El líder de la soberanista Liga, Matteo Salvini, anda de capa caída. Ante la ausencia de elecciones anticipadas y al alba de un nuevo Gobierno entre el Movimiento 5 Estrellas (M5E) y los socialistas del Partido Democrático (PD), liderado de nuevo por el primer ministro Giuseppe Conte; Salvini, poco a poco, tendrá que perder cierta cuota de su poder. Ya no podrá ejercer su campaña electoral permanente desde el Gobierno, sino como un líder cualquiera de la oposición.
A veces, sigue añorando la experiencia "revolucionaria" con el M5E. La Unión Europea y los Estados Unidos, mientras tanto, ven con buenos ojos un bis de Giuseppe Conte. El líder de la Liga, quien pensó que el arma de la propaganda era más que suficiente para hacerse definitivamente con la política italiana, no pudo calcular que su socio de mayoría, el M5E, podía mirar hacia la izquierda. Tras la votación electrónica interna de el martes por parte de los miembros del M5E para avalar el nuevo Gobierno de Conte; todos está listo para evitar que el milanés gobierne Italia. El de Salvini, así pues, ha sido un auténtico tiro por la culata.
"Para mí es frustrante ver el presidente del Gobierno de mi país que toma el café con la canciller alemana pidiéndole consejos acerca de cómo frenar a la Liga y de cómo ayudar al Movimiento 5 Estrellas", dice Matteo Salvini, quien asegura que "la coalición de centro-derecha es la clara mayoría del país".
Obviando el juego democrático transalpino, para el milanés habría que ir "enseguida" a las urnas porque "en democracia la palabra la tiene el pueblo". En relación a la idea de pasar a la oposición, asegura que "no está preocupado" y ante la posibilidad de un segundo Gobierno de Giuseppe Conte está convencido de que "el PD y el M5E duraran muy poco juntos".
Salvini está un poco más solo también a nivel internacional, ya que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha augurado en los últimos días que Giuseppe Conte "siga siendo primer ministro italiano". Tras la crisis desatada este verano por Salvini, la Liga está perdiendo algunos puntos en los sondeos, por el momento pocos significativos. Salvini, por ahora, seguirá esperando su turno, pacientemente. Bien es cierto que la Liga es el principal partido de Italia, pero habrá que ver en qué medida el no estar en el Ejecutivo podría favorecer a un Salvini en campaña permanente ahora fuera de su rol de ministro del Interior.
¿Autogol o conjura en su contra?
La salida del líder de la Liga Norte del Ejecutivo transalpino puede leerse tanto el clave de autogol como de conjura contra él. Lo cierto es que ha sido el propio Salvini quien ha arrancado su epílogo al retirar el apoyo a Conte tras 14 meses de Gobierno con el M5E de Di Maio. Pero para este suicidio político hicieron falta algunos colaboradores necesarios.
Una vez dinamitada la extraña coalición con los grillinos, Conte, al dimitir, le puso en bandeja al presidente de la República, Sergio Mattarella, que el M5E buscara otro aliado. La decisión de Mattarella de dar una segunda oportunidad a Conte, no obstante, ha sido de carácter institucional. La Constitución italiana obliga al jefe del Estado buscar otros premier antes de adelantar unas elecciones.
Así pues, el PD de Nicola Zingaretti –secretario general– y de Matteo Renzi –ex primer ministro– está cada vez más cerca de aceptar, a regañadientes, un Ejecutivo conjunto con el M5E: "No me apetece nada, al igual que al Movimiento 5 Estrellas", dijo Matteo Renzi, quien añadió: "No puedo olvidar los insultos recibidos. Pero se trata de una unión entre adversarios por el bien de Italia". Muchos analistas políticos del país dudan que el nuevo Gobierno dure hasta el final de la legislatura en 2023. Pero si el M5E y el PD aguantaran lo máximo posible, podrían provocar el desgaste necesario para rebajar el auge exponencial de la Liga en Italia. Más tiempo gobernarán juntos, más se retrasarían unas elecciones anticipadas con un Salvini triunfador. Por eso, el líder soberanista no va a desaparecer en absoluto de la política italiana.
Se trata de una unión entre adversarios por el bien de Italia
El principio del fin –por ahora, sólo momentáneo– de Matteo Salvini empezó a mediados de agosto, cuando decidió retirar el apoyo político a su propio Gobierno, liderado por Giuseppe Conte, resultado de la anómala unión entre los grillinos del Movimiento 5 Estrellas y los soberanistas de la Liga.
Tomando como gancho el "no" del M5E a la realización del AVE entre Turín y Lyon; Salvini, aun siendo socio minoritario del Ejecutivo, consideró que había llegado su momento para capitalizar el 36% que hace un mes la Liga tenía en las encuestas. Pero Italia, sin embargo, es una república parlamentaria, de modo que el jefe del Estado, Sergio Mattarella, está obligado a encontrar nuevos Gobiernos alternativos antes de disolver las Cámaras. Una vez que Conte presentó sus dimisiones, Mattarella tras sus rondas de consultas encargó de nuevo al actual premier la formación de un nuevo Ejecutivo. A partir de ahí, el Movimiento 5 Estrellas empezó a mirar a los socialistas del PD –a priori, unos aliados más naturales si no fuera por la eterna rivalidad entre ambos– con el objetivo de brindarle a Italia un Gobierno más estable, también de cara a la Unión Europea.
Atendiendo a los últimos sondeos publicados por la cadena privada La 7; la soberanista Liga de Salvini ha perdido más del 4% de los apoyos en el último mes. Si hubiera elecciones generales la formación soberanista sería el primer partido del país con el 33,6% de los votos. Le seguirían por detrás tanto el M5E como el PD, ambos alrededor del 21%. Si Salvini se uniera a los soberanistas de Hermanos de Italia de Giorgia Meloni (6,9%) y a los moderados de Forza Italia del ex primer ministro Silvio Berlusconi (6,2%); la coalición de derecha rozaría la mayoría absoluta. Pero por el momento no hay aires de elecciones y, según las encuestas, más de la mitad de los electores del M5E y del PD considera algo "positivo" el nuevo Gobierno. A lo largo de este miércoles, Giuseppe Conte es posible que se reúna con el presidente Mattarella.