La evolución en las últimas horas de la detención y liberación de Carola Rackete, la capitana alemana del barco Sea Watch 3, de la homónima ONG, está poniendo de manifiesto que el Gobierno italiano no tiene una línea clara y definida en materia de migraciones, más allá de la propaganda de su ministro de Interior y líder de la Liga, Matteo Salvini. Es más, el principal socio de Gobierno, el Movimiento 5 Estrellas del ministro de Trabajo, Luigi Di Maio; está poniendo en entredicho la voz única del Ejecutivo invitando a Sea Watch a que este miércoles intervenga en la Cámara de los Diputados italiana.
Las contradicciones se suman si, además, se considera que mientras Salvini le hace la vida imposible a la ONG alemana para que ésta no entre en Lampedusa (Sicilia), la Guardia Costera italiana opera en el Mediterráneo Central salvando la vida de decenas de migrantes. Se liberó a Carola Rackete mientras Italia demostraba no tener, ni siquiera a corto plazo, ningún tipo de estrategia unívoca de cara a las migraciones.
Italia se está saltando el derecho internacional siguiendo el antojo de Matteo Salvini, que está instrumentalizando el caso Sea Watch para desafiar a la UE mediante un pulso. El barco, perteneciente a una ONG alemana y con bandera holandesa; está creando cierta tensión entre Roma, Berlín y Ámsterdam en relación a Sea Watch. "Italia no es un país indigno", pero el comportamiento de su ministro del Interior, Matteo Salvini "es inaceptable", asegura la portavoz del Gobierno francés, Sibeth Ndiyaye y "no está a la altura lo cómo tendría que ser". El líder de la Liga ha tenido ocasión de responder haciendo uso de su habitual lectura soberanista: "¿Que mi comportamiento en materia de inmigración es inaceptable? El Gobierno francés debería dejar de insultar y empezar a abrir los puertos, porque los italianos ya han acogido lo suficiente".
Por lo pronto, pase lo que pase tanto con Rackete como con su buque, la ONG alemana declara tener lista otra embarcación para la búsqueda y salvamento de migrantes frene a las costas de Libia, tal como ya ha vuelto a hacer la española Open Arms en los últimos días, justo cuando el momento de la detención de Carola Rackete en Lampedusa. "Seguiremos actuando de manera que se respeten los derechos humanos en el Mediterráneo, si fuera necesario incluso con un nuevo barco siempre que el Sea Watch 3 siga estando secuestrado", ha afirmado uno de sus responsables, Ruben Neugebauer, en una rueda de prensa organizada por la ONG alemana en Berlín.
Todo el caso Sea Watch empezó la semana pasada, cuando el barco Sea Watch 3 llevaba más de 15 días a la deriva con 42 migrantes a bordo que habían sido rescatados por la propia ONG alemana frente a las costas de Libia, en África. Durante varios días, el buque de bandera holandesa permaneció en el límite del mar territorial italiano, a unas 15 millas marítimas, ya en aguas internacionales.
Pero llegó un momento que, según relata la propia capitana estos días en los juzgados italianos y como ya hizo a través de las redes sociales hace unos días, la situación empezaba, según ella, a ser insostenible desde el punto de vista tanto humanitario como sobre todo sanitario. Por eso, infringiendo el nuevo decreto ley italiano que impide la llegada a puerto de cualquier embarcación sin autorización expresa; Rackete decidió atracar en el puerto siciliano de Lampedusa en contra de la orden de las fuerzas armadas transalpinas. Por esta razón, este fin de semana la capitana del buque Sea Watch 3 fue detenida mediante arrestos domiciliarios. Según se lee en los medios de comunicación italianos, Rackete podría arriesgar una multa de hasta 50.000 euros.
La ONG española Open Arms, sin embargo, deja también en evidencia las contradicciones del contenido migratorio defendido por Matteo Salvini, ya que la organización no gubernamental ya está colaborando con la Guardia Costera italiana en el Mediterráneo Central para encontrar y rescatar a migrantes y refugiados en el antiguo Mare Nostrum a pesar del revuelo del caso Sea Watch. Así ha ocurrido por ejemplo este fin de semana, donde 55 personas –entre ellas también 4 niños y 3 mujeres embarazadas– que se encontraban en un barco de madera procedente de Libia, fueron salvadas por la Guardia Costera italiana gracias al aviso de Open Arms.