPE en el grupo más grande de la Eurocámara. Esto es una validación del sistema de los Spitzenkandidaten, que sitúa a los ciudadanos en el corazón de la democracia europea. Tenemos la obligación de respetar sus votos y apoyar que Manfred Weber se convierta en el próximo presidente de la Comisión", han dicho los líderes populares en un comunicado conjunto.
Weber, Timmermans y Vestager, ¿descartados a la vez?
En la rueda de prensa final, Merkel ha empezado a recular y asume que en los próximos días podría tener que dejar caer definitivamente a Weber. "Los liberales y los socialistas han dicho que no pueden apoyar a Manfred Weber y nosotros, el PPE, hemos dicho lo contrario, así que no se ha logrado ninguna mayoría", ha admitido la canciller.
Por su parte, Macron ya da por muertos a los candidatos de las tres familias políticas: no sólo a Weber, sino también a Timmermans y Vestager. "Los tres nombres han sido testados por Donald Tusk y ha considerado que no había mayoría para ninguno de los tres nombres", ha asegurado. Los Spitzenkandidaten han quedado completamente enterrados.
A juicio de Macron, la cumbre no ha sido un fracaso sino una "etapa necesaria teniendo en cuenta el nivel de crispación que se había alcanzado por la obsesión de esta organización partidista que no se corresponde con la realidad democrática europea". "El proceso estaba bloqueado porque las familias políticas se consideraban deudoras de estos acuerdos iniciales que hoy se han levantado", asegura Macron.
El presidente francés pide "relanzar el proceso" y poner sobre la mesa nombres de nuevos candidatos de aquí al 30 de junio. "Debemos tener un equipo que respete una serie de equilibrios (hombres y mujeres, geográficos) y que tenga las competencias necesarias para cumplir estas misiones", ha reclamado Macron, que ha evitado poner ningún nombre nuevo sobre la mesa.
¿Es el fracaso de la cumbre el resultado de las desavenencias entre Macron y Merkel? El presidente francés lo niega. "No tengo nada contra un candidato alemán. Ya lo he dicho y no era una boutade: si la canciller hubiera sido candidata, yo la habría apoyado porque creo que ella tiene las cualidades y las competencias para ser una buena presidenta de la Comisión. Ese no es su deseo y yo lo respeto profundamente", ha alegado Macron.